Aunque muchos políticos, a través de sus voceros y plumas adictas, se han apresurado en descargar y eludir responsabilidades en torno a la tragedia del pasado domingo en la junta auxiliar de San Pablo Xochimehuacan, al norte de la ciudad de Puebla, su actuar omiso y negligente los condena.
Si bien el origen de la tragedia es multifactorial en la irresponsabilidad y falta de sentido común de la ciudadanía y lo permisivo, la corrupción y la negligencia de las autoridades en turno convergen, la realidad es que el estado posee una carga mayoritaria de responsabilidad al contar con los instrumentos administrativos y legales con los que se pudo evitar la tragedia.
Se equivocan de manera flagrante los adictos a Claudia Rivera, como el malversado Rodolfo Ruiz, al lavarle la cara a la exalcaldesa como la principal responsable de la tragedia que dejó como saldo tres muertos, más de un centenar de viviendas dañadas y decenas de personas que perdieron todo la madrugada del 31 de octubre, pues las evidencias que la morenista fue advertida con tiempo de los asentamientos irregulares en Xochimehuacan y del riesgo que corrían las personas que se instalaron cerca de los ductos de gas, que estaban siendo perforados de manera ilegal, es irrefutable.
Habrá que recordarle a Ruiz Rodríguez y a todos los voceritos de Rivera Vivanco que una de las principales facultades de los ayuntamientos es que son el primer y más cercano contacto de los ciudadanos con sus autoridades. Las alcaldías y sus presidentes municipales son, precisamente, el poder más cercano a sus gobernantes antes que los legisladores, locales y federales, los gobernadores o el propio presidente.
Otro dato que salta a la vista es la supuesta “estrecha relación” que Claudia Rivera mantenía con el entonces secretario de Seguridad, Alfredo Durazo, cuando fue advertida de la bomba del tiempo que era San Pablo Xochimehuacan. Una simple llamada o mensaje de la entonces edil al titular de la SSPC hubiera bastado para atender la denuncia hecha por el presidente auxiliar César Juárez González.
Una vez más los adictos a Rivera Vivanco intentan defender los indefendible.
En su defensa pública hecha este miércoles, a través de la pluma de Rodolfo Ruiz, la exalcaldesa da un dato bastante revelador que evidencia su estruendosa ruptura tras la humillante derrota del 6 de junio con dos de sus padrinos: Fernando Manzanilla y Tony Gali.
Y es que, la exalcaldesa morenista, con tal de exculparse frente a todos los poblanos quienes apuntan hacia ella como una de las principales responsables de la tragedia, filtró dos hechos que hunden más al exgobernador y al exsecretario de Gobernación en Puebla.
Resulta que Gali Fayad desde abril de 2018 fue notificado en cinco diferentes informes, que también fueron enviados a Jesús Morales, entonces secretario estatal de seguridad pública y hoy fiel seguidor de Genoveva Huerta, de los riesgos que corrían los pobladores asentados de manera irregular en predios cercanos a los ductos de gas LP en Xochimehuacan, al decir de diferentes reportes de inteligencia enviados al exgobernador emanado del PAN.
Pero, Tony Gali no fue el único omiso, ya que el decadente y fantasmal Fernando Manzanilla también carga con buena parte de las responsabilidades del infierno en el que se convirtió por un día San Pablo Xochimehuacan. El entonces secretario general de Gobierno durante el interinato de Don Guillermo Pacheco Pulido fue de igual forma advertido de la catástrofe que se pudo evitar con la oportuna intervención del gobierno que jamás llegó.
Como titular de la entonces SGG, Manzanilla Prieto conocía a detalle los problemas de la demarcación al norte de la Angelópolis, pues los mismos informes que fueron enviado a Gali reposaban en el escritorio del exfuncionario público, que en lugar de atender sus responsabilidades prefirió conspirar contra Miguel Barbosa y pactar alianzas con todos los enemigos del hoy gobernador para construir su endeble proyecto político rumbo al 2024.
“Al menos cinco distintos reportes enviados en su momento al secretario de Seguridad Pública del gobierno de José Antonio Gali Fayad, Jesús Morales Rodríguez, en abril y en octubre de 2018; al secretario general de Gobierno, Fernando Manzanilla Prieto, y al subsecretario de Gobernación, José Luis Márquez Martínez, en el gobierno interino de Guillermo Pacheco Pulido, fechados en febrero de 2019, y en abril de ese año, confirman que las autoridades estatales no desconocían que en San Pablo Xochimehuacán la delincuencia organizada ordeñaba ductos de Pemex”.
Hasta aquí la cuantiosa filtración de Claudia Rivera con la que busca embarrar a todos los políticos pueda para no ser la única culpable de la tragedia del 31 de octubre.
Algo es cierto, Rivera Vivanco no es la única responsable, desde la esfera del poder, del infierno de Xochimehuacan, pero comparte la misma culpa que Tony Gali y Fernando Manzanilla.
Tres negligentes a quienes la historia debe de juzgar como lo que son.
Los poblanos nunca deben olvidar la tragedia de San Pablo, pero tampoco los nombres de Claudia Rivera Vivanco ni José Antonio Gali Fayad ni Fernando Manzanilla Prieto.
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