Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
Qué bonita misa de cuerpo presente le organizó el PAN a sus aspiraciones de ganar las elecciones intermedias de junio próximo.
Allí estuvieron todos impávidos y estupefactos: los Rodríguez Regordosa, los Micalco, los Aguilar Coronado, las Ana Teresa Aranda, los Eduardo Rivera, los Mario Riestra, los Jesús Zaldivar, los Valencia Ávila.
Nadie pudo detener a Genoveva Huerta, la verdugo que ejecutó al panismo de la aldea.
La sesión del Consejo Político Estatal del PAN del pasado domingo fue el funeral para las amplias posibilidades que el albiazul tenía para recuperar un poco de lo mucho perdido en las elecciones del 2018 cuando fueron devastados por el tsunami de Andrés Manuel López Obrador.
Con un amargado sabor de boca y con un ánimo pesimista, los consejeros estatales del Acción Nacional en Puebla fueron testigos de cómo los Moreno Valle le siguen jodiendo la vida a los panistas en la aldea.
Ahora más que nunca a todo el panismo les quedó claro que Huerta Villegas fue, es y será el último gran error de Martha Erika Alonso.
Y es que el PAN en Puebla se convirtió en una de esas familias que tienen que aparentar ante la sociedad que son perfectas, pero que adentro de sus casas hay infidelidades, violencia y nadie se tolera.
No hay una sola persona que compre la teoría de la unidad al interior de Acción Nacional.
Huerta Villegas hizo trizas al partido albiazul, que después de la muerte del siniestro Rafael Moreno Valle tuvo la oportunidad de reinventarse, pero terminó por colapsar gracias a las ambiciones desmedidas de su lideresa estatal.
¿Por qué “La Jefa Geno” odia tanto al PAN?
Tal vez fue desde sus primeros años en las filas del partido azul cuando jamás obtuvo una oportunidad mientras el Yunque dominaba al instituto en el estado.
O pudo ser cuando Eukid Castañón fue su padrino político y después su titiritero hasta que el dinero los separó.
Quizá fue cuando ya como presidenta del CDE panista y tras la muerte de los Moreno Valle, Pablo Rodríguez Regordosa intentó quitarle el control del partido u dejarla como una figura de ornato al frente del partido.
También pudo ocurrir cuando fracasó en su intento de descarrilar a Eduardo Rivera de la candidatura a la alcaldía de Puebla.
Ver: “Ustedes no saben ganar elecciones”
A ciencia cierta nadie sabe las razones por las que la lideresa panista se aferra a conspirar en contra de su propio partido.
¿Ganar perdiendo?
¿Negociación para eludir a la justicia?
Lo cierto es que Genoveva Huerta está conduciendo al PAN a una derrota inminente en los comicios del 6 de junio que renovarán los 217 ayuntamientos del estado y las 41 curules del Congreso local.
Más allá de las incomprensibles postulaciones del nefasto Raymundo Cuatli, al gobierno municipal de San Andrés Cholula; de Jacobo Aguilar, en Tehuacán; de Paola Angón, en San Pedro Cholula; o de Jesús Giles, en Santa Clara Ocoyucan, todos ellos señalados por algún escándalo, ya sea por ser barbosistas, desconocidos o tener títulos patitos.
O que “La Jefa Geno” se agandalló más de 20 espacios para sus incondicionales en las regidurías y la lista plurinominal del PAN al Congreso del estado como los casos de su “asesor estrella” Eduardo Alcántara y su hermano Sergio Alcántara Montiel; o la nominación de su cuñado Kevin Vargas, o los espacios concedidos a las morenovallistas Verónica Sobrado, Antonio Vázquez o Rocío Aguilar Nava.
Lo que realmente enciende los focos rojos en el panismo local es el tufo a huachicol que dejó la designación de Patricia Valencia Ávila, hermana de Vicente y Rafael Ávila, ex alcaldes prófugos de Venustiano Carranza, acusados de delincuencia organizada, en la segunda diputación pluri del PAN.
Son varias las versiones que corren en la zona de Xicotepec y en toda la Sierra Norte que aseguran que Genoveva Huerta tuvo cinco millones de razones para impulsar a la hermana de los presuntos huachicoleros que salieron de las filas del PRI, pero que Moreno Valle les abrió las puertas del PAN.
Para nadie es un secreto que desde el inicio de su gestión al frente del Comité Estatal del PAN, el Cártel de los Valencia Ávila se convirtieron en los grandes financiadores del proyecto de Genoveva Huerta, pues desde el Ayuntamiento de Venustiano Carranza salían casi todos los recursos para la promoción, organización y para los medios de comunicación afines a la lideresa y opositores del gobernador Barbosa.
Sin ningún pudor, aseguran fuentes extraoficiales, Huerta Villegas se dejó manchar del black money de la familia Valencia.
Lo que no sueña lógico, suena metálico.
Ahora ya no sólo son los espacios pluris y las posiciones en los Ayuntamientos, Genoveva Huerta se irá a la Ciudad de México con los bolsillos llenos para supervivir otros 3 años, aunque en el camino condene al PAN a la muerte.
Cinco millones de razones más las que se acumulen de aquí al inicio de las campañas.
Eso sí, si Lalo Rivera logra recuperar la alcaldía de Puebla no dude que Genoveva Huerta va a ser la primera en asumir como la madre de la victoria.
De ese tamaño es el cinismo de la lideresa estatal del PAN.
Pobre PAN: puso ser, pero una Geno se les cruzó en el camino.
Ver: Genoveva Huerta cuela a aviadora de la SEP en la planilla de Lalo Rivera