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La última gran derrota de los Jenkins y Derbez

2historias reportero

El secuestro de la Universidad de las Américas Puebla llegará a su final antes de que concluya esta semana.

La estrategia planeada por los Jenkins, Luis Ernesto Derbez y Cecilia Anaya de tomar como rehén a la Udlap terminó por fracasar luego de que la justicia, ni local ni federal, cedió a sus chantajes de regresarles el control de la Fundación Mary Street Jenkins y de sus cuentas bancarias para seguir desfalcándolas.

Y es que, la tarde de este lunes, Anaya Berríos dobló las manos y reculó en su postura asumida hace algunos días de negarse a asumir el control de las instalaciones de la universidad asentada en San Andrés Cholula y con ello retomar las actividades presenciales de la institución, pues tras acudir al acudió al Juzgado Segundo de lo Civil, de Magda Reyes Delgado, aceptó la posesión del campus.

A la rectora interina, quien sigue encubriendo y solapando los quebrantos contra la Udlap cometidos por el prófugo Luis Ernesto Derbez, se le acabó su soberbia y su actitud envalentonada luego de que el Juzgado Segundo le puso un ultimátum de reabrir sí o sí el campus de la universidad azteca.

La gran derrota de los Jenkins, de Derbez y de Anaya inició el pasado 1 de febrero cuando el juzgado de Control de Distrito Centro no solo entregó la posesión del inmueble de la Udlap a la Fundación Mary Street Jenkins, la cual sigue a cargo de Enrique Gurza Cárdenas, sino que emitió un exhorto dirigido a la rectora interina y cómplice de su antecesor para reanudar las clases y las actividades administrativas en la institución.

Desde ese momento, el secuestro de la Udlap ya era insostenible.

Los Jenkins y sus dos esbirros disfrazados de rectores ya no podían seguir usando a la comunidad universitaria como su moneda de cambio para mantener el control de la FMSJ y de la Universidad de las Américas Puebla, ambas convertidas en negocios familiares y saqueadas de manera indignante.

La estocada final para las ambiciones desmedidas de los Jenkins llegó el 16 de febrero cuando el Juzgado Tercero de Distrito sobreseyó el amparo 1029/2021, que era el único clavo ardiendo al que los Jenkins estaban agarrados, pues Margarita Jenkins de Landa ya no era reconocida como la presidenta del patronato de la Fundación Udlap, y, por el contrario, se validaba al único patronato legalmente reconocido, que encabeza Horacio Magaña Martínez y que fue nombrado por la Junta para el Cuidado de las Instituciones de Asistencia Privada del Estado de Puebla, en marzo de 2021, tras rebelarse el desfalco de más de 700 millones de dólares.

En pocas palabras, el patronato de Magaña Martínez, el legal y único, es el responsable de la administración y posesión del campus de la Udlap, así como de las cuentas bancarias de la institución.

De nada sirvieron las semanas de “periodicazos” pagados en la Revista Proceso en contra de Miguel Barbosa ni de su gobierno, los cuales intentaron ser involucrados, sin ningún éxito, en el pleito legal entre los miembros de la familia Jenkins y que arrastró a la Universidad de las Américas Pueblas en la peor crisis de su historia.

Tampoco ayudaron en algo los gritos sordos y los lloriqueos de los vilipendiados empresarios que ahora comanda el analfabeto funcional Rubén Furlong, el licenciado trunco doblado a presidente de la Coparmex en Puebla.

Mucho menos sirvieron las granjas de bots contratadas por Luis Ernesto Derbez para hostigar y acosar a todos los periodistas que hemos dado seguimiento al caso de la Udlap y exhibido los delitos e irregularidades cometidas por sus expatronos.

Los políticos oportunistas, carroñeros y radicales también quedaron en ridículo.

La justicia echó por borda todos los chantajes de los Jenkins y de Derbez Bautista al darle la razón a los que siempre la tuvieron.

El secuestro de la Udlap se acabó y ahora Cecilia Anaya no tendrá más remedio que reabrir la universidad y obedecer las órdenes del patronato de Horacio Magaña.

Con la universidad libre ya solo queda solucionar el desfalco de casi 730 millones de dólares que cometieron los descendientes de William O. Jenkins, quien creó una maldición al no dejarles a sus nietos ni hijos la herencia de su fortuna, la cual es el fondo de todos los males de la Universidad de las Américas Puebla.

Sí, la libertad de la Udlap se logró.

El secuestro de los Jenkins colapsó y Cecilia Anaya bajó los brazos.

Al final, todos los implicados regresaron a su sitio.

Los Jenkins continúan perseguidos por el desfalco, Luis Ernesto Derbez prófugo por el desvío de recursos de la Udlap, Anaya Berríos a las órdenes del patronato de Magaña y los alumnos en las aulas.

La derrota de los Jenkins y de Luis Ernesto Derbez es bastante sórdida y sonora.

Así de claro.

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