Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
De poco a nada sirvió el debate de este domingo entre siete de los ocho candidatos a la alcaldía de Puebla capital organizado por el Instituto Electoral del Estado.
Más allá del pésimo formato que se eligió y de la pésima organización, el IEE y su consejero presidente Juan Manuel García Onofre demostró que la elección intermedia de este año les ha quedado grande y cualquier cosa puede pasar durante la jornada electoral del próximo domingo.
Ni en algo tan sencillo como la difusión, promoción y una correcta campaña en redes sociales, el Consejo General del Instituto Electoral pudo mostrar capacidad y eficiencia, lo que provocó que el encuentro entre los aspirantes a llegar al Charlie Hall fuera un rotundo fracaso.
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El órgano electoral poblano es un desastre y así quedó demostrado desde el inicio de las campañas y hasta la realización de este soporífero debate en la Angelópolis.
Tal fue el fracaso del encuentro que ni el uno por ciento del padrón electoral de la Ciudad de Puebla siguió el debate entre Eduardo Rivera, Claudia Rivera y el resto de los aspirantes con rol anecdótico en el actual proceso.
El encuentro transmitido en las cuentas de Facebook y YouTube del IEE tuvo en total 4 mil 142 viewers, lo que representa el paupérrimo un millón 330 ciudadanos inscritos ante el Instituto local.
De ese tamaño fue el chasco que “organizaron” (decirlo así es un piropo) los consejeros electorales, quienes están más preocupados por lavarse las manos de todas las porquerías hechas en los días previos al arranque de las campañas para beneficiar a Rivera Vivanco, que en promover una jornada electoral en orden y limpia el próximo 6 de junio.
Así como el IEE, los siete candidatos que sí asistieron al debate dejaron muchísimo que desear, pues solo tres, Rivera Pérez, Rivera Vivanco y Roberto Ruiz Esparza, expusieron un plan de trabajo; mientras que el resto, Eduardo Rivera Alcantarilla, Édgar Yamil Yitani, Evelyn Hurtada y Alfredo Victoria, pasaron desapercibidos si no hubieran sido por su papel de golpeadores ante sus nulas opciones de siquiera alcanzar el cinco por ciento de la votación total.
Pero, la única lectura que se le puede dar el ejercicio de la tarde del domingo es que Eduardo Rivera, en efecto, es candidato puntero en la carrera por el Ayuntamiento de Puebla.
Así quedó claro es los desesperados ataques que la repudiada Claudia Rivera lanzó durante gran parte del debate como un último intento desesperado de rescatar su campaña que se hundió desde antes de iniciar.
Rivera Vivanco llegó al IEE con la única estrategia del “matar o morir”.
Sin embargo, la burda trampa tendida por la candidata espuria de Morena, en nado sincronizado por el exconvicto Rivera Alcantarilla y Édgar Yitani, no funcionó ni tampoco logró mermar la imagen de Lalo Rivera, quien salió como llegó al encuentro: como el primer lugar en las preferencias electorales en la Angelópolis.
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¿Si Claudia Rivera se ufana de ser la candidata puntera rumbo al 6 de junio por qué se mostró tan desesperada en el debate y por qué optó por atacar a Rivera Pérez, quien en sus mentiras dice estar a 20 puntos de distancia de ella?
Una de las reglas básicas de las elecciones es que en los debates se denuesta al candidato puntero y no al segundo o tercer lugar.
Ahora más que nunca quedó demostrado que la ventaja de Lalo Rivera de dos dígitos sobre Rivera Vivanco es real e irreversible.
A la repudiada Claudia no le salió ni su estrategia de provocadora con el objetivo de enganchar al puntero de las elecciones y que este le contestara con algún ataque para después acusarlo de misógino o victimizarse, como bien acostumbra, por violencia con razón de género.
Rivera Vivanco no funcionó ni como golpeadora.
La candidata impuesta de Morena dejó pasar su última oportunidad al olvidar que ya estuvo al frente del Ayuntamiento de Puebla dos años y medio sin que pudiera dar resultados o salir con el orgullo del deber cumplido.
¿Si su gestión inconclusa fue tan exitosa, como así lo presume, por qué no la utilizó como su carta de presentación en el debate?
Rivera Vivanco fue la gran perdedora del debate al no poder acertar un golpe certero en contra de Lalo Rivera, quien ya sólo se debe enfocar en cuidar la jornada electoral del próximo domingo y que su inminente triunfo no sea puesto en tela de juicio ante un posible fraude de la edil con licencia, quien utilizará todas las artimañas para que se derrota se cierre a menos de 4 por ciento y así poder acudir a los tribunales local y federal para impugnar los resultados.
Si bien no existió un ganador claro, la repudiada Claudia Rivera fue la única en salir derrota de las instalaciones del Instituto Electoral del Estado.
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Sin Liza Aceves, sin Alejandro Armenta y sin el respaldo de la gente, a Rivera Vivanco ya solo le quedan siete días para nadar de muertito a la espera de que los capitalinos al fin puedan dejar claro el mensaje de que su gobierno fue el peor en la historia de la Angelópolis.
El debate solo confirmó que Lalo Rivera es el candidato puntero.
La tendencia es irreversible.