Osvaldo Macuil / @OsvaldoMacuil
El crimen que avergonzó a Puebla frente al mundo fue un parteaguas. Los homicidios de Francisco Xavier Tirado, Ximena Quijano, José Antonio Parada y Josué Vital llenaron de hastío a los integrantes de la comunidad estudiantil de Puebla, a quienes les habían arrebatado todo, menos el miedo de salir a exigir justicia y una ciudad más segura.
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Desde el 25 de febrero de 2020, un día después de los asesinatos, de a poco, los estudiantes de Puebla comenzaron a salir a las calles. Cada día eran más y más los jóvenes que decidían dejar las aulas para unirse en una sola voz ante el clamor de justicia.
Para muchos, ser joven es sinónimo de irresponsabilidad, de falta de compromiso. Pero los estudiantes de Puebla demostraron que está generación puede romper el estereotipo y se formó la Asamblea 25/02, a través de la cual se organizó el movimiento más grande en la historia del estado.
El 5 de marzo de 2020 fue el día elegido para que todas las universidades que habían marchado dispersas se unieran en un solo contingente.
Desde las siete de la mañana, los jóvenes se reunieron en la avenida Juárez y la 21 sur. Nadie dimensionó lo que horas más tarde ocurriría. Quienes estuvimos ahí, aún podemos sorprendernos del movimiento que días después se volvió nacional.
Estudiantes de la IBERO, la UVM, el BINE, la Escuela de Comunicación de y Ciencias Humanas, la Universidad Tecnológica de Puebla, el Instituto Tecnológico de Puebla y 80 instituciones más se sumaron
“El 5 de marzo de 2020 entró en la historia de Puebla. El día que 150 mil estudiantes de 80 escuelas se apoderaron de las calles para unir sus voces y lanzar un grito al unísono: seguridad, alto a la violencia y justicia para tres de sus compañeros que fueron brutalmente asesinados en Huejotzingo. El crimen que avergonzó a Puebla ante el mundo y por el que se originó este movimiento inédito”, se leía en la crónica que ALMANAQUE publicó aquel día.
Durante días se especuló que el gobierno estatal reventaría con infiltrados el movimiento y que evitaría que llegarán a la sede del gobierno estatal. Nada de ello ocurrió y los jóvenes tuvieron la libertad de adueñarse de las calles.
“Ni un estudiante menos” sonaba en el corazón de Puebla. Desde los ventanales aplaudían el movimiento estudiantil. Nadie fue ajeno. Los niños agradecían por la lucha y los grandes, como Don Felipe, un alumno de la BUAP con 82 años, pusieron el ejemplo. Con bastón y con toda la experiencia que pudiera tener, Don Felipe marchó por los que están detrás de él.
Ese 5 de marzo ya era un día histórico. Ese día Puebla se paralizó. Incluso los conductores de UBER dejaron de trabajar para marchar en honor de su compañero ejecutado. Nadie esperaba este huracán estudiantil.
Ni los gobiernos pudieron prever que llegarían más de 150 mil personas que recorrieron las calles de la capital con rumbo a Casa Aguayo.
Los jóvenes marcharon de la Avenida Juárez al Paseo Bravo; bajaron por el Reforma hasta el bulevar 5 de Mayo y de ahí se dirigieron a Casa Aguayo, en donde el movimiento estudiantil llegó a su clímax.
En la sede de la Secretaría de Gobernación había una barricada con policías. Los jóvenes no se acercaron a ellos, no protestaron por el cerco. Siguieron su camino y se apostaron en las jardineras del barrio de El Alto.
Miles y miles de estudiantes seguían subiendo sobre la 14 oriente. Fue inédito. Ni los desfiles de la Batalla de Puebla reúnen tantos estudiantes.
El gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta salió sorpresivamente de su oficina para hablar con los jóvenes. Los jóvenes no lo esperaban. El militante de Morena les aseguró que van a resolver el problema de seguridad.
Durante dos horas, la marea de estudiantes siguió llegando a Casa Aguayo. Cada escuela tiene una historia negra de inseguridad. Todas las escuelas contaban víctimas por la delincuencia.
Estos jóvenes estaban decididos a convertirse en un contrapeso real a los poderes gubernamentales. Días después el coronavirus llegó a Puebla. El movimiento se vio interrumpido y la incógnita siempre estará ahí: ¿qué pasará cuando dejemos de interactuar con el virus de Wuhan? ¿volverán a ser igual de fuertes cuando regresen a las aulas? ¿volverán a salir a las calles a exigir justicia o pelear por una lucha social.
Las respuestas solo las tendremos con el tiempo…
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