Por: Tonatiuh Maximiliano / @reporteroguapo
Era abril de 2017 y casi nadie podía imaginar un escenario como el que este martes se vivió en el Cinépolis de Bulevar 5 de Mayo. En aquel entonces, la fortuna se tornaba sombría para Eduardo Rivera Pérez, cuyo nombre apareció en los diarios de circulación nacional con el encabezado: «Inhabilitan a exedil de Puebla».
33 votos en contra, de legisladores que hoy se dicen sus aliados, vaticinaban un exilio, quizás una persecución, en todo caso una advertencia. Pues el destino parecía sellado para Eduardo Rivera Pérez, quien no sólo vislumbraba truncado su sueño de ser candidato al gobierno del estado sino que incluso se colocaba en la antesala de un proceso judicial por el presunto desvío de más de 300 millones de pesos.
Mas la política, como rueda de la fortuna similar a la que todavía no gira en la zona de Angelópolis, tenía preparada una serie de acontecimientos que se fueron alineando para llegar al punto en el que hoy nos encontramos, o se encuentra más bien el susodicho Eduardo Rivera.
El primero de todos ellos fue el arrastre avasallador de Andrés Manuel López, que obligó a que desde el morenovallismo se tuviera que negociar con Rivera para darle la candidatura de 2018 a la alcaldía de la capital. Esto desde luego desactivó la persecución política que apenas meses antes se había ordenado en su contra.
El segundo y quizás más importante -pero también más inesperado -fue la trágica muerte del propio Moreno Valle en diciembre de 2018. Con ella no sólo se derrumbó la corriente que encabezaba el exgobernador de Puebla sino también se disipó todo el horizonte obnubilado para quien hoy busca por tercera vez ser alcalde.
Pero también fueron factores el desempeño de Morena y de Claudia Rivera Vivanco en la capital, los eventos trágicos y desafortunados de los últimos días: el escándalo sexual de Saúl Huerta, la caída de un metro en la Ciudad de México, la candidatura de Evelyn Salgado (imposición del «Toro sin cerca»)… Incluso el hecho de que el favorito de Barbosa no haya podido ganar la candidatura de Morena a la alcaldía de Puebla. Todo suma para favorecer a Eduardo.
Porque lo que este martes se vivió en el arranque de campaña del panista no fue el lanzamiento de un proyecto local que tiene como objetivo recuperar la presidencia municipal («corregir el rumbo») de la Angelópolis. Este es tan sólo el primer paso de una carrera más larga, cuya meta es nuevamente la gubernatura del estado. Así lo ratifica la presencia de los líderes nacionales de tres partidos políticos que encuentran en Puebla una opción más que favorable para plantearse como la oposición seria del lopezobradorismo.
¿Puede entonces, Eduardo Rivera, sentirse seguro de que ganará las elecciones y tendrá el camino despejado rumbo al 2024? ¡De ninguna manera! Si algo nos han enseñado los últimos meses y años es que todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. La fortuna es sin duda una dama caprichosa, y la política lo es aún más.
Parafraseando a mi querida amiga, Socorro Quezada: los carniceros de hoy pueden y probablemente serán las reses del mañana.