El gran reto de Armenta: controlar la ingobernabilidad de los alcaldes
Una de las principales problemáticas –si no es que la más preocupante– para el próximo gobierno que encabezará Alejandro Armenta será los constantes abusos de poder, la ingobernabilidad y el desaseo político de los alcaldes con los que tendrá que transitar y convivir durante los primeros tres años de su sexenio.
Esta especie política que muy fácilmente pierde el piso y se marea en su pequeño ladrillo ha causado una severa crisis política y de gobernanza en Puebla, pues los últimos hechos registrados en Zapotitlán de Méndez y Acteopan ilustran a la perfección lo que un poco de poder puede provocar en personas que no están capacitadas para tenerlo ni para ejercer un cargo público.
El pasado 1 de junio, el edil de Zapotitlán, Emilio Vázquez Bonilla, fue señalado por presuntamente participar en la ejecución de Ramón Malagón García, quien era escolta y chófer de Salvador Tino Martínez, presidente municipal electo en aquel municipio.
A través de una serie de videos dados a conocer por la Revista Proceso se ve a Vázquez Bonilla, junto con su hermano Higinio y a trabajadores de la administración municipal en la orilla del Río Zempoala, en donde presuntamente habrían cometido el asesinato del chófer, ya que en una de las grabaciones se ve a la víctima con sangre en el pecho mientras es retirado del lugar cargado de las extremidades.
Esta no era la primera vez que del hoy prófugo alcalde de Zapotitlán se veía inmiscuido en un hecho delictivo, pues el año pasado también fue acusado por disparar en contra de una escuela de aquel municipio en total estado de ebriedad.
El caso más sórdido cometido por un alcalde en funciones fue el de Álvaro Tapia, de Acteopan, quien el pasado 21 de junio perpetró el feminicidio de su esposa a quien atropelló tras una fuerte discusión cuando ambos se dirigían a Izúcar de Matamoros.
La mujer, según los informes policíacos discutió con el munícipe por lo que bajó del vehículo siendo en ese instante atropellada por su cónyuge Álvaro, quien trascendió, se encontraba alcoholizado y tras los hechos se escapó del lugar.
Estos dos casos, en cualquier parte del mundo, serían escándalos nacionales y tendrían repercusiones fulminantes.
Pero, estos no fueron los únicos escándalos que presidentes municipales cometieron en contra de sus gobernantes y que a la fecha han quedado impunes.
Irene Olea, alcaldesa de Izúcar de Matamoros y quien consiguió su reelección el pasado 2 de junio, está envuelta en un sombrío escándalo que día a día se enrarece aún más.
En marzo de 2023, dos periodistas oriundas de aquel municipio, quienes cubrían las actividades del 8M, fueron detenidas de manera arbitraria, privadas de su libertad, torturadas y agredidas sexualmente por elementos de la policía municipal e integrantes del Ayuntamiento de Izúcar.
Por estos hechos, 11 servidores municipales están siendo investigados por los delitos de falsificación de información y ejercicio indebido de funciones. Además, seis efectivos de la SSC están acusados por cometer actos de tortura contra las periodistas Michelle, Natalie y dos activistas cuya identidad quedó bajo reserva.
Este culebrón se oscureció aún más, pues el pasado 20 de junio, Socorro Becerra, testigo protegida de la FGR de este caso, fue asesinada a balazos por un grupo armado cuando se encontraba en el autolavado propiedad de su familia en Izúcar de Matamoros.
Otro caso que conmocionó a la entidad poblana fue el que se presentó en octubre de 2021, cuando el secretario de Seguridad Ciudadana de Tecamachalco, Alejandro Santizo, ejecutó a dos agentes de la FGE, quienes intentaban detener a un conocido narcomenudista de aquel municipio con nexos con la familia Mier.
De hecho, por este asesinato Santizo fue procesado y encarcelado, además de que Ignacio Mier Bañuelos, alcalde de dicha localidad, cuenta con una carpeta de investigación abierta en su contra.
En cuanto rinda protesta como el gobernador constitucional de Puebla, Alejandro Armenta deberá mandar un mensaje, como ya lo ha hecho con los futuros integrantes de su gabinete, de cero tolerancia al abuso de poder, corrupción y arbitrariedades de los alcaldes que estarán en el cargo hasta el 2027.
El gobernador electo tendrá que meter en cintura e impregnar su estilo metódico y disciplinado de hacer y entender la política a toda la clase política con la que cohabitará en la primera mitad de su sexenio.
Armenta Mier es de esos políticos que sabe cuándo y cómo dar manotazos en la mesa y apretar las tuercas cuando detecta esbozos de problemas o crisis que puedan surgirle por agentes externos a su gobierno.
La ingobernabilidad de los alcaldes del estado debe ser erradicada por el futuro mandatario poblano para que el estado no vuelva a sufrir hechos lamentables como los de Tecamachalco, Izúcar de Matamoros, Zapotitlán de Méndez y Acteopan.
Puebla ni los poblanos merecen padecer a más “Varguitas” en los ayuntamientos.
Off the record
Continuando con el tema de los alcaldes.
Algo muy raro está se está viviendo en el panismo poblano, en donde no logran descifrar las consecuencias que los llevaron a ser aplastados el pasado 2 de junio.
En los últimos días a la bancada del PAN en el Congreso local se le ha visto más que coordinada. Algo que se parece más a un nado sincronizado.
Los diputados locales se organizaron no para cuestionar alguna de las iniciativas que afectan a la ciudadanía o para mostrarse como una oposición sólida, sino, para atacar a Adán Domínguez.
Y es que, los comentarios del edil capitalino en contrarréplica a los ataques de Mónica Rodríguez Della Vecchia incomodaron a toda la bancada azul, así como su la posible participación de Domínguez Sánchez en el muy lejano proceso de renovación de la dirigencia estatal de Acción Nacional.
Hubiera sido interesante ver la misma coordinación para fijar posicionamientos sobre las irregularidades que se presentaron durante las campañas o para respaldar a los candidatos de la alianza «Mejor Rumbo para Puebla».
Un poco de honestidad, señores y señoras panistas.