Las señales inequívocas de que algo se movió en Morena con dirección al género femenino para que sea una mujer la que abandere al partido lopezobradorista en Puebla en las elecciones del 2024 están a la vista de todos.
Es una necedad absoluta no verlas.
¿Cuáles fueron las razones que motivaron al gobernador Sergio Salomón Céspedes de ser él quien anunciara la renuncia de Olivia Salomón haciendo especial énfasis, como no sucedió con los casos de Julio Huerta o el Doctor José Antonio Martínez, en que buscaría la candidatura de Morena?
¿De quién escuchó la aún secretaria de Economía las “palabras mayores” para ser la primera mujer de toda la baraja de aspirantes femeninas en separarse de su cargo casi al mismo tiempo que Omar García Harfuch, quien peleará por la candidatura al gobierno de la Ciudad de México, ambos identificados como ‘corcholatas’ de Claudia Sheinbaum?
¿Qué rumores les llegaron también a Lizeth Sánchez y a Norma Layón para anunciar sus salidas de la Secretaría del Bienestar y de la presidencia del Ayuntamiento de San Martín Texmelucan, respectivamente?
¿Por qué –a la fecha– ni Nacho Mier ni Alejandro Armenta han solicitado licencia a su curul en la Cámara de Diputados y a su escaño en el Senado de la República, siendo los dos supuestos líderes de la interna morenista por la candidatura al gobierno poblano?
Durante semanas el equipo de Ignacio Mier, rehén de su soberbia y una altanería absoluta, esparció la especie de que la convocatoria para el proceso de selección del coordinador estatal de los Comités de Defensa de la 4T en Puebla sería un “traje a la medida” para él, pues este documento se publicaría a finales de diciembre, una vez que quedase aprobado el último paquete fiscal, el del 2024, del presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que representaría la “salida triunfal” y la “última gran encomienda” que el expriista tendría como líder de la bancada morenista en San Lázaro.
Nada más alejado de la realidad.
Otra mentira, como la de ser la ‘carta marcada’ de Andrés Manuel López Obrador, que se le cae a los morenachos.
Cierto como lo es, Claudia Sheinbaum está ejerciendo ya el poder tras recibir de manos de AMLO el bastón de mando de la 4T.
El poder es para ejercerse, dicen el manual de las reglas no escritas del círculo rojo.
La prueba máxima de que Sheinbaum Pardo empieza a sentirse ya como la gran heredera de la Cuarta Transformación es la declinación de Ricardo Monreal de la interna de Morena para elegir a su abanderado en la CDMX, posición que la candidata presidencial quiere de manera forzosa para García Harfuch, su exsecretario de Seguridad Ciudadana y quien, incluso, es visto con cierto recelo por AMLO y su círculo compacto.
Monreal Ávila, como el animal político que es, entiende a la perfección la premisa máxima del poder: “nadie se quiere pelear con el águila”.
En este caso, “la” águila.
Monreal aceptó que un strike más lo dejaría en una posición más que incómoda frente a la que se perfila a ser la próxima presidenta de México.
Algo que un político con su experiencia no se puede permitir.
Insisto, las señales dejaron de ser cruzadas y ahora son bastante claras de lo que el bastón de mando de la 4T representa.
Claudia Sheinbaum comienza a trazar el derrotero de lo que será su campaña, con quién sí y con quién no quiere hacer fórmula en los nueve estados que renovarán sus gobiernos locales, y con quiénes quiere tener relación federación-estado en lo que sería su sexenio.
Qué equivocados están quienes quieran ver a Shienbaum como una simple espectadora sin voz ni voto en la definición de las candidaturas más relevantes que estarán en juego el próximo año.
El hecho de que el CEN de Morena adelantara la publicación de las convocatorias en los nueve estados que elegirán gobernador o gobernadora es el ejemplo perfecto de que ya todo pasa por el escritorio y busca el visto bueno de la nueva jefa política del lopezobradorismo.
Quien crea que fue algo fortuito o algo causal las renuncias de Olivia Salomón, Liz Sánchez o Norma Layón que mejor calibre su brújula otra vez.
Las señales, reitero, son inequívocas.