Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
Fernando Manzanilla es el gran mito de Puebla.
Pero como toda leyenda urbana, la realidad terminó por condenar a la mentira.
Desde su exilio en el régimen morenovallista, Manzanilla Prieto ha venido dando tumbo tras tumbo sin poder consolidarse como el gran político que se dice ser ni como aquel gran estratega electoral que nos dijeron que era.
La historia se repitió en los primeros meses del gobierno de Miguel Barbosa.
Ver: Carambola de tres bandas en la próxima legislatura del Congreso del estado
En tan solo ocho años, Fernando pasó de ser tres veces secretario de Gobernación en tres administraciones diferentes —lo que nadie había logrado— a diputado federal a integrante de la Jucopo en San Lázaro a vicepresidente de un partido político nacional a un desempleado sin ningún vínculo ya en la cúpula lopezobradorista.
La decadencia en la que ya vive el exdiputado federal es ya incómoda.
En la aldea, Manzanilla perdió toda credibilidad y prestigio desde que decidió enfrentarse al gobernador Miguel Barbosa sin ningún éxito
“Tigre Blanco” es un vendehúmos.
O, dicho de otra forma, un fantoche.
Y es que, desde el privilegio del poder y con el erario a su disposición, Manzanilla Prieto logró crear el mito de ese gavilán con patas para gallo, pero que jamás abandonó el gallinero.
No faltan los obnubilados que aún ven al líder de la Banda de los Conejos con los tamaños para ser gobernador de Puebla en el futuro cercano.
Este mes ha sido bastante duro para el hombre que pudo ser, pero que no quiso serlo.
En los primeros días de agosto, Manzanilla, a través de sus plumas adictas, se intentó colocar como el próximo súperdelegado del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en Puebla en sustitución de Rodrigo Abdala. La posición recayó al final en la desconocida Inés Vargas, quien fue palomeada desde Palacio Nacional para evitar cualquier agravio en contra de Barbosa Huerta.
Hace unos días, Manzanilla Prieto quedó huérfano de madre tras la salida de Olga Sánchez Cordero de la Segob. “Tigre Blanco” fue uno de los protegidos por “Doña Florero” desde Palacio de Bucareli, pero este halo de impunidad desapareció desde que la ministra fue mandada de regreso al Senado de la República para subordinar a Ricardo Monreal.
Existe la versión de que fue la propia Olga Sánchez quien impuso a Manzanilla como secretario de Gobernación para el gobierno interino de Don Guillermo Pacheco Pulido y que el acuerdo fue sostenerlo durante la gestión de Barbosa.
Ver: El historial de traiciones y la corta memoria de Alejandro Armenta
Tras comprobar su inutilidad y su corrupción, el gobernador poblano decidió romper con Sánchez Cordero antes que cargar con los escándalos del extitular de la Segob local.
El pasado domingo, Fernando Manzanilla no pudo rendir protesta como diputado federal por el PES, pues el INE entregó el acta de defunción del Partido Encuentro Solidario, antes Encuentro Social, al que pertenecía el excuñado del siniestro Rafael Moreno Valle.
Manzanilla Prieto hizo el ridículo, en Puebla y a nivel nacional, en las pasadas elecciones intermedias al no alcanzar la votación mínima del 3 por ciento para conservar el registro.
¿En dónde quedó ese gran operador electoral que tanto nos vendieron?
Este martes, “Tigre Blanco” se quedó en total orfandad con la salida de Julio Scherer de la Consejería Jurídica del gobierno federal.
Sin Scherer Ibarra, Manzanilla Prieto no es más que un cero a la izquierda.
Ahora el único coto de poder que está agarrado con alfileres con el que cuenta el exdiputado federal caído en desgracia es el Comité Estatal del PAN, que preside Genoveva Huerta, pero que luce casi imposible que mantenga por el repudio que los panistas sienten por su actual dirigente a quien van a impedirle su reelección.
Fernando Manzanilla pasó de la decadencia a la orfandad en tan solo tres años.
“Tigre Blanco” es otro morenovallista que durante el barbosismo regresó a su ínfimo valor.
Ver: Javier Lozano, el bastardo que soñó con ser gobernador de Puebla
¿Qué hará en tres años sin reflectores, sin erario y sin fuero?
¿Seguir financiando las notas malversadas contra Miguel Barbosa, seguir controlando a “La Jefa Geno”, buscar la felicidad o continuará con sus conspiraciones con “Artista” Gali?
Se acabó el mito llamado Fernando Manzanilla.
Inicia el largo camino al desierto.
