La primera visita de Andrés Manuel López Obrador a Puebla con Sergio Salomón Céspedes como gobernador del estado la tarde del pasado sábado no puede entenderse de otra forma más que como el reconocimiento al nuevo jefe político de la entidad tras la muerte de Miguel Barbosa y la confirmación de que el estado sigue siendo territorio barbosista y uno de los principales bastiones del lopezobradorismo a nivel nacional.
La fotografía en la que se ve a López Obrador alzándole el brazo a Céspedes Peregrina es bastante representativa, pues disipa todas las dudas sobre su nombramiento realizado por el Congreso del estado el 14 de diciembre del 2022, mismo que intentó ser bloqueado por Ignacio Mier y por su nuevo padrino político, el oscuro Adán Augusto López.
La unción de Sergio Salomón como gobernador sustituto fue legal, está firme y claro que contó con el aval de Palacio Nacional.
Los únicos que intentaron difundir otra versión sobre un supuesto desacato a la línea tirada por López Obrador fueron los propagandistas y voceros de Mier Velazco, quienes mintieron al asegurar que la unción del gobernador sustituto quedaría en las manos del expriista y de algunos de sus siervos.
Hoy, la señal de Andrés Manuel fue contundente.
Tan contundente que en el estrado principal de la reunión que encabezó el presidente de la República en el Centro Expositor de la capital no tuvo cabida nadie más que el gobernador Céspedes, el propio AMLO y parte del gabinete federal.
Las ausencias de Ignacio Mier, Alejandro Armenta y Rodrigo Abdala fueron notorias en el pódium en el que López Obrador y Céspedes Peregrina intercambiaron halagos y dejaron claro que Puebla tiene que seguir siendo un estado pintado de marrón en el 2024.
Y es que, el presidente de la República entiende perfecto que todas las esperanzas para que la entidad poblana permanezca gobernada otro sexenio por Morena y para que el cuarto padrón electoral más grande del país no se ponga en riesgo en la elección presidencial, pasan por Casa Aguayo.
Andrés Manuel reconocía en el difunto Miguel Barbosa uno de sus sargentos más capaces para llevar a buen puerto a la 4T en Puebla, pero ahora sabe que ese barco tiene en Sergio Salomón a un excelente capitán que ahora comanda al grupo barbosista y que tiene la responsabilidad de que el Movimiento Regeneración Nacional permanezca en el poder y no se ponga en riesgo la valiosa bolsa de votos para el o la que resulte como abanderada del partido en los comicios federales próximos.
Mientras Céspedes Peregrina logre afianzar aún más su buena relación con la federación y la cúpula morenista, mayores serán las posibilidades –que ya son muchas– del grupo barbosista para continuar con la ruta trazada por Barbosa Huerta desde el año pasado.
El gobernador del estado, quien ya teje fino a nivel nacional, tendrá muchísima participación en la definición del candidato a gobernador de Puebla y, por supuesto, tendrá que trabajar en su proyecto a futuro impulsando a uno de los perfiles que le aseguren esto, ya sea Julio Huerta, Olivia Salomón o Ana Laura Altamirano, la nueva ‘aspirante emergente’ del barbosismo.
Me explico.
Sergio Salomón Céspedes tiene la oportunidad de repetir como gobernador de Puebla en el 2030, ya que su actual nombramiento fue una designación hecha por el Congreso del estado y no por el voto popular.
Aunque no puede ser para un periodo inmediato, Céspedes Peregrina puede regresar al gobierno del estado en el 2030 o después como candidato de Morena y ser electo por la ciudadanía y ya no por un trámite administrativo.
Ver: El Gobierno de Puebla, a la vanguardia en Salud en México
Sí, Sergio Salomón no está impedido para ser gobernador de Puebla, pero ahora por un sexenio completo.
En la historia de México existen dos casos de gobernadores sustitutos que al tiempo regresaron como gobernadores constitucionales: Víctor Manuel Cervera Pacheco, quien en 1984 fue designado por el Congreso de Yucatán como gobernador sustituto hasta 1988 y luego en 1995 regresó al gobierno por el voto popular por un sexenio completo; otro caso es el de Ángel Aguirre Rivero, quien fue electo como gobernador sustituto de Guerrero de 1996 a 1999 y luego como gobernador constitucional de 2011 al 2014.
La ruta de Sergio Salomón Céspedes para el 2030, quien cuenta con la edad, la trayectoria y los méritos suficientes para regresar al Ejecutivo local, pasa por el 2024.
El gobernador de Puebla, aunque algunas plumas de Mier y de Armenta no lo quieran y piensen de manera errónea que solo ellos son los aspirantes morenistas, claro que tendrá voz y voto para el 2024 y por supuesto que operará para que uno de sus alfiles sea el abanderado de Morena y con ello asegurar su regreso a Casa Aguayo.
Un proyecto que tiene 700 días para consolidarse, pero que puede alagarse para otros seis años.
La ruta al 2030 inicia ahora.
López Obrador ya validó a Sergio Salomón.
Puebla, sobra decirlo, sigue siendo tierra obradorista y barbosista.