Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
Claudia Rivera iba en búsqueda de su “Chalchihuapan” este 8 de Marzo.
En pleno Día Internacional de las Mujeres, la alcaldesa de Puebla quiso pintar de rojo en lugar de morado la Angelópolis.
En su obsesión con lograr la reelección que ya se le escapó de las manos por su gobierno colapsado y en crisis permanente, Rivera Vivanco buscó sacrificar a sus “hermanas”, con el único objetivo de intentar rescatar su sueño guajiro de permanecer en el Charlie Hall otros tres años.
El poder ya obsesionó a la exanalista del INEGI, quien de la noche a la mañana pasó de ser una activista de la diversidad sexual a gobernar la cuarta ciudad más importante del país.
La deprimente alcaldesa poblana quería que la marcha del #8M fuese una cruenta y sangrienta jornada en la que sus grupos de choque fueran agredidas por la policía estatal.
Y es que, Rivera Vivanco intentó que la marcha del lunes se convirtiera un caos y en un violento enfrentamiento entre sus burócratas radicales y los efectivos de la policía estatal.
La alcaldesa ya tenía su discurso preparado: culparía a Ardelio Vargas, subsecretario de Gobernación en el estado, de orquestar la violencia contra las mujeres.
“El sello de represor de Ardelio”, gritaría a los cuatro vientos envuelta en la bandera del feminismo mientras señalaba al gobernador Barbosa de intolerante.
Ver: Claudia Rivera y el vandalismo que ensució el #8M
Después, se erigiría como la única política en defender a las mujeres a fin de levantar su malograda precampaña por la candidatura de Morena al gobierno municipal de la capital.
Nada de eso pasó.
La obnubilada edil olvidó que los tiempos de la represión morenovallista ya no existen en Puebla a pesar de sus gritos sordos y arengas sinsentido.
El gobierno de Miguel Barbosa no cayó en la burda trampa montada por Claudia Rivera.
Pero, Rivera Vivanco continuo con su estrategia de vandalizar todo a la espera de que en algún momento aparecieran los elementos de la SSP y poder así vociferar y señalar a Vargas Fosado.
Los hechos del lunes fueron muy diferentes a las marchas de otros años por el Día Internacional de la Mujer. La violencia escaló a un nuevo nivel y eso fue notorio.
¿Por qué las radicales iban armadas con bombas molotov, aspersores con gasolina, con varas de acero y hasta con tasers si la marcha del #8M jamás había sido violenta y no pasaba de unos cuantos edificios pintadas y algunas ventanas rotas?
¿Qué era lo que esperaban las radicales comandadas por las trabajadoras de Claudia?
En una clara acción concertada, la alcaldesa organizó a sus trabajadoras para incitar al vandalismo en las principales calles de la Angelópolis.
Ver: El fracaso del falso feminismo como modelo de gobierno en la capital
Como era de esperarse, la furia se concentró en el Congreso del estado, que hasta hace unos días presidia Gabriel Biestro, el odiado rival de Rivera en la contienda interna de Morena; y al Palacio del Ayuntamiento no se le hizo ni una sola pinta a pesar de que la mamá de Claudia, Eloísa Vivanco, exoneró al presunto violador Félix Salgado Macedonio desde la Comisión Nacional de Honorabilidad y Justicia del Movimiento Regeneración Nacional.
El Incorrecto revisó la mayoría de videos que se publicaron en redes sociales por parte de las propias participantes y de los medios de comunicación y pudo notar hechos que merecen una explicación por parte de la peor alcaldesa del país.
En primera instancia se pudo notar que existían dos tipos de manifestantes: unas vestían ropa casual en la que destacaba el color morado y sólo portaban cubrebocas, hasta caminaron junto a sus hijas menores edad, y otras vestían en su totalidad de negro, estaban encapuchadas y portaban dos pañuelos, uno verde y otro morado, en el brazo derecho para diferenciarse.
Este tipo de ropa la vestían las trabajadoras de Rivera Vivanco y que este portal de noticias ya pudo identificar.
Además, estas burócratas del Ayuntamiento de Puebla guiaban al resto del contingente y portaban los artefactos antes mencionados. Una de ellas, Zavine M.P, fue clara en sus indicaciones: “ellos (refiriéndose al Ayuntamiento de Puebla) no hacen leyes; vámonos a la Fiscalía”.
Está claro que la indicación de la alcaldesa fue evitar que el Palacio del gobierno municipal de la capital fuera vandalizado y así sucedió.
Ningún edificio de la Comuna de Puebla fue atacado a pesar de que varios de ellos estaban en el camino al primer cuadro de la ciudad.
Qué oportuno.
Y no, no fueron todas, fueron las las radicales burócratas de Claudia Rivera, quienes mancharon al 8M.
Los hechos están a la vista de todos.
Tras descubrirse el vandalismo orquestado por Claudia Rivera, como era de esperarse, comenzaron las acusaciones simplonas y bananeras de represión lanzadas por las radicales auspiciadas por la alcaldesa.
Las acciones legales no se detendrán en contra de las trabajadoras de Rivera Vivanco y su vandalismo.
Veremos si la alcaldesa, una vez que se acabe su desastroso gobierno el 16 de octubre, da la cara por sus “hermanas” que mandó al ‘matadero’.
https://twitter.com/elincorrectomx/status/1369454973663186947?s=20
Esa es la sororidad de una activista de ocasión que sólo uso al feminismo para sus fines perversos.
Claudia Rivera quería su “Chalchihuapan”, pero las únicas piedras de gran calibre y cohetones fueron lanzadas por la alcaldesa y sus radicales.
El vandalismo de Rivera Vivanco jamás será la lucha feminista.
La alcaldesa solo mancha a la sororidad de Puebla y del país.
Así como ha ensuciado a la 4T en el estado.
Entiéndalo de una vez, señora presidenta, su toxicidad puede acabar en una tragedia.
Supere ya su voracidad de poder.
Y las pruebas siguen llegando por parte de las verdaderas feministas que repudian los actos vandálicos de las enviadas de @RiveraVivanco_:
Cinthya R.R.: anayista, chelista y claudista en menos de un año.
Lo bueno es que son inventos 🤡🤡🤡 pic.twitter.com/DxOJiI6Wpw
— Gerardo Ruiz (@GerardoRuizInc) March 10, 2021