Por Osvaldo Macuil / @OsvaldoMacuil
Desde la elección extraordinaria de 2019, en Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se encendieron los focos rojos, pues el partido de izquierda perdió la capital y la zona metropolitana y nadie hizo nada para corregir la situación.
En la elección presidencial de 2018, el fenómeno Andrés Manuel López Obrador provocó que Morena arrasará con la mayoría de los cargos en juego. Puebla no fue la excepción y se llevaron las alcaldías más importantes, la capital incluida, así como la mayoría del Congreso Local.
Para octubre de ese año, los presidentes municipales asumieron el cargo. Dos meses después vino el trágico accidente en el que murieron Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle, así que se convocó a una elección extraordinaria.
En junio de 2019, ocho meses después de que los ediles habían asumido el cargo, vino la primera debacle del partido lopezobradorista en la zona metropolitana.
El gobernador Miguel Barbosa Huerta ganó la elección, pero no obtuvo el respaldo en la capital y los municipios conurbados, debido a que los morenistas ya tenían un desastre en sus gobiernos.
Nadie hizo una reflexión a fondo en Morena Puebla. Al interior del partido se dio una fractura. Los fundadores se aferraron en tomar las decisiones. Se quedaron con las candidaturas y las repartieron entre sus allegados.
Los alcaldes de Morena siguieron con su desastre. Claudia Rivera en la capital, Karina Pérez Popoca en San Andrés Cholula, Luis Alberto Arriaga en San Pedro y un largo etcétera.
En 2019 Morena ya hacía agua. Dos años después la crisis se agudizó. En la capital, Morena perdió por 21 puntos. En San Andrés les sacan 10% y en San Pedro 15%.
En Coronango Morena pierde por tres puntos porcentuales y en Cuautlancingo por 5 puntos. De golpe y porrazo el «movimiento más grande de América Latina», como lo llama Claudia Rivera, se desmoronó.
Después de las malas experiencias con los morenovallistas, los poblanos exigían resultados rápidos, lo cual no ocurrió y ahí están los resultados.
Del 3 de 3 por Morena pasamos al voto de castigo, pero sobre todo, al sufragio efectivo no reelección.