“Nosotros no torturamos absolutamente a nadie”, respondió el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas a quienes comparan el informe de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia con la “verdad histórica” sobre el caso Ayotzinapa.
Durante la conferencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, el subsecretario aseguró que tienen testimonios de 115 personas que conocen o estuvieron involucradas en los hechos, además, la investigación fue asesorado por un Comité Científico Asesor y de un Grupo Interdisciplinario integrado por diversas instituciones.
Aclaró que es falso que los estudiantes hayan acudido a Iguala a boicotear el informe de la presidenta del DIF del municipio como menciona la “verdad histórica”. Los estudiantes tomaron los camiones después de que mitin en la plaza central había concluido.
“Hay una diferencia sustancial y de fondo: que la verdad histórica se sustentó en declaraciones obtenidas mediante tortura a las personas detenidas, la fabricación de pruebas y la manipulación de la escena del crimen: Nosotros no torturamos absolutamente a nadie”.
Comentó que la persecución y violencia que procedieron a la desaparición de los estudiantes “acredita no solamente responsabilidades por acción u omisión o negligencia sino el involucramiento de autoridades de agentes del Estado en la desaparición de los normalistas”.
“La desaparición debió de haberse evitado las omisiones de la autoridad si lo hubiera dudas permitieron esta desaparición y hemos puesto en el informe este un dato muy importante la existencia de un estudiante normalista miembro del ejército informante de este de las fuerzas armadas que desapareció junto con los estudiantes sin que en ningún momento sus mandos superiores activado el mecanismo de búsqueda” que pudo haber evitado su desaparición y la de todos los estudiantes.
Encinas Rodríguez acusó que los normalistas fueron objeto de “una labor cruente” de desaparición por lo que están tratando de ubicar los sitios en los que fueron depositados sus restos, pues el presidente municipal de ese entonces, José Luis Abarca e integrantes de Guerreros Unidos en coalición con otras autoridades ordenaron desaparecerlos.
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