Se le escapó la vida por el agujero de una bala.
Esmeralda Gallardo, madre buscadora, fue asesinada la mañana de este martes en las inmediaciones de Villa Frontera.
Su cuerpo quedó en la lateral de la autopista México-Puebla. Vecinos habían alertado detonaciones de arma de fuego.
Lamentablemente, esas ráfagas habrían impactado en Esmeralda, quien esperaba su transporte público, quizá, para seguir buscando muy de mañana a su hija, Betzabé, desaparecida desde el 2021.
Los gobiernos federal, estatales y municipales, tienen una deuda histórica, está si, histórica, con todas esas mujeres a quienes se les ha arrebatado un familiar, peor aún, un hijo o hija.
Cuántas veces hemos escrito en espacios periodísticos, cuántas veces no se ha gritado en las calles, mítines, concentraciones y foros, ¡ni una más!
Pero a esa arenga, la respuesta es el incremento lamentable de mujeres que se convierten en estadística, como en este momento, Esmeralda, que ojalá no se convierta en un número o estadística más.
La muerte de la activista Cecilia Monzón, se resolvió de inmediato.
Que el de Esmeralda y de muchas mujeres más, no se queden en la impunidad.
En este momento debe salir la estrategia de seguridad por parte de las autoridades estatales, para cubrir proteger a todas esas madres buscadoras.
Vuelvo con la frase ¡Ni una más!
Así lo sugiere a todos el cuerpo inerte de Esmeralda, que desde muy temprano, comenzaba a buscar a su hija.
Lamentable.
En Puebla debemos impedir todos los sectores, pero claro, principalmente las autoridades estatales, que este monstruo grande de la desaparición de personas y muertes de mujeres, siga pisando fuerte.