Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
En total sigilo, sin más testigos que los dos ahí presentes, así fue el encuentro entre el senador Alejandro Armenta y el próximo alcalde de Puebla capital, Eduardo Rivera.
Sí, el expriista ya dejó a su suerte a su aliada Claudia Rivera, la repudiada candidata de Morena quien nada de muerto esperando que ya llegué el primer domingo de junio para que su naufragio termine.
Y es que, Armenta Mier le hizo creer a Rivera Vivanco que podría ganar otra vez la alcaldía de la Angelópolis a pesar de su ineficiente gobierno municipal inconclusa y los negativos que su imagen arrastra.
Ver: Votas por Claudia Rivera es votar por tres años más de miseria para Puebla
Tras declinar al proceso interno del Movimiento de Regeneración Nacional en la capital apenas unas horas después de la detención de su padrino Mario Marín, Armenta hizo una alianza siniestra con Claudia Rivera para operarle y coordinarle su campaña desde las sombras para después cobrar caro el favor hecho.
(Un dato revelador: a finales del año pasado, Alejandro Armenta le hizo la misma promesa a Gabriel Biestro a tal grado de ponerle a su entera disposición a un grupo de sus operadores de tierra).
El legislador emanado de las filas del PT tenía ya su ruta trazada: primero descarriló, a través de su esbirro Carlos Evangelista, a Biestro Medinilla; después, pactaría una alianza con la repudiada Claudia de ayudarla a reelegirse a cambio de dejarle el camino libre para el 2024; y, para finalizar, agandallarse la candidatura de Morena al gobierno del estado en los comicios sucesorios del barbosismo.
El plan solo funcionó en la cabeza del obnubilado Alejandro.
Aunque sí logró dinamitar a la carta fuerte del gobernador Barbosa, a quien le arrebataron la designación como abanderado de Morena en la capital, el resto de la estrategia comenzó a derrumbarse, pues la candidatura de Rivera Vivanco nació en extremis y terminó por hundirse en los primeros días de la campaña.
Las traiciones han comenzado a rondar en el war room claudista.
La repudiada Rivera Vivanco primero fue víctima de la simulación de Fernando “Tigre Blanco” Manzanilla, quien, al igual que el ahijado de Marín, se sumó a la edil con licencia para después abandonarla ante sus nulas posibilidades de triunfo el 6 de junio.
Ahora, Alejandro Armenta ya le dio la primera puñada por la espalda a Claudia Rivera en la recta final de las campañas que viven su último suspiro antes de la jornada electoral, que será una pesadilla para la candidata espuria de Morena en la Angelópolis.
Ver: Empate técnico, el escenario menos desalentador que le dan a Claudia Rivera
Al final, Armenta Mier sacó su lado más pragmático y ya abandonó la Nave de los Locos, que, al final de cuentas, ni es suya.
Sabedor de que Rivera Vivanco no tiene ninguna posibilidad de ganar la elección por el gobierno municipal de la capital, Alejandro Armenta inició acercamientos con Eduardo Rivera, el candidato de Va por Puebla, para jurarle que no meterá las manos el Día D a favor de su rival de Morena.
El mensaje fue enviado por un personero del senador.
El encuentro entre ambos, confirmaron dos fuentes diferentes a este reportero, se dio la mañana del pasado domingo en el restaurante la Casita de Antaño, ubicado en la Avenida 49 Poniente, en Estrellas del Sur.
Armenta y Lalo no compartieron el pan y la sal, pero sí un café, al decir de los testigos.
¿Rivera Pérez confiará en la promesa de no intervención de Armenta?
No es casualidad que el acercamiento de Armenta se da a la semana de la visita a la ciudad de Puebla de su padrino Ricardo Monreal.
Los números son muy claros.
Como buen priista y fiel a su historial de traiciones, Alejandro Armenta sabe perfecto en qué momento abandonar el barco antes de que este se hunda.
El aspirante a gobernador, quien ya mueve sus fichas, ilusionó a Rivera Vivanco y después la dejó morir.
La noche de los cuchillos largos llegó antes de tiempo.
Rivera Vivanco vive sola en su soledad.
Sin aliados de peso, sin operadores eficientes y rodeados por los mismos liliputienses que llevaron a la miseria a nuestra ciudad.
Ver: Las indiscretas confesiones de Aristóteles Belmont
Tras el 6 de junio, Claudia Rivera tendrá cerca de cuatro meses para limpiar el Ayuntamiento de Puebla y esperar que la justicia no la alcance.
Vaya final para la mujer quien se ufanaba de ser superior a toda la clase política y que, al final, el poder la enfermó como a cualquier otra.
Que el último en salir apague la luz.