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El periodismo en el caso de Esmeralda Gallardo

Osvaldo Macuil Cuarto Oscuro

El homicidio de Blanca Esmeralda Gallardo conmocionó a Puebla, pues era una madre que desde hace 18 meses buscaba a su hija, Betzabé Alvarado, a quien se le vio por última vez en Villa Frontera.

A lo largo de este tiempo no cesó su lucha. Ella y la familia de su otra amiga desaparecida, fueron a barrancas y cerros de la periferia de la ciudad en búsqueda de las jóvenes.

Ante la Fiscalía de Puebla colaboraron en las investigaciones. Una declaración de las víctimas se filtró a los medios de comunicación recientemente.

Se señaló que detrás de la desaparición de Betzabé y Fabiola estaba un grupo de narcomenudistas que operan en Villa Frontera. Se publicaron nombres y apodos de esos supuestos delincuentes.

La información se publicó y se compartió en redes sociales. Cuando Blanca Esmeralda se enteró, de inmediato advirtió a gente cercana a ella que estaban poniendo en riesgo a los familiares.

El periodismo debe anteponer la seguridad de las personas, sobre todo en casos en los que las víctimas de algún delito pueden revictimizarse.

Muchas veces por ganar likes y tráfico publicamos contenido sin filtrarlo y sin concientizar las consecuencias que pueden tener esas publicaciones sensibles.

Una semana después de aquella publicación, la madrugada del 4 de octubre, Blanca Esmeralda Gallardo fue acribillada de varios impactos de bala que recibió a quemarropa.

Con esto no se está culpando del homicidio a las notas informativas, pues es responsabilidad de la autoridad proveer la seguridad. Sin embargo, México es un país en el que no se han erradicado los niveles de impunidad.

Los delincuentes tenían claro su objetivo y era cuestión de días o semanas para que cumplieran su cometido.

El periodismo debe ejercer su papel social. Así como se ha avanzado en la capacitación para el manejo de temas feministas o de diversidad sexual, se debe tener un mayor sentido común cuando se publican temas sobre investigaciones de algún delito.

Ante los reflectores se debe anteponer la seguridad de las víctimas.

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