Solo era cuestión de tiempo. Luis Ernesto Derbez Bautista intentó defender su coto de poder en la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), sin importarle la red de empresas fantasma que tejió para beneficiarse económicamente.
Hoy dejó de ser el respetado ex canciller mexicano para convertirse en Luis Ernesto N.
El ex rector fue uno de los cómplices de la familia Jenkins para desfalcar a la fundación que creó William Oscar Jenkins.
En este espacio se advirtió el pasado 30 de junio, cuando estalló el escándalo de la UDLAP, que Derbez estaba en la mira de autoridades judiciales a nivel federal y local.
La Fundación Bienestar de la Filantropía se creó para recibir el capital de la Fundación Jenkins. De esa asolación civil fueron representantes Alejandro González Muñoz y Virgilio Rincón Salas.
Una vez que lograron su cometido, se creo una empresa llamada Consultoría en Administración de Centros Deportivos y Comérciale, la cual administró los bienes de la UDLAP y daba servicios a la institución.
Los dueños de esa firma: Alejandro González Muñoz, Virgilio Rincón Salas y Luis Ernesto Derbez.
Las autoridades judiciales detectaron que Derbez y compañía desviaron 100 millones de pesos de la una de las instituciones de mayor prestigio de México.
Por años, Luis Ernesto Derbez operó al amparo del poder público. Trató de ser opositor del morenovallismo para disputar internas en el PAN. Luego se alineó al régimen y se ejecutaron negocios turbios.
La Cuarta Transformación no se lo perdonó y solo era cuestión de tiempo. Derbez presionó y presionó para recuperar la rectoría y el control de la institución.
Hoy es prófugo de la justicia. Hoy ya es Luis Ernesto N.
