Nadie puede negar que la recuperación económica en la entidad es una realidad.
De la mano de ambiciosos programas de incentivación económica, apoyos al campo en lugares de alta marginación que por años fueron ignorados por las administraciones anteriores y de miles de obras de infraestructura carretera, hospitalaria y escolar, la entidad está de pie tras dos años en los que la pandemia del Covid-19 lastimaron de una forma inimaginable a la economía de todos los poblanos.
En este año, la inflación en Puebla alcanzó el 8.2% durante el segundo trimestre, ubicándose por debajo de la media nacional, la cual registra un nivel histórico de aumento.
La política de no endeudamiento real del gobierno de Miguel Barbosa más la sinergia y austeridad que ha impregnado en el resto de la estructura de su administración ha logrado que el estado sea referente en finanzas sanas y en un destacable manejo del gasto y de la economía local.
De acuerdo con el INEGI, se tiene una variación del 74% quincenal, lo que coloca al estado en el sexto lugar del país con la mayor variación en el periodo, menos elevada que la variación nacional, que fue del 0.42%; mientras que a nivel nacional la inflación quincenal fue del 8.62 por ciento.
No es ninguna casualidad o algo fortuito que la entidad poblana tenga proyectado para el 2023 contar con un presupuesto histórico que rondará los 120 mil millones de pesos.
Un total reconocimiento de la federación al gobierno barbosista, además de que el PEE es, aunque a los malquerientes de Barbosa Huerta les cueste reconocerlo, obra de la correcta estrategia para sobrellevar los recursos propios.
La federación contempló para la entidad 53 mil 380 millones de pesos, lo que representa un incremento de 18.9 por ciento en términos nominales, 8 mil 477 millones de pesos más respecto al año anterior. En el Ramo 33, en el que se etiquetan recursos específicos relacionados a la educación, la salud e infraestructura, el gobierno federal asignó 45 mil 292 millones de pesos, un aumento del 14.3 por ciento, lo que se traduce en 5 mil 666 millones de pesos más frente a lo recibido en 2022.
La acertada política de comunicación del gobierno de Puebla para socializar los programas de recaudación y sus beneficios como el reemplacamiento, el control vehicular y las fotomultas, han dejado al estado más de 9 mil millones de pesos de ingresos propios.
Otro rubro que no puede pasar desapercibido es el del turismo, el cual ha logrado ser, gracias a la muy atinada gestión de la secretaria Martha Ornelas, uno de los grandes referentes y pilares del gobierno de Barbosa.
La secretaría de Turismo estatal, de la mano del programa integral “Tienes Ganas de Puebla”, es uno de los salvavidas que mantuvo a flote al estado durante los meses que duró la epidemia del Coronavirus.
Tan solo este 2022, la dependencia a cargo de Ornelas Guerrero ha recaudado por diferentes programas, convenciones y eventos culturales en la entidad cerca de 10 mil millones de pesos.
Una derrama económica histórica en la entidad.
El estado sigue figurando dentro del Top Ten de destinos turístico de México más visitados y en dentro de las tres entidades sin playas con más turistas solo por debajo de Guanajuato y Chiapas.
Además, los 10 pueblos mágicos del estado han dejado a las arcas públicas mil millones de pesos en este ejercicio fiscal que está por concluir.
En Puebla, sobra decirlo, las cosas se vienen haciendo bien y dan resultados.
La fiesta que se vivió el fin de semana en el concierto “México Suena a lo Grande”, en el Auditorio Metropolitano, de los tenores Fernando de la Mora, Javier Camarena y Ramón Vargas, dan muestra de que la entidad es un referente cultural y el sano ambiente que se respira tras años en los que Puebla cayó en una espiral de poder desquiciado, corrupción y excesos.
El turismo será de los legados por los que Miguel Barbosa será recordado después del 15 de diciembre del 2024.
Un estado funcional y atractivo para la inversión y los turistas.
Puebla recuperó su grandeza.
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