Todos tenemos a nuestros peluqueros, estilistas o barberos de confianza, quien sabe y comprende nuestras necesidades capilares. Este 25 de agosto celebraremos su día.
Desde pequeños nuestros familiares nos han llevado a cortar el cabello con alguien que no nos va a mochar y no nos convertirá en objeto de burlas.

Los peluqueros o estilistas entienden la necesidad de tu imagen, así como lo que te acomoda o no en tu look, pero al igual te escuchan y te conocen con el paso del tiempo, pues la plática durante su labor es inevitable.
ALMANAQUE visitó una de las peluquerías más antiguas del Centro Histórico, se trata de Babershop Castillo, que se ubica sobre la 7 sur y 9 poniente desde hace más de 50 años.

Don Tomás Castillo comenzó a los 14 años de edad en esta labor, y con el paso del tiempo en sus sillones ha visto pasar a abuelos, padres e hijos.
«Es bonito ver como el abuelo trajo a su hijo, y ahora ese muchacho trae a su hijo (…) En parte habla del buen trabajo que uno hace y por otra parte habla de la confianza que existe».
Indicó que aunque pareciera fácil, a sus 66 años se tiene que actualizar constantemente en las distintas técnicas de corte que piden sus clientes.
«No nos cerramos a nada, y eso nos ha ayudado a que las nuevas generaciones confíen en nuestro trabajo y aquí los tenemos».
Señaló que a pesar de la apertura de nuevos barberías con conceptos más juveniles, ellos mantienen a sus clientes.

Barba Mala
En negocios contemporáneos como lo es la barbería Barba Mala, el corte de cabello va más allá de una simple asistencia estética.
Alejandro González, uno de los barberos de dicho establecimiento que se encuentra en la avenida Juan de Palafox y Mendoza #230, comentó que la pasión y el gusto por su labor, se ha reflejado en la constante presencia de sus clientes.
«La diferencia de nuestro trabajo es lo detallado del corte, y eso a los clientes les agrada (…) Pues no es simplemente cortar y ya, sino perfeccionar».
Alejandro inició en esta labor desde los 17 años, en lo cual se ha especializado para ofrecer un mejor servicio.

Y esa misma pasión lo hace trasladarse desde San Pablo del Monte, Tlaxcala al Centro Histórico de la ciudad de Puebla todos los días.

«Me gusta mucho la profesión, al principio me especialice en la belleza de la mujer. Pero ahora me gusta todo».
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