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Debatir o no debatir, he ahí el dilema

Mario Riestra ha sabido aprovechar el traspié de su rival para ganar la conversación en redes y entre el electorado al ser bastante insistente en la renuencia de Pepe Chedraui a debatir
2historias reportero

Casi 12 millones de personas vieron el primer debate presidencial que protagonizaron Claudia Sheinbaum, candidata del bloque oficialista Morena-PVEM-PT; Xóchitl Gálve, abanderada de la coalición opositora PAN-PRI-PRD, y Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano.

De acuerdo con el Instituto Nacional Electoral (INE), más de la mitad de la audiencia vio el debate en redes sociales: 1.6 millones de ciudadanos lo siguieron en YouTube, 4.9 millones en Facebook y 774 mil en X –antes Twitter–, y los más de 4.5 millones restantes lo vieron en televisión.

La audiencia del debate representa un 11.9% de la lista nominal de electores, que según el INE reúne a 99 millones 84 mil personas.

Es decir, de cada 10 votantes, dos siguieron en televisión o redes sociales, el primer encuentro entre el y las candidatas de Sigamos Haciendo Historias, Fuerza y Corazón por México y MC.

Los debates en la democracia mexicana poco o nada influyen en el electorado para determinar el voto.

Ni qué decir de Puebla.

Ya ni mencionar a la capital del estado.

En el 2021, solo el 6.5 por ciento de los poblanos votantes de Puebla capital vieron por streaming el debate entre los siete candidatos a la presidencia municipal.

En realidad, son los posdebates los que tienen mayor peso en los procesos electorales para definir al presidente de la República, gobernadores o alcaldes.

Ya sea por los formatos poco atractivos para las audiencias o por la falta de interés que despiertan los candidatos, estos ejercicios han ido perdiendo su valía para inclinar la balanza para cierta alianza o partido político o sus abanderados.

Con la inmediatez de las redes sociales y la infodemia que suele presentarse en cada elección, son ya nulos o casi inexistentes los comentarios del primer debate presidencial que se celebró hace apenas 15 días.

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A pesar de todo esto, Pepe Chedraui está a punto de cometer el primer gran error, que podría ser uno muy grave, de su campaña en caso de que oficialice y no recapacite sobre su declinación a asistir al debate que el IEE, a petición de Mario Riestra, está convocando para el próximo 21 de abril.

El candidato del PAN a la alcaldía de Puebla aventó el anzuelo y su rival de Morena lo pescó.

Y es que, Riestra Piña fue el primero en solicitarle al Instituto Electoral del Estado la realización de este encuentro para que los electores –como sucederá en la segunda semana de mayo entre los candidatos al gobierno del estado– pudiésemos cara a cara a los tres contendientes a la presidencia municipal de la Angelópolis.

Chedraui Budib también se negó en primera instancia en asistir a este encuentro, que se suma al que también faltó en la Upaep, bajo el argumento válido de que éste fue a propuesta de su rival de Acción Nacional sin cabildearlo antes con él ni con Rafael Cañedo, de Movimiento Ciudadano.

En respuesta a ello, Riestra aseguró que “cómo quiera, quiero; a la hora que quiera, le entro. Dónde guste, acudo; con la metodología que le genera paz, ahí estaremos. Que él (Pepe Chedraui) fije las condiciones y yo le entro”.

Cierto como lo es, el panista ha sabido aprovechar el traspié de su rival para ganar la conversación en redes y entre el electorado al ser bastante insistente en la renuencia del morenista.

En las elecciones presidenciales del 2000, Vicente Fox, del PAN, comenzó su camino ascendente a Los Pinos tras estar sumido buena parte de la campaña en el tercer lugar por debajo de Cuauhtémoc Cárdenas, del PRD; y Francisco Labastida, del PRI, gracias a un debate y su organización.

En las vísperas y los jalones para celebrar el encuentro entre los tres candidatos presidenciales, fue entonces cuando Fox, quien finalmente se convertiría en presidente, soltó su icónico “hoy, hoy, hoy”, en televisión nacional en referencia a que quería el debate ese mismo día. Esta frase tuvo un gran impacto y la adoptó como slogan de campaña y de Gobierno.

Insisto, los debates per se poco influyen en el electorado, pero son las semanas previas y las posteriores las que realmente pueden “mover la aguja” de los votantes.

Como ya lo hemos mencionado en este mismo espacio, el electorado poblano reclama campañas de altura, cada vez menos guerra sucia y mayor acceso a las plataformas de cada candidato, así como a sus perfiles.

Pepe Chedraui no tendría por qué rehuir al debate con Mario Riestra. Y, sin embargo.

Debatir o no debatir, he ahí el dilema.

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