Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
Una lección que Genoveva Huerta tuvo que aprender tras la derrota de su grupo en las elecciones del pasado 6 de junio es que, a pesar de controlar, a la mala, el Comité Directivo y el Consejo Político estatal esto no es suficiente para imponer su voluntad al interior del partido azul en la aldea.
Si una corriente fue vapuleada en los comicios recién concluidos fue precisamente la de Huerta Villegas, quien se agandalló de un buen número de candidaturas tanto de mayoría relativa como de representación proporcional.
A través de la Comisión Permanente, así como del Consejo Político candidatos, órganos que domina en su totalidad, “La Jefa Geno” logró imponer a candidatos perdedores como Jesús Giles, en Santa Clara Ocoyucán; Édgar Salomón Escorza, en San Martín Texmelucan; Jacobo Aguilar, en Tehuacán, quienes fueron designados con calzador a pesar de su nula rentabilidad electoral.
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Lo mismo sucedió con la nominación de los candidatos a diputados locales plenamente identificados con Huerta como su cuñado Kevin Vargas, en el Distrito 1, de Xicotepec; Rubén Garrido Muñoz en el Distrito 7, de San Martín Texmelucan; Rosa Elva de Ita Marín en el Distrito 12, de Amozoc; Ana María Valencia en el Distrito 15, de Tecamachalco; y Yolanda Rodríguez de Jesús en el Distrito 24 de Tehuacán, quienes también fueron derrotados en las urnas en el primer domingo de junio.
Está claro que la militancia panista le dio la espalda e hizo huelga de brazos caídos en contra de Genoveva Huerta como signo inequívoco del desagrado a las imposiciones que se perpetraron en el proceso electoral en el que el PAN otra vez no pudo colocarse como la primera fuerza política del estado y tuvo que ver cómo Morena mantendrá el control en el Congreso del estado y gobernará en más municipios que el propio albiazul.
Ni con todo el control del partido, de su estructura ni de su prepuesto, “La Jefa Geno” logró que sus incondicionales, alfiles y siervos lograran ganar las alcaldías y diputaciones por las que compitieron.
El genovismo quedó en ridículo en las elecciones de junio.
Una vez más se demostró que la presidenta panista es mucho grito y muchas redes sociales, pero poco trabajo político del bueno.
Como se ha venido mencionando, Huerta Villegas es ajena a las principales victorias que el PAN obtuvo en las pasadas elecciones, pues la lideresa azul no solo jugó intentó descarrilar a Eduardo Rivera, en Puebla capital, o a Edmundo Tlatehui, en San Andrés Cholula, también les jugó en contra durante los comicios de junio al sentirse amenazada por estos dos ediles electos que entrarán en funciones a partir del 15 de octubre.
Acción Nacional en Puebla se enfila a un nuevo encontronazo entre Genoveva Huerta y Eduardo Rivera, quienes son los dos principales liderazgos que se disputarán el Comité Directivo Estatal durante su renovación en noviembre próximo.
La designación de los futuros líderes estatales del panismo poblano o la releección de “La Jefa Geno” al frente del CDE será a través de una elección interna en la que votarán los cerca de 20 mil militantes con los que cuenta el partido en la entidad.
Un verdadero choque de trenes con miras al 2024.
La primera aduana, de muchas por las que tendrá que atravesar el futuro abanderado de Acción Nacional en el proceso sucesorio del barbosismo, será a finales de este año.
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En la esquina de Huerta Villegas, que, como lo mencioné líneas atrás, quedó bastante mermada tras los resultados de los comicios de junio, le apuestan a que el control de los comités municipales.
Sin una operación cicatriz en marcha y con el desánimo de las bases panistas, Genoveva tiene todas sus esperanzas a que los militantes del interior del estado la lleven a repetir otros tres años en la presidencia del Comité Directivo.
Y es que, la actual presidenta panista sabe a la perfección que el padrón de la capital, junto con el de San Andrés y San Pedro Cholula, así como el de Cuautlancingo y Atlixco, que representan cerca del 50 por ciento de los militantes lo controla el grupo de Rivera Pérez, quien tiene como delfín a Marcos Castro.
Tras su triunfo el 6 de junio, Lalo Rivera es visto ya como el principal liderazgo del PAN en Puebla, lo que antes se conocía como “el primer panista del estado”. El segundo aire en su carrera política llega en un buen momento para el futuro alcalde de la Angelópolis, ya que logró revivir a las bases tradicionales albiazules, quienes ya lo ven como el corredor principal para el 2024.
Esta no será la primera vez que los riveristas y los genovistas se enfrenten en una elección interna, pues en el pasado ya midieron fuerzas cuando se disputaron el Comité Directivo Municipal de Puebla capital en el 2019. En ese proceso, Eduardo Rivera se alió con Mario Riestra y Jesús Zaldivar, para impulsar a este último como líder del CDM de la Angelópolis, venciendo al impresentable Eduardo Alcántara, alfil de Genoveva Huerta y Fernando “Tigre Blanco” Manzanilla.
Si Rivera Pérez logra repetir esta fórmula, la de aliarse con los principales liderazgos regionales del PAN en la entidad, quienes se vieron desplazados en las elecciones de este año por Huerta Villegas al ofrecerlas carteras importantes del Comité Directivo Estatal, estará amarrando la victoria de Marcos Castro en el proceso interno de este año.
Genoveva Huerta y Fernando Manzanilla se juegan su último coto de poder en noviembre próximo con la única misión de la supervivencia política.
Por su parte, el futuro de Eduardo Rivera rumbo al 2024 tiene una parada importante en la próxima renovación de la dirigencia estatal del PAN.
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El nuevo encontronazo entre el riverismo y genovismo ya está en marcha.
Rivera ya venció a Genoveva dos veces consecutivas.
¿Será esta la tercera y definitiva?
Veremos.