Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
Nadie puede negar que la decisión de Andrés Manuel López Obrador de desaparecer del Fondo para Desastres Naturales del gobierno federal fue una de las medidas más desatinadas de su administración, pero tampoco nadie puede objetar al presidente de la República que esta bolsa, como muchas otras, sirvió en el pasado reciente para que unos pocos se llenaran los bolsillos a costa del dolor y tragedia de los más necesitados.
Tras el paso del Huracán Grace por la entidad poblana, nos es obligatorio recordar al extinto Fonden.
El gobernador Miguel Barbosa llamó, por enésima ocasión, al gobierno de AMLO a que voltee a ver lo sucedido en el estado y envíe recursos para reconstruir y repara los cuantiosos daños que dejó el desastre natural en diferentes municipios y comunidades al norte del estado.
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Barbosa Huerta no se quedó de brazos cruzados ante la constante desidia de la federación, pues anunció que su administración impulsará programas para la reparación de caminos y viviendas, así como para apoyar a las y los poblanos que perdieron sus cosechas, al tiempo de comprometerse a no dejar solos a los afectados como sí lo hicieron sus antecesores.
En octubre de 2020, el Senado de la República aprobó la eliminación de 109 fondos y fideicomisos, entre ellos el Fonden, para trasladar a la Secretaría de Hacienda el manejo directo de los recursos.
Un año antes, el gobierno de López Obrador incluyó en su presupuesto de egresos 3 mil 466 millones de pesos para el Fondo para Desastres Naturales, monto que es 50 por ciento menos respecto del promedio de recursos aprobados para el Fonden en el periodo 2013-2017.
La bolsa aprobada para 2019 es 85 por ciento menos comparado con los recursos que se aprobaron para el Fonden en 2018, pues este año el fondo contó con 24 mil 644 millones de pesos, cifra que llegó a esa cantidad para cubrir gastos por la temporada de ciclones, pero también para atender los efectos remanentes de los sismos de septiembre de 2017.
Al decir del presidente de México, este fondo sirvió como “caja chica” para funcionarios y era manejado de manera discrecional.
Aunque AMLO se ha caracterizado por decir verdades a medias o acomodar los datos a su conveniencia, en esta ocasión la razón asistía al tabasqueño.
Puebla fue el ejemplo perfecto de que el Foden sirvió para que algunos miserables y mezquinos depositaran en sus cuentas bancarias privadas los recursos públicos para subsanar y apoyar a los afectados de los desastres naturales.
En septiembre de 2017, la entidad poblana fue azotada de nueva cuenta por un temblor de magnitud de 7.1 grados Richter, el cual golpeó con una fuerza brutal a la sierra mixteca, que se vio severamente dañada por este sismo.
La federación, en ese entonces a cargo de Enrique Peña Nieto, entregó al gobierno de Tony Gali una bolsa de mil 670.6 millones de pesos para atender afectaciones por el sismo del 19 de septiembre, el cual dejó daños a 28 mil 345 viviendas en 112 municipios de la entidad.
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Para las reparaciones iniciales tras el terremoto, el Fonden destinó 570 millones de pesos a Puebla, de los cuales, 237.4 se enviaron a escuelas federales; 132 a escuelas estatales; 115 a vivienda; 32 al rescate de monumentos históricos, religiosos y artísticos; 24.5 en infraestructura hidráulica; 16 a cultura y 10.2 a atender carreteras federales dañadas.
A pesar del luto que cubrió a la entidad por las decenas de víctimas fatales que dejó el sismo del 19S, existió un grupo de funcionarios de la administración de Gali Fayad, con la complacencia del propio mandatario, que no tardaron en lucrar con la tragedia.
Gerardo Islas, exdiputado local, y cuatro de sus colaboradores cercanos fueron los primeros señalados por el presunto desvío de recursos de al menos 17.6 millones de pesos destinados a la reconstrucción del sismo durante su gestión como secretario de Desarrollo Social (Sedeso).
En esta trama, como era lógico, también figuraba Xabier Albizuri, el prófugo exsecretario de Infraestrucutura del minigobierno galista.
En un revelador reportaje firmado por los talentosos Elvia Cruz e Iván Tirzo se documentó que el gobierno de Gali etiquetó 47.5 millones para la construcción de cuartos dormitorios a favor de afectados del sismo, pero solo 17.6 millones fueron ejercidos por la Sedeso.
Los datos oficiales precisaban que esta bolsa serviría para ayudar a dos mil 800 pobladores de los municipios de Chiautla, Chietla, Cohetzala, Izúcar de Matamoros, Huaquechula, Jolalpan y Tepemaxalco.
“En respuesta a una solicitud realizada por la organización civil Desarrollo Social Ciudadano por el Bienestar, la Seguridad y la Unión de la Familia a la Sedeso para conocer detalles de dicho programa, en abril del 2018, la propia Secretaría de Desarrollo Social negó, en el oficio SDS/095/2018, haber ejercido ese monto.
Es decir, la misma dependencia dio a conocer un desembolso por dicha cantidad y después lo negó”, precisa la nota publicada en Expansión Política.
Así, la cloaca se destapó.
Tras las chingaderas con el Fonden se descubrió que los seguros contratados por el siniestro Rafael Moreno Valle también fueron una mentira, pues la Red Mexicana de Franquicias en Puebla advirtió el fraude por 18 millones 276 mil dólares, resultado de la contratación de una póliza contra catástrofes naturales durante el último año de administración del fallecido exmandatario.
Ahora que un nuevo desastre natural golpeó Puebla es inevitable no recordar todas las atrocidades e infamias que los gobiernos morenogalistas realizaron en contra de todos los poblanos.
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Bien valdría la pena recordar a los miserables por los que se decidió extinguir el Fondo de Desastres Naturales que hoy tanta falta nos hace.
Es cierto, el Fonden sí fue la caja chica de una bola de corruptos e infames.
Tantita madre y un poco de memoria, señores.