Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
Eduardo Rivera lo sabía a la perfección: Genoveva Huerta intentaría infiltrar su planilla de regidores con impresentables morenovallistas.
Y así lo hizo.
Por eso, el ahora precandidato del PAN a la alcaldía de Puebla intentó frenar, hasta donde pudo, el gandallismo de “La Jefa Geno”, quien se quedó con cuatro regidurías para su marginal grupo político al interior del albiazul.
Ante la amenaza de dinamitar aún más su nomincación como el abanderado de Acción Nacional en la Angelópolis, Rivera Pérez no tuvo más remedio, con Marko Cortés como testigo, de entregarle a Huerta Villegas las posiciones solicitadas en la lista que aparecerá el 6 de junio en la boleta electoral de la capital.
Lalo Rivera se quedó sin la oportunidad de poder criticar la corrupción del pasado, desde el hoy preso Mario Marín hasta el siniestro Rafael Moreno Valle.
Con los alfiles de Genoveva Huerta en su planilla de regidores, perdió toda voz crítica contra los regímenes marinista y morenovallista que tanto dañaron a Puebla.
Con qué cara Eduardo Rivera podrá hablar de los excesos del pasado o de gobiernos malogrados cuando en su propuesta de Cabildo están Susana Riestra, Fernando Sarur, Rafael Guzmán o Dolores Cervantes, quien fue descubierta en flagrancia por este reportero haciendo campaña a favor de Fernando Manzanilla.
El precandidato del PAN era consciente del costo político que le acarrearían las ocurrencias de “La Jefa Geno” y la necedad de mantener con vida a las rémoras del morenovallismo.
Todo parece que Huerta Villegas al amarrar su diputación federal plurinominal ya dejó de importante lo que le depare al panismo poblano en los comicios intermedios de mitad de año.
Sin la evaluación de sus resultados, que pintan para ser catastróficos, “La Jefa Geno” ya tiene una curul en la próxima legislatura de la Cámara de Diputados.
Pero, lo más preocupante es que Genoveva Huerta, con toda alevosía y ventaja, coló en la planilla de Eduardo Rivera a personajes con antecedentes nada favorables y con asuntos pendientes con la justicia.
Este es el caso de Mercedes Aguilar, la ex secretaria particular del siniestro Moreno Valle.
La huérfana de Rafael es investigada por el actual gobierno de Puebla por haber recibido una notaría chocolate, la 7 de Huejotzingo, que en los hechos opera Sabás Jesús Gómez Cortés, al final del sexenio de su fallecido patrón.
No solo eso, la exdiputada federal también tiene pendiente una investigación abierta por la Fiscalía General del Estado por el saqueo a la residencia de los Moreno Valle en las Fuentes. El periodista Fernando Maldonado en su columna del 27 de agosto del 2019 titulada “¿Quién se llevó a Koblenz?”, dio cuentas de la infame traición de la ex particular del mandatario priista.
“Testigo de la rapiña desatada, la madre de difunta gobernadora Martha Hidalgo terminó por abofetear a Mercedes Aguilar López, la ex secretaria particular de Moreno Valle al advertir que era artífice de un saqueo en la casa del matrimonio defenestrado el 24 de diciembre (…) Hay denuncia penal en la Fiscalía General del Estado y la historia va a dar para muchas entregas más”, precisó el autor de Parabólica.
Pero, tal vez, lo más delicado es que Aguilar López es aviadora en la Secretaría de Educación Pública de Puebla, pues desde finales del 2017, Moreno Valle le entregó una plaza como Analista Especial C, adscrita a la Dirección de Formación Docente de la SEP estatal.
Por esta “plaza”, la precandidata del PAN a regidora de Puebla se embolsa mensualmente la nada despreciable cantidad de 19 mil pesos, sin mencionar las prestaciones, aguinaldos y seguros con los que cuentan los burócratas del estado.
No es de sorprender que Genoveva Huerta, quien también es otra aviadora y también de la SEP, fue la que impulsó la nominación de Mercedes Aguilar en la planilla de regidores de Eduardo Rivera.
Entre aviadoras te vieras.
Pobre Lalo Rivera: tanto que se desmarcó del morenovallismo para que ahora sus viudas y huérfanos los ensucien con su corrupción.
No me ayudes, comadre.
O, mejor dicho: no me ayudes, Jefa Geno.