Aunque en lo político el futuro de Claudia Rivera está muerto tras el fracaso de su gobierno municipal, que será recordado como el peor en la historia de la ciudad de Puebla, y tras la humillante derrota de más de 20 puntos contra Eduardo Rivera en los comicios del 6 de junio, su futuro como servidora pública se define la mañana de este lunes.
Todo se concretará a puerta cerrada en el desayuno que el presidente Andrés Manuel López Obrador y el gobernador Miguel Barbosa sostendrán muy temprano este día previo a la reunión del gabinete de seguridad y a la ‘mañanera’ que el tabasqueño encabezará desde las instalaciones de la XXV Zona Militar al norte de la Angelópolis.
Como lo adelanté en exclusiva en mi entrega del pasado 27 de septiembre, la visita de López Obrador a la entidad poblana, que inició de manera atropellada el domingo con el zafarrancho de Huauchinango durante la revisión de los avances de la reconstrucción de la zona afectada por el huracán Grace, ha levantado muchísima curiosidad en la aldea.
Muchas son las versiones que corrieron durante los últimos días acerca de la gira de AMLO por el territorio poblano y los mensajes que podría dejar antes de partir a Veracruz para la celebración de los 200 años de la Armada de México.
La principal es el posible rescate de Rivera Vivanco una vez que concluya su caótica gestión el dentro de 10 días, pues se dice que la razón principal del desayuno privado entre López Obrador y Barbosa Huerta sería precisamente esa: la indicación de frenar cualquier persecución en contra de la repudiada edil por parte del gobierno del estado.
Otra especie, como lo narré en la entrega de la semana pasada, apunta a que el presidente de México le extendería al gobernador poblano cuál sería el futuro puesto de Claudia Rivera, quien podría unirse al gabinete ampliado federal, a alguna subsecretaría de la Segob o hasta su nombramiento como la superdelegada en Puebla.
Como lo mencioné al inicio de esta columna, el futuro político de la edil está acabado, pues su imagen tan repudiada es un verdadero peligro para Morena rumbo a las elecciones del 2024, pues mantenerla vigente significa un verdadero ‘balazo en el pie’ para el partido marrón, que buscará mantener el poder en la entidad poblana.
Sin embargo, su futuro en libertad o no, depende de la voluntad de López Obrador, pues el Ejecutivo federal podría evitar que la aún alcaldesa poblana terminé perseguida, encarcelada o exiliada ante el cúmulo de irregularidades y casos probados de corrupción durante su agonizante trienio.
En Puebla nadie estaría en contra de la posible aprehensión de Rivera Vivanco, junto con una buena cantidad de sus cómplices como los impresentables Andrés García Viveros, Leobardo Rodríguez, Israel Román o Eduardo Covían, pero en la Ciudad de México las implicaciones políticas podrían ser mayores.
Y es que, el seguro de vida de Claudia Rivera se llama Claudia Sheimbaum, quien ya es la tapa de Lópéz Obrador y quien podría ser la principal protectora de la presidenta municipal caída en desgracia.
Sheimbaum Pardo no tiene en Puebla, además de Rivera Vivanco, otro perfil fuerte para hacerse cargo de su promoción y de su estructura como aspirante a la candidatura presidencial de Morena.
La jefa de gobierno de la CDMX no va a dejar estas encomiendas a Alejandro Armenta, quien es el achichicle de Ricardo Monreal, ni a Ignacio Mier, quien forma parte del grupo de Mario Delgado y de Marcelo Ebrard, los dos principales corredores de Morena para la sucesión en Puebla en el 2024.
Por eso es que Claudia Rivera depende de Claudia Sheimbaum y para eso necesita que AMLO interceda por ella para evitar que su cuarto año sea un verdadero descenso al infierno.
El futuro de la peor alcaldesa en la historia de Puebla se definirá en el cónclave matutino entre López Obrador y Miguel Barbosa.
¿Llegará la “pinche señal” que salve a Claudia?
La actitud de Rivera durante su tercer y último informe, sin temor a equivocarme, dará muchas pistas de lo que le deparará para los próximos tres años.
Salvavidas o exilio.
La moneda está en el aire.
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