El lugar sin límites; donde somos torturados y permanecemos siempre.
El lugar sin límites es una novela del escritor chileno José Donoso, figura central del boom latinoamericano, publicada en 1966 y adaptada al cine en 1977 por el director Arturo Ripstein.
Esta historia se desarrolla en un lugar ficticio llamado La Estación el Olivo. Los habitantes de esta zona rural concurren generalmente en el prostíbulo del pueblo, propiedad de : La Manuela y La Japonesita.
La Manuela, es un anciano, homosexual, travesti y padre de la Japonesita, quien es fruto de una relación sexual forzada con la fallecida Japonesa Grande, cuyo acto fue inducido por un anhelo de estabilidad económica y la idea de progreso.
El relato comienza con el temor que sienten Manuela y la Japonesita por el regreso al pueblo de Pancho Vega: un camionero que en su anterior visita al prostíbulo ocasionó destrozos y obligó, violentamente a la Manuela, a ponerse su vestido rojo con lunares blancos para bailar español, tal como lo hacía cuando la fiesta se animaba y estaba rodeada de gente de confianza.
La única manera que tiene Manuela para detener los arrebatos de Pancho Vega contra ella y su hija, es que Don Alejo, el político poderoso de la Estación El Olivo, las defienda como ya lo ha hecho antes, pues todos lo respetan por su fortuna y por temor a su poder.
Cuando finalmente llega el momento temido por nuestras protagonistas; Pancho Vega aparece acompañado de su cuñado Octavio. Ingresa al prostíbulo, movido por una fuerte pero reprimida y oculta atracción sexual por la dueña del burdel: Manuela
Donoso nos da la impresión que esa atracción es correspondida:
“Pancho , de pronto, se ha callado mirando a la Manuela. A eso que baila allí en el centro, ajado, enloquecido, con la respiración arrítmica, todo cuencas , oquedades , sombras quebradas, eso que se va a morir pesar de más exclamaciones que lanza…eso está bailando para él, él sabe que desea tocarlo y acariciarlo, desea que el retorcerse no sea sólo allá en el centro sino contra su piel…el viejo maricón que baila para él y él se deja bailar y que no da risa porque es como si él, también , estuviera anhelando. Qué Octavio no sepa. No sé de cuenta”.
El desenlace de la historia es cruda y evidentemente no quisiera revelarlo porque vale la pena que lo descubran ustedes mismos.
Sin embargo, hay dos momentos en la historia que son muy intensos: La manera en que La Manuela y La Japonesa Grande conciben a La Japonesita , y el desenlace de la trama. El autor chileno describe esos momentos de forma tan magistral que realmente duelen.
Frecuentemente la narración pasa de la tercera a la primera persona , como si los pensamientos de los personajes poseyeran al narrador para terminar viviendo el relato.La narración es disruptiva, retoma historias del pasado para explicar el presente y esto nos sirve para entender a los personajes.
Por otra parte, quiero comentar que la psicología de los personajes ha sido lo más impactante y mencionaré a tres que han llamado mi atención porque son reflejo del Estado, de la sociedad y de la individualidad.
Don Alejo, el senador y dueño de casi todas las tierras, pareciera ser el padre de todos en el pueblo. Aparenta ser bondadoso con la comunidad dándole la esperanza de una mejor vida, prometiendoles desde hace años la llegada de electricidad a las viviendas, una esperanza engañosa, lo que en México llamamos popularmente como “dar atole con el dedo”, porque en realidad este hombre no tiene voluntad política alguna para hacerlo, su intención es apropiarse de la mayor parte de las casas y terrenos de la comunidad para expulsarlos del territorio, convertirlos en sus viñedos y ser finalmente el cacique absoluto ¿Dónde hemos escuchado esta historia antes? Claramente no nos cuesta mucho ver reflejada nuestra situación política; la de México y de latinoamérica en este personaje.
Manuela, es un ser incomprendido y que sufre, Donoso la presenta como un ser dual porque es Manuela pero también es Manuel Gonzalez Astica. Es un viejo, el padre y madre de la Japonesita pero al mismo tiempo es un adolescente que debe ser cuidado por su hija.
Al final, es un personaje que impacta, que tiene ansia de libertad para expresar su identidad, su orientación sexual y su vocación artística a través de la danza, sin embargo la gente del pueblo lejos de apreciarla y respetarla, la reduce a un objeto de violencia, de ridiculización y de anormalidad para el entretenimiento de los hombres del burdel. Aunque esto parece ocultar su verdadero temor: El miedo a que su masculinidad hegemónica se ponga entredicho y su deseo sexual se exprese con libertad.
Pancho Vega, es la representación del macho reprimido, que teme expresar su orientación sexual, desea intensamente a la Manuela pero no puede actuar en libertad por los prejuicios derivado del machismo de los hombres que lo rodean, en especial el de su cuñado Octavio, que pone en tela de juicio su virilidad en caso de llegar a demostrar siquiera un ápice de sus pretenciones, la única forma que tiene de canalizar esa energía cohibida es a través de la violencia justamente hacia lo que desea.
Donoso escribe una novela en la que retrata la marginalidad, empezando por Manuela; Anciano, homosexual y travesti, que tan solo con esas caracteristicas desafia las construcciones sociales tradicionales, la prostitución por necesidad y la dominación del poder político sobre el pueblo pobre olvidado, esperanzado a un mejor futuro cegado por la pasividad.
El lugar sin límites es una novela cruda y duele porque aunque la lucha de la comunidad LGBTI ha rendido frutos, historias como esta no han dejado de estar vigentes en nuestra sociedad, sigue existiendo la discriminación, violencia y crimenes contra las personas por su orientación sexual, identidad o expresión de género.
Durante toda la lectura de este libro me preguntaba el motivo por el que Donoso nombró El lugar sin límites a su novela. Al final concluí que la añoranza por una mejor vida de los seres excluidos en esta historia, los lleva a sentir la esperanza de cambiar su realidad, de ser y hacer lo que desean en libertad, pero a veces es tan dura la lucha por alcanzarla que solo les queda imaginarla. La ilusión es el lugar sin límites porque sin duda es mejor que la realidad.
Fausto:
Primero te interrogaré acerca del infierno. Dime, ¿dónde queda el lugar que los hombres llaman infierno?
Mefistófeles:
En las entrañas de estos elementos. Donde somos torturados y permanecemos siempre. El infierno no tiene límites, ni queda circunscrito a un solo lugar, porque el infierno es aquí donde estamos y aquí donde es el infierno tenemos que permanecer.
Doctor Fausto , Christopher Marlowe .