Hoy concluye la gestión de Alfonso Esparza Ortiz en la rectoría de la BUAP, periodo marcado por casos de corrupción y colusión con el morenvoallismo para desviar recursos de la institución.
Sin duda la Torre de Rectoría BUAP o Torre de Gestión Académica y Servicios Administrativos es el monumento de la corrupción.
Cobijado por el morenovallismo, el rector anunció una megaobra en 2016. Un edificio en el que despacharía el rector, y que al mismo tiempo emularía el edificio más conocido de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La BUAP fue la caja chica del grupo que encabezaba Rafael Moreno Valle. Así que Alfonso Esparza nunca se opuso al derroche de recursos.
Durante cinco años, la máxima casa de estudios destinó más de mil 300 millones de pesos a este proyecto, recursos suficientes para ampliar la matrícula de la institución.
Solamente la torre costó 732 millones de pesos. El resto fue para equiparla. El proyecto original establecía que se construiría del 22 de septiembre de 2016 al 15 de marzo de 2018. El periodo no se cumplió y paulatinamente se fue atrasando.
Empresas que ya habían tenido miles de millones de pesos en obra pública en el morenovallismo fueron las beneficiadas con este proyecto.
La que más llama la atención es Constructora San Marón, cuyo socio es Andrea Ambrogi Domínguez, ex titular del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública, y hombre ligado a Moreno Valle.
La Torre de Rectoría fue un negocio más del morenovallismo. Pero una vez que falleció el ex gobernador, Esparza quedó desprotegido y ahora enfrentará a la justicia sin el respaldo de sus amigos.
Alfonso Esparza desaparecerá de Puebla una vez que Lilia Cedillo lo releve. Será el nuevo prófugo de la política poblana.
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