Puebla

CRÓNICA: Reportera poblana narra la escena más escalofriante de supervivencia en Xochimehuacan

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La reportera del portal de noticias, El Incorrecto, Leslie Mora narró en primera persona los minutos de angustia al intentar huir de las explosiones de San Pablo Xochimehuacan.

Leslie Mora vive a unos metros de donde ocurrieron las explosiones el pasado 31 de octubre. La joven reportera escapó con su mamá y su abuela junto con un grupo de 20 personas.

Mora vivió la escena más escalofriante de supervivencia en lo que va de su vida.

Aquí te dejamos la crónica de la joven reportera publicada en El incorrecto.

Dos con veinte minutos de la madrugada; las alarmas vecinales comenzaron a sonar, los colonos de la junta auxiliar de San Pablo Xochimehuacan despertamos con un intenso olor a gas y una nube blanca sobre nuestros hogares, las indicaciones de una llamada al 911 fueron resguardar los documentos personales y evacuar la zona lo antes posible.

Diez minutos más tarde; los pobladores que habitamos esta peligrosa demarcación, famosa por el saqueo a trenes y liderada por la delincuencia, vivimos la escena más escalofriante de supervivencia. Llegó la primera explosión… Lo que era una advertencia se convirtió en caos sobre las llamas. El cielo se pintó de naranja enardecido y los gritos de los vecinos penetraron las paredes.

Teníamos cinco minutos en cuenta regresiva para salir y asegurar nuestros hogares, las calles se encontraban cerradas y la única forma de salir de la denominada ‘Zona Cero’, era por las azoteas, el pánico nos entró a muchas personas, sin embargo, en comunidad buscamos una salida hacia la calle Las Huertas.

La última casa de una privada de esta junta auxiliar, fue el conducto de escape, éramos un grupo de al menos veinte vecinos, entre adultos mayores, embarazadas, niños y hasta mascotas que subimos a un segundo piso para bajar a la calle aledaña en una escalera de metal bajo el frío helado de la madrugada, un miedo inmenso y la incertidumbre del ¿qué pasará?.

La tercera explosión fue la más fuerte. Los vidrios de la casa estallaron, otras colapsaron y nos hizo sentir un sismo local, el arrepentimiento no faltó, los rezos y las plegarias al señor Jesucristo.

Entre pánico y sudor llegamos a la calle Las Huertas para conducirnos a la autopista México-Puebla, donde las personas corrían con desesperación hacia San Jerónimo Caleras y San Felipe Hueyotlipan, las juntas auxiliares aledañas con el objetivo de encontrar un refugio y un poco de calma.

Las llamadas de los familiares no paraban de llegar, la señal fallaba y los intentos de comunicarnos se cortaban, la zona se había convertido en una película de terror, los automóviles no podían pasar y la gente los abandonaba en la vía pública, el transporte público comenzó a operar y con el sonido de las ambulancias, bomberos y patrullas todo pintaba a o tener fin.

Casas abiertas, carros abandonados, perritos perdidos en la calle, niños buscando a sus padres y heridos; fueron el resumen de este caótico acontecimiento en el municipio de Puebla.

Madres solteras corrían con sus bebés en brazos, adultos mayores hacían su mayor intento de apretar el paso, niños y jóvenes ayudaban a sus padres para salir del fuego y algunos más, solo brincaron de la cama para salir corriendo de Xochimehuacan.

«Unos a la pena y otros a la pepena», ese dicho representó la situación de San Pablo Xochimehuacan, pues grupos delincuenciales entraron por la fuerza a negocios y casas para robar pantallas, computadoras y objetos de valor, pese al fuego que seguía latente en la zona.

Más elementos policíacos y de Protección Civil comenzaron a llegar, incluso el presidente municipal Eduardo Rivera Pérez, la gente seguía evacuando pero las llamas de fuego seguían creciendo tanto que las explosiones se llegaron a sentir en Tlaxcala, Cuautlancingo y Los Fuertes.

Patrullas, transporte público y autos particulares pasaban con docenas de personas para sacarlas de la catástrofe, y por un lapso de tres horas desalojaron al menos 2 mil habitantes.

El sol comenzaba a salir; pero el fuego no paraba y ya eran más visibles los daños ocasionados por los autores intelectuales de la toma clandestina, casas destruidas, personas con fracturas y quemaduras de segundo y tercer grado, habitantes extraviados, saqueos y un gran miedo de regresar a casa.

«No regresar a casa» fue la primera recomendación de las autoridades, mientras controlaban la fuga de gas LP. Las autoridades correspondientes comenzaron a realizar labores de emergencia, búsqueda e investigación, que dejó como saldo 54 casas dañadas, dos fallecidos, entre ellos una recién nacida y más de 28 heridos.

Durante el día estuvimos refugiados en casa de nuestros familiares y después de ese mal momento agradecimos por poder escapar del caos, rasguños, golpes, resbalones y dolor de garganta por respirar el gas intenso con el que iniciamos el domingo.

Luego de 17 horas de trabajo intenso y conjunto lograron cerrar las válvulas y sofocar el fuego, sin embargo, los habitantes no podremos regresar esta noche a nuestros hogares, ante las disposiciones de las autoridades y por pánico a volver a pasar por un suceso de esta magnitud.

El 31 de octubre pasará a la historia como un día en el muchos volvimos a nacer, pero otros fueron víctima del delito de robo de gas y que jamás podrán narrar la terrible historia de la ‘Zona Cero’, en San Pablo Xochimehuacan.

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