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Las señales de destape en el informe de Lalo Rivera

2Osvaldo Cuarto

En los últimos meses, los informes de actividades de servidores públicos se convirtieron en destapes anticipados. Con recursos públicos, algunos personajes acarrearon gente para que les gritarán “gobernador” y así confirmar que están en la carrera rumbo al 2024.

El presidente municipal de Puebla, Lalo Rivera Pérez se mantuvo institucional y respetó en todo momento el cargo que ostenta, pero se dio tiempo para hablar de sus aspiraciones políticas.

Todas las encuestas colocan al panista como el rival a vencer de cara a la elección a gobernador de Puebla del 2024. Así que los invitados llegaron con la expectativa del mensaje político.

En su discurso enumeró los avances en seguridad, inversiones en infraestructura, apoyos económicos para emprendedores, así como los proyectos que se ejecutarán en lo que resta del año y a lo largo de 2023.

Lalo Rivera dejó ver que la relación con el gobernador, Miguel Barbosa Huerta se mantiene firme. Si bien se han dado desencuentros normales del ejercicio del poder, aún conservan la amistad de dos décadas.

Entonces llegó el momento esperado por todos: ¿Lalo Rivera será candidato a gobernador del PAN?

“Para quienes me preguntan acerca del futuro, les digo que los tiempos y las circunstancias cambian constantemente, y las luchas también”, expuso el alcalde para atraer al 100% la atención de los presentes en el Centro de Convenciones.

Y remató:

“Un buen político debe estar preparado  para los retos por venir. Soy un hombre de lucha que siempre está listo para afrontar las batallas que vengan. Dios y el tiempo abrirán el camino y ustedes los ciudadanos tendrán la última palabra”.

Le abrió la puerta a la candidatura pero con mesura. No hicieron falta porras y arengas para destaparlo.

El panista esperará que se acerque el tiempo de la sucesión, analizará su capital político y entonces decidirá, pues juega dos cartas: la candidatura a gobernador o la reelección en la capital.

Aunque, él sabe que si en 2024 no se sube al tren de Casa Aguayo, “los tiempos y las circunstancias” cambiarán y será más complicado subirse en el inicio de la próxima década.

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