Una de las fortalezas electorales y políticas de Morena desde el 2018 es la unidad que existe en torno a la figura del presidente Andrés Manuel López Obrador, pues su liderazgo era y es el único que pesa al interior de su partido.
AMLO, como ningún otro político, incluso, ni en los grandes regímenes del PRIato, se convirtió en el líder supremo de sus seguidores.
Morena gira en torno al humor del que amanezca el tabasqueño.
Nadie en su círculo cercano ni en su entorno cuestiona las decisiones del presidente de la República.
Si bien existen corrientes y tribus antagónicas al interior del Movimiento Regeneración Nacional, la palabra de AMLO es la única que pesa y vale en las mesas de acuerdos a nivel nacional.
No hay alguien por encima de Andrés Manuel.
Sin lugar a duda en el 2024, Morena vivirá su primer proceso electoral en el que su unidad se verá quebrantada de manera irreparable, ya que ninguna de las “corcholatas” del presidente de la República, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard o Adán Augusto López, es un factor de cohesión, como lo fue López Obrador en los comicios del 2018.
La sangría de militantes o afines a los presidenciables que no sean beneficiados con la candidatura de Morena será inevitable.
La unidad, al igual que el perfil del candidato a la presidencia de la República, como lo explicamos en la última entrega de esta columna, será de mayor importancia en el proceso de sucesión de Andrés Manuel López Obrador.
En Puebla, el Movimiento Regeneración Nacional ha dado muestras de que la deslealtad, las traiciones y los golpes debajo de la mesa son su talón de Aquiles, pues los malquerientes del gobernador Miguel Barbosa al interior de su propio partido han acabo con lo poco bueno de la vida institucional de este.
Mas allá de la nueva clase política que está creando Barbosa Huerta, que es el único grupo que ha logrado una verdadera unión en torno a la figura del mandatario poblano, en Morena es clarísima la ruptura que existe entre sus principales corrientes: la de Ignacio Mier, la de Alejandro Armenta, la de Rodrigo Abdala y la de Claudia Rivera.
Nadie puede imaginarse ni asegurar que Mier Velazco y Armenta Mier podrán converger o caminar en la misma ruta en el 2024.
En Morena, parece que nadie entiende la importancia de generar consensos ni encabezar una ‘operación cicatriz’ tras los comicios del 2021 y la elección interna del Consejo Político Estatal, en las que el barbosismo fue la única corriente que salió avante y que demostró que solo ellos cuentan con un verdadero ejercito electoral y territorial ganador y de peso.
En el lado del PAN, todo indica, que las fuertes diferencias del pasado quedaron, justo ahí, en el pasado.
Para nadie es un secreto los encontronazos y hasta las conspiraciones de las que fue objeto Eduardo Rivera por parte de sus detractores al interior de Acción Nacional en Puebla.
Sin embargo, la figura del alcalde de la capital, junto con otros liderazgos ajenos al morenovallismo, como Ana Teresa Aranda, Humberto Aguilar Coronado, y otros que en su momento fueron cercanos al grupo de Rafael Moreno Valle, como Mario Riestra, Susana Riestra o Jesús Zaldivar, han logrado sanar las heridas y trabajar hombro a hombro para el proyecto del 2024.
Rivera Pérez, una vez que logró vencer al grupo de Genoveva Huera en la interna panista de finales del año pasado, fumó la pipa de la paz con esta última y la tregua momentánea ya se convirtió en un tratado de paz firmado.
Huerta Villegas, hay que reconocerlo, ha accedido a todas las invitaciones de Lalo Rivera y con ella también sus leales como Carolina Beauregard, Aurora Sierra, Lupita Leal, Oswaldo Jiménez, Karla Rodríguez, Nancy Jiménez y hasta Eduardo Alcántara, quienes en el Congreso del estado fulminaron al DAP, que tanto impulsó el edil de la Angelópolis.
Es más, hasta Francisco Fraile se ha mostrado con la suficiente madurez política de estar en las mismas reuniones con Genoveva, quien le dio un trato bastante ingrato al exlíder panista en el 2021.
El desayuno en el Salón Nubia, en la zona de Zavaleta, comprobó que en el panismo poblano, a diferencia de Morena, el proyecto está por encima de las aspiraciones personales, las filias y las fobias.
La señas y los mensajes entrelíneas en la fotografía publicada por Lalo Rivera en sus redes sociales deja mucho entrever de lo que pasará en las elecciones del 2024.
Solo basta analizar el lenguaje corporal, las posiciones asignadas y los gestos de los presentes para darnos cuenta de la ruta de Acción Nacional para el próximo proceso electoral.