Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
Decir que el régimen que encabezó el siniestro Rafael Moreno Valle fue la era más oscura para Puebla no es ninguna mentira.
Más allá de los vergonzosos casos de corrupción, desvío de recursos públicos y un endeudamiento atroz por la megalomanía del exgobernador difunto en el Helicopterazo de Coronango en la navidad del 2018, las entrañas del gobierno morenovallista fueron una infamia nunca antes vista en el estado.
Si el caso de Chalchihuapan mostró la cara más violenta e intolerante de la administración del difunto Rafael, los escándalos de la venta de menores en el SEDIF y el robo en despoblado del patrimonio artístico de la entidad demostraron que el paso del expriista por el gobierno del estado fue, es y será la época más vergonzante para los poblanos.
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Hasta en la muerte, Moreno Valle sigue jodiendo a Puebla.
Lo revelado este martes por el gobernador Miguel Barbosa, quien dio más detalles del infame saqueo a los museos del estado durante el morenovallismo no puede no alarmarnos ni mucho menos normalizarse como parte de los muchos delitos cometidos durante la gestión del extinto mandatario.
El morenovallismo no solo dañó las arcas del estado también lo hizo con el patrimonio cultural de Puebla.
El gobierno del siniestro Moreno Valle desapareció 6 mil piezas de nueve museos de la entidad.
De acuerdo con información de la Secretaría de la Función Pública y de la Secretaría de Cultura, los mayores saqueos sucedieron en el Museo José Luis Bello y González, en donde faltan un total de 1 mil 982 piezas, entre ellas una representación de La Piedad, que data del siglo XVIII; medallones, cálices y monedas de plata; otras más de marfil chino hispano y europeo y de cristal cortado; dos relojes de bolsillo, de oro, uno con un rubí y otro con un diamante.
Además del robo millonario, se documentó que 32 mil 473 piezas, de 13 diferentes museos no fueron incluidas adecuadamente en el inventario, de manera que eran susceptibles de robo como ya había pasado con anterioridad.
Solo basta recordar que el oneroso Museo Internacional Barroco, uno de los grandes elefantes blancos de Moreno Valle, fue equipado con piezas de diferentes museos, a través de un traslado y un inventario opaco y discrecional.
En el MIB, que en la realidad era un huevo vacío cuyo cascarón nos costó a los poblanos 8 mil millones de pesos en una deuda impagable, tuvo que agandallarse las 168 piezas de otros museos, al decir de los datos oficiales del gobierno morenovallista.
El saqueo a los museos de Puebla para el Barroco pudo ser mayor, pero nadie lo sabe.
El propio Sergio Vergara Berdejo, titular de la Secretaría de Cultura, precisó hace semanas que en el MIB no se localizan “colecciones que fueron supuestamente adquiridas” por el fideicomiso que se gestó durante la administración de Moreno Valle, que tuvo 300 millones de pesos para la compra de piezas, mismas que están sobrevaluadas y fueron compradas en “casas de antigüedades inexistentes con referencias fiscales dudosas”.
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Es decir, el arte en Puebla no solo sirvió para adornar las casas de los hampones que acompañaron a Rafael Moreno Valle en su gobierno, también como negocio de estos pillos que dejaron a la entidad en la ruina.
¿En dónde quedaron las piezas de arte del patrimonio de los poblanos?
Algo que fue un secreto a voces durante la ignominiosa era morenovallista fue la obsesión que el propio Rafael y sus siervos tenían con las colecciones y piezas de arte.
Era de todos sabidos la competencia que el gobernador y sus secretarios tenían por ufanarse como el poseedor de la pintura, la escultura, el retrato o la pieza más antigua, exótica y, por supuesto, más cara.
Banalidad y presunción pura.
El origen no importaba mientras la pieza estuviera exhibida en alguna sala u oficina personal.
En sus pocas declaraciones patrimoniales públicas, el infame Moreno Valle dijo poseer una fortuna de 4.1 millones de pesos en colecciones de arte, de los 15 millones que conformaban su riqueza total.
(El propio Fernando Manzanilla, en reuniones privadas, comentaba que la fortuna de su excuñado era incautificable y que lo público no correspondía ni al 1% de su patrimonio real).
¿Quiénes de los exsecretarios de Moreno Valle le siguieron la ‘modita’ de ser coleccionistas de arte de su difunto patrón?
Ángel Trauwitz Echeguren, ex secretario de Turismo del Estado de Puebla, prestó su colección privada al Gobierno del Estado para ser exhibida en el Museo Regional de Cholula y en Barroco.
Sin declarar el monto exacto de su patrimonio, lo que después fue considerado como falsedad de declaraciones, el hoy preso Eukid Castañón dijo ser dueño de obras de arte, coches y casas.
Lo mismo sucedió con Roberto Moya e Irma Patricia Leal Islas.
En este mismo escenario se encuentran los impresentables Jorge Aguilar Chedraui, Javier Lozano y Diódoro Carrasco.
Al igual que Tony Gali, José Cabalán Macari, Marcelo García Almaguer, Maximiliano Cortazar, Gerardo Islas y hasta el propio Fernando Mazanilla.
Todos fueron cómplices del saqueo del patrimonio cultural de arte y de todos los poblanos.
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En manos de estos pillos estuvo el estado durante casi una década.
Le dejamos la iglesia en manos de Lutero.
El morenovallismo será por mucho tiempo la era más infame en Puebla.
Ni en el marinismo se atrevieron a tanto.