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Julio inició fuerte en Puebla

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La irrupción de Morena al tablero geopolítico del país y el ascenso al poder de Andrés Manuel López Obrador trajo consigo nuevos rituales al círculo rojo, así como un nuevo modelo de estrategias electorales, que, solo en la larga dictadura del PRI, se había visto en México.

Si bien el presidente de la República ha copiado algunos esquemas del Revolucionario Institucional, partido en el que inició su vida pública, como el presidencialismo, la concertacesiones y el “dedazo”, sus nuevos métodos como las mañaneras, las encuestas para elegir a los candidatos del Movimiento Regeneración Nacional y el destape de sus “corcholatas” justo a la mitad de su sexenio pueden dar cuentas de las novedosas estrategias políticas de residente de Palacio Nacional.

Nadie puede escatimar ni refutar que AMLO es la referencia política del nuevo siglo y que gracias a su arrastre y conexión con el pueblo ha logrado dominar tres cuartas partes del territorio nacional en apenas una década.

Una de las prácticas arcaicas de los partidos políticos que López Obrador eliminó de su movimiento es la “meritocracia”, esa a la que hoy –de manera inverosímil, pues carece de ella– recurre Ignacio Mier, a través de sus voceros, para desestimar al resto de aspirantes morenistas que buscan abanderar a Morena en Puebla en el 2024.

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Y es que, Andrés Manuel ha suplido los “méritos políticos” y las largas trayectorias llenas de cargos públicos por lealtad ciega, eficiencia territorial y pragmatismo electoral.

Antes que un largo currículo lleno de cargos de medio pelo o plurinominales, el presidente de México ha ponderado para sus designaciones la fidelidad a su persona y movimiento, así como sus dotes capacidades político-electorales.

Se equivoca Nacho Mier si piensa que, demeritando la carrera política de Julio Huerta, a quien el expriista parece temerle por el músculo mostrado desde hace meses y su cercanía con la futura presidenta de México, Claudia Sheinbaum, va a lograr descarrilar al secretario de Gobernación en su proyecto rumbo al 2024.

Es evidente que el trabajo realizado por Huerta Gómez ha puesto bastante nervioso a Mier Velazco, quien ya no enfoca sus ataques ni diatribas hacia Alejandro Armenta y ahora lo hace en contra del titular de la Segob Puebla.

Aunque aún es junio, Julio, como se venía pronosticando, inició arrasando en la entidad poblana.

La cordialidad y coordinación entre Huerta y Sheinbaum vaya que trajo reacciones entre los denominados “Morenachos”, que no solo ya se decantaron abiertamente por Adán Augusto López (movimiento que a mi parecer es un graso error), sino, que han minimizado esta fuerte e influyente alianza que puede inclinar la balanza hacia el principal alfil del gobernador Sergio Salomón Céspedes.

En Puebla tenemos un caso que ejemplifica perfecto que la “meritocracia” no es necesario para ganar candidaturas ni elecciones y que se dio apenas en la última elección ordinaria al gobierno del estado.

Fue a finales del 2015 cuando Martha Erika Alonso, quien hasta ese entonces era ajena a la vida política y partidista, fue designada como secretaria general del Comité Directivo Estatal del PAN en Puebla.

Sin más cargo público que la presidencia del patronato SEDIF, Alonso Hidalgo fue ungida como dirigente estatal del PAN con el único y claro objetivo de trabajar en dos años –mismo tiempo con el que cuenta Julio Huerta– su candidatura al gobierno del estado, con el respaldo del morenovallismo y la estructura del Ejecutivo local, que, en los hechos, pero no en la realidad, era encabezada por Antonio Gali.

Ver: Elecciones del EdoMex: ¿el vaso medio lleno o medio vacío?

Las circunstancias son muy parecidas por las que hoy atraviesan Julio Huerta y Sergio Salomón Céspedes, pues el gobernador de Puebla ha hecho un excelente trabajo para forjar alianzas en la cúpula morenista nacional y ha trabajado en ganarse la confianza de López Obrador y de Claudia Sheinbaum para ganarse el derecho de elegir al abanderado de Morena en el 2024.

Más allá de la “meritocracia”, Céspedes Peregrina y Julio Huerta pueden lograr lo que en su momento hicieron Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso.

Los dichos de Nacho Mier, a través de uno de sus columnistas afines, muestran más que su ADN priista sigue reluciendo, más que su supuesta identidad con Morena y “cercanía” con López Obrador.

De lo contrario, Mier entendería que los currículos, los méritos y las hojas de vida no pesan tanto como la lealtad, la congruencia y los resultados en el movimiento del que se dice fundador.

Julio Huerta es, hoy en día, una de las opciones más serias y reales de Morena para abanderar al partido en las próximas elecciones.

Y sí, Julio se adelantó en Puebla.

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