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Las traiciones de Nacho Mier

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El apellido Mier lleva intrínseca la palabra traición.

Los ejemplos sobran.

En más de una ocasión hemos expuesto en este mismo espacio el largo y vasto historial de traiciones de Alejandro Armenta Mier, quien en su carrera política no ha tenido ningún empacho en sacar el cuchillo cebollero para propinar puñaladas traperas a las primeras de cambio con tal de saciar sus adicciones al poder.

El primo más oscuro de los Mier, Ignacio Mier Velazco, está enredado en un su propio laberinto, del cual no ha logrado encontrar la salida una vez que su sueño de opio de convertirse en gobernador de Puebla en el 2024 terminó por derrumbarse tras explotar el escándalo de la red de lavado de dinero de la que es presuntamente es parte y luego de quedar exhibido en la Cámara de Diputados como un inútil cabildero y político durante la discusión de la Ley Bartlett.

Bien dicen que todos los seres humanos somos presos de nuestra palabra.

¿Alguien puede confiar en un político que no honra su palabra?

Absolutamente nadie.

Precisamente esto es de lo que carece Moisés Ignacio: de ser un hombre de poder honorable y confiable.

No existe alguien en Puebla que meta las manos al fuego o se la juegue por el inútil coordinador de los diputados federales de Morena.

Mier Velazco no es una persona de fiar.

En los comicios intermedios del 2013, Nachito Mier dio muestras de que la traición es parte principal de su forma de entender la política.

En ese proceso, Mier y Enrique “El Sultán” Doger, su gansteril socio y cómplice, pactaron con Rafael Moreno Valle y Antonio Gali, entonces gobernador y candidato del PAN a la alcaldía de la capital, volcar al sindicato del Ayuntamiento de la Angelópolis a favor del abanderado albiazul a través de su exsecretario general Israel Pacheco para traicionar así al PRI y a Enrique Agüera.

El infame acuerdo, cuentan los enterados, le costó el siniestro Rafael 60 millones de pesos a repartirse en partes iguales entre Nachito, Doger y Pacheco.

Este último no cumplió con su parte, que era alzarle la mano a Gali Fayad en un mitin y a la postre esto le costó su salida del sindicato del Ayuntamiento y su libertad una vez que el delfín de Moreno Valle llegó a la presidencia municipal de la capital.

La traición de Ignacio “Mala Fama” Mier fue de todos conocida.

Cinco años más tarde, el inútil Moisés sumó una nueva traición a Morena y al lopezobradorismo en Puebla.

En las elecciones del 2018, otra vez Nachito y “El Sultán” Doger, a la sazón candidato del PRI al gobierno de Puebla, pactó otra vez con Moreno Valle y Eukid Castañón declinar de facto a favor de Martha Erika Alonso a cambio de 120 millones de pesos y la designación del corrupto exrector de la BUAP como secretario estatal de Educación Pública.

La reunión en una oficina en la plaza Centro Mayor, en la Calzada Zavaleta, fue un secreto a voces durante los fraudulentos comicios que llevaron a la esposa de Moreno Valle a ser la gobernadora del estado a pesar de haber perdido en las urnas contra Miguel Barbosa, quien vivió en carne propia la traición de Mier Velazco.

Hoy, Ignacio Mier tiene de nueva cuenta el cuchillo cebollero bien afilado y listo para apuñalar a todas las vacas sagradas del Movimiento Regeneración Nacional y a las corcholatas de Andrés Manuel López Obrador.

¿Quién asesora a Ignacio Mier?

Hasta inicios de este año, Nacho era el principal promotor de Marcelo Ebrard en la entidad. Incluso, “Mala Fama” Mier le organizó un par de encuentros al canciller con políticos, líderes y empresarios locales a los que mandó a su brazo armado, Arturo Rueda, hoy preso en el Penal de Tepexi de Rodríguez por diversos delitos y a quien, dicho sea de paso, ya abandonó a su suerte.

Mier acuchilló por la espalda a Ebrard Casaubón para rendirse hace apenas unas semanas a los pies de Claudia Sheinbaum. Las ansias de quedar bien con la jefa de gobierno de la Ciudad de México llegaron a tal grado que Mier pagó una serie de notas e inserciones en Reforma y El Universal para presumir su apoyo a la corcholata consentida de AMLO. Y, sin embargo.

Nachito perdió otra vez la brújula y comenzó a dar palo de ciego.

No pasó ni un mes y Mier propinó su segunda puñalada trapera al traicionar a Sheinbaum Pardo para ahora colgarse a la presilla del pantalón de Adán Augusto López, el tercer caballo en la carrera por la candidatura presidencial de Morena.

A Nacho Mier le urge que alguna corcholata lo destape como aspirante a la gubernatura de Puebla.

Una urgencia enfermiza, dicho sea de paso.

Y es que, nadie de los peces gordos de Morena se la quiere jugar por “Mala Fama” Mier.

Ignacio Mier es un traidor que no honra su palabra.

¿Qué nos espera a los poblanos si un político no respeta sus propios acuerdos?

Nadie puede confiar en un traidor profesional como Nachito.

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Nacho Mier
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