Para el demagogo como ese gran artífice de la mentira, si las cosas no salen bien, si el discurso no supera las expectativas, si la necedad se hace flaca ante la apabullante realidad, entonces es momento de aplicar la estrategia que permita accionar aquellos temas que se han quedado parados en la agenda, no para resolverlos con propuestas objetivas y medibles, sino para generar una imagen muy redituable de quien aparenta trabajar: la reunionitis. Son los casos de la agenda presidencial amloísta y por supuesto, de la del país de las barras y las estrellas, por cierto, muy saturadas de puntos y coma, de asuntos que subsanan sólo egos y falsos éxitos.
En este marco, AMLO y John Kerry se reunirán en Sonora el próximo 28 de octubre. ¿Para qué? Los entusiastas dirán que hablarán del “Plan Sonora”, del rescate del litio, de las inversiones en materia de energías limpias, del cambio climático. Los “enemigos” del presidente de México, obviamente, se pitorrearán de estas buenas intenciones, pues hablar de estos tópicos no ha sido una cualidad de la 4T.
Esta situación de dizque “amor” y respeto a la naturaleza es definitivamente el galimatías principal que viste al actual administración, pues no pocas veces este debate ha sacado ronchas al mandatario tabasqueño. Una refinería y un tren como los proyectos favoritos de este gobierno son ejemplos representativos de la catástrofe ideológica que no abona en lo absoluto a la discusión sobre políticas públicas e ingeniería ambiental. ¿Qué le argumentará AMLO a Kerry, tras su posición intolerante (desde que era un luchador social) en cuestiones de sustentabilidad?
Con el objetivo de destruir sistemáticamente todo lo que se le interpone, incluyendo su indiferencia hacia la polución, la reunionitis es un cantar de sordos en donde dos países creen proponer soluciones, pero más bien se ahogan de ambiciones y peroratas, porque se les ha llenado la agenda con serpientes y quimeras. Por todo ello, quién contaminará la democracia aún más con sus palabras, ¿el gringo con su soberbia patriota o el mexican tunas con su pedestre nacionalismo?
Ver más de «Cuarta ola»: El escándalo
