
Tregua rota

Como un baldazo de agua fría fue como cayeron en la oficina del gobernador Sergio Salomón Céspedes las declaraciones hechas el pasado martes por Doña Rosario Orozco, quien tras la muerte de su esposo Miguel Barbosa esperó cerca de un año y medio para subir la guardia y soltar por primera vez un golpe en contra de la actual administración tras la andanada de críticas que ha sufrido la gestión barbosista por las controversiales inversiones en el Banco Accendo y la financiera Fóndika.

Y es que, Doña Rosario no pudo escoger un mejor momento para contraatacar luego de meses de silencio: minutos antes del inicio de los Diálogos Nacionales sobre la Reforma Constitucional al Poder Judicial con sede en la Ciudad de Puebla, en los que estuvo presente parte de la cúpula de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, Alejandro Armenta y otros notables cuadros de la 4T, además del propio Céspedes Peregrina y perfiles locales de Morena.
Desde el fallecimiento de su marido, Orozco Caballero –a lo mucho– dio un par de entrevistas para defender la memoria de Barbosa Huerta y de paso desmentir que durante su gobierno se haya provocado lo que algunos medios de comunicación, con documentos oficiales, bautizaron como un nuevo “Hoyo Financiero” que casi alcanzaría los ocho mil millones de pesos.
La respuesta más contundente que se había registrado por parte de la diputada federal electa, por Tehuacán, fue la del pasado 3 de agosto cuando, a través de un comunicado con el que deslindó a Miguel Barbosa del presunto desfalco al erario durante los ejercicios fiscales del 2019 y 2020, señalamientos que se habrían desprendido de los informes de la ASF de los mismos años y de las inversiones hechas en Accendo.
Orozco calificó, de forma contundente, los señalamientos como “dolosos” e “ignorantes”.
Los ataques y acusaciones en contra de la administración barbosista y, en específico, en contra de Teresa Castro Corro, exsecretaria de Finanzas, vieron una pausa durante las campañas electorales, en las que a nadie afín a la 4T le convenía que su único gobierno en Puebla fuera señalado como corrupto o malversado.
La tregua fue notoria.
Sin embargo, en cuanto concluyeron los comicios de junio salió a la luz una nueva inversión “fallida” de recursos públicos hecha por parte del gobierno barbosista, esta vez en la Financiera Fondika por 6 mil millones de pesos.
El dedo inquisidor volvió a apuntar a Castro Corro.
¿En contra de quién más?
¿Acaso habrá otro eslabón más débil para mandar el mensaje?
Al mismo tiempo, desde la Secretaría de la Función Pública se daba cuenta de la finalización de las investigaciones hechas en contra de la extitular de la SFA y se abría la puerta a posibles responsabilidades administrativas y hasta judiciales.
Con su constancia como diputada federal electa ya en la bolsa y con el cariño expuesto en más de una ocasión durante las campañas por parte del futuro gobernador de Puebla, Doña Rosario Orozco alzó la voz y sus palabras fueron estruendosas y estridentes.
La tregua quedó disuelta de manera oficial.
El intercambio de golpes ha sido de un lado y del otro.
Al gobierno de Céspedes le quedan cinco meses por delante y la actual Legislatura del Congreso local un mes y medio. Este periodo parece ya insuficiente para que Teresa Castro sea acusada de manera oficial por parte de la ASE, órgano que deberá enviar su informe y posibles sanciones al Legislativo para que este a su vez lo apruebe en el pleno y dé vista a la FGE, en caso de que los alcances sean legales, no sin antes esperar la defensa y amparos de la extitular de la SFA.
La ruta para sancionar a Castro Corro se llevaría, al menos, un año.
Seguro será más.
Doña Rosario Orozco, quien conoce a la perfección los términos y plazos legales, lo sabe a la perfección y por eso se atrevió a hacer esa declaración tan explosiva, máxime de que el próximo 15 de septiembre rendirá protesta como diputada federal más que identificada y afín a Sheinbaum.
A mi parecer, creo que la disputa entre ambas partes debería llegar a su final, pues a nadie en el seno morenista beneficia y mucho menos al próximo gobierno que encabezará Alejandro Armenta, quien no se inclinará para ningún lado y quien tampoco ha dado visos de que estos temas estén en su agenda.
La gran interrogante solo es una.

¿Cuál será la respuesta ahora por parte del gobierno de Sergio Salomón o se ondeará al fin la bandera blanca?
Ojalá sea la segunda.
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