Qué equivocados están aquellos que demeritan la nueva composición de Morena a nivel nacional, la renovación de su Consejo Político y la futura conformación de los dirigentes de su Comité Ejecutivo, pues el proceso del pasado fin de semana es el preámbulo de los comicios sucesorios del 2024 en los que no solo estará en juego la presidencia de la República y las dos Cámaras del Congreso de la Unión, también se disputarán nueve gubernaturas, entre ellas Puebla.
Las cartas están sobre la mesa.
No por nada, el grupo que comanda Claudia Sheinbaum se hizo de la mayoría del Consejo Político Nacional, que es el órgano rector del Movimiento Regeneración Nacional en el que se cabildean y aprueban las decisiones más importantes en tiempos electorales como las convocatorias para elegir a los candidatos a presidente, gobernadores o alcaldes, además del método de selección y las personas que serán medidas en las famosas y controversiales encuestas.
El camino está allanado para la jefa del gobierno de la Ciudad de México, quien se perfila como la “corcholata” más aventajada de Andrés Manuel López Obrador.
Sheinbaum Pardo, como lo mencioné en una entrega anterior de las Historias de un Joven Reportero, tiene el control del tablero geopolítico a nivel nacional y por ello está basado gran parte de su proyecto en las alianzas ya establecidas con los gobernadores de Morena.
La reunión entre Claudia y el gobernador Miguel Barbosa de la semana pasada en las vísperas de la sesión del Consejo Político es muestra claro de ello.
Acuerdos al más alto nivel.
No entender que los 14 consejeros nacionales que el barbosismo logró colocar el pasado sábado es parte de la estrategia de la jefa de la CDMX y del mandatario poblano es minimizar los hechos que están a la vista de todos.
Si bien los 18 espacios en el Consejo Político Nacional reservados para poblanos (14 afines al gobernador Barbosa y tres para Ignacio Mier) tendrán su juego particular para la elección del 2024 en el estado, sus votos serán útiles para cuando Claudia Sheinbaum los necesite en su camino a la nominación como abanderada de Morena en los comicios presidenciales.
La alianza de Sheinbaum con Barbosa Huerta y con el resto de los mandatarios es primordial para la continuidad de la 4T por al menos un sexenio más.
Sería muy iluso pensar que el gobernador de Puebla no tendrá pactos ni peticiones con la futura candidata presidencial de Morena y que su voto será uno de los más importantes para definir al abanderado en Puebla en la mesa de negociación política.
Su derecho a veto viene incluido.
La bolsa de canicas del barbosismo es basta y cotizada.
Ahora no solo la clase política que encabeza Miguel Barbosa controla el Comité Ejecutivo Estatal de Morena en Puebla y el Consejo Político Estatal, ya también cuenta con 14 valiosos votos en el Consejo Nacional.
Los momios del barbosismo siguen cotizándose caros.
¿Quién más en el morenismo aldeano cuenta con las posiciones y con la estructura que hace al grupo de Barbosa el predominante en el estado?
Mientras algunos se pelean las migajas y pierden a sus impresentables madrinas, otros, como el gobernador de Puebla teje fino y hace acuerdos en la cúpula del partido lopezobradorista.
La integración del Consejo Político Nacional de Morena dejó claro el lugar al que pertenecen todos.
En Puebla esto quedó aún más evidente.
Para nadie es un secreto el daño que los Mario Delgado, las Citlali Hernández, las Bertha Luján y las Eloísa Vivanco le hicieron a Morena al convertirlo en un partido sin vida y al servicio de intereses particulares.
El partido fundado por AMLO entró ya en una nueva era.
Una era que deja atrás el oportunismo, el gandallismo y la corrupción con la venta de candidaturas.
Una era que busca la apertura y los acuerdos de nivel como nueva bandera.
Una era en la que una mujer podría convertirse en la primera en sentarse en la Silla del Águila.