El confinamiento ha dejado ver un aumento en la compra de bebidas alcohólicas, siendo estas el producto de mayor demanda después de los artículos de primera necesidad. Esto preocupa a los expertos, pues el estado de reclusión puede producir recaídas en personas con adicciones.
Estadísticas sobre el reparto domiciliario arrojan que la adquisición de vino, cerveza y otros licores ha crecido a un mes de iniciar las medidas restrictivas y el distanciamiento social por la pandemia del Covid-19.
Francisco Pascual, investigador de estudios sobre alcoholismo, explicó que este escenario afecta a toda la sociedad, principalmente a colectivos vulnerables como las personas con adicciones, especialmente a los consumidores de alcohol.
La cuarentena ha provocado que las terapias individuales y grupales sobre adicciones sean canceladas. Pese a que los profesionales se encuentran disponibles para ayudar a los pacientes rehabilitados, es un hecho que los pacientes puedan experimentar un sentimiento de desprotección.
En el caso de quienes no cuentan con ayuda profesional podrían sufrir síndrome de abstinencia. Francisco Pascual recomendó que, si se presentan cuadros de ansiedad, sudoración, insomnio o agitación por el abandono de la sustancia, debe de contactarse a expertos para regular el control de consumo.
Jesús Godino, presiente de la Asociación Exalcohólicos de Fuenlabrada (AEF), opinó que este hábito puede convertirse en adictivo, además de servir como sustituto para los consumidores de otras sustancias psicotrópicas, ante la dificultad de adquirirla durante la pandemia
La prevención de recaídas es imprescindible, sobre todo en pacientes con menos de dos años de rehabilitación, pues los porcentajes de recaída son muy elevados durante los primeros seis meses de abandono de la sustancia toxica.
“La reclusión en casa puede hacer recordar viejos tiempos y hacer que surja el deseo de consumir: la inactividad, el exceso de tiempo con la familia (o la soledad en otros casos), el miedo e incertidumbre sobre lo que está pasando”, puntualizaron los especialistas.
Ante esto el apoyo del núcleo familiar es necesario para el control de la enfermedad. Pascual aconsejó “intentar comprender la situación de aislamiento y los momentos de irritabilidad o ansiedad, que pueden ser más intensos que en otras personas”.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) negó que beber alcohol es una medida para combatir el nuevo coronavirus. En cambio, aclaró que la restricción al acceso y consumo de este deben reforzarse durante el brote.
En el encierro durante la pandemia, el consumo de alcohol puede exacerbar la vulnerabilidad, los comportamientos de riesgo, los problemas de salud mental y la violencia”, determinó el organismo.