García Harfuch y su estrategia de seguridad para Puebla
Una constante en la transición que Alejandro Armenta ha conducido con bastante inteligencia y prudencia es su permanente comunicación y reuniones con el que será el futuro secretario federal de Seguridad Pública, el muy poderoso Omar García Harfuch.
(El futuro mandatario poblano tiene y tendrá derecho de picaporte con el gobierno federal de Claudia Sheinbaum, quien tuvo en el exabanderado de Morena a uno de sus más confiables y certeros soldados en la elección del 2 de junio al entregarle más de dos millones de votos en la entidad).
En estos meses que ha durado el proceso de entrega-recepción, al menos han sido cuatro los encuentros que el gobernador elector electo poblano y el próximo titular de la SSP han tenido en la Ciudad de México.
Algunos de ellos han sido públicos y otro más privados.
Los detalles de estas mesas de trabajo Armenta Mier los ha dado a conta gotas y con bastante secrecía por lo delicado del tema.
No es para menos.
Uno de los principales reclamos –si no es que el más importante y recurrente– hecho por los poblanos de todo el estado es la severa crisis de seguridad por la que atraviesa la entidad, la cual ya es un territorio más del Crimen Organizado, el cual, hasta el infame régimen morenovallista, estaba replegado en municipios colindantes con Veracruz, Hidalgo, Morelos y Guerrero, y que hoy ya tiene una presencia bastante notable en la capital y la zona conurbada.
La estrategia de seguridad coordinada entre la federación, el gobierno del estado y el Ayuntamiento de Puebla debe manejarse con el mayor sigilo posible ante la constante filtración del CO en las corporaciones de seguridad pública de los tres órdenes de gobierno.
Un detalle que resalta en las reuniones que ha sostenido García Harfuch con Alejandro Armenta y Pepe Chedraui es la institucionalidad que el senador con licencia ha mostrado hasta el momento.
En este mismo espacio advertimos la posibilidad de que fuera el propio futuro secretario federal de la SSP quien propusiera o, incluso, enviara directamente a uno de los suyos para ocupar los mismos cargos a nivel estatal y municipal.
Sin embargo, Omar García respetó la autonomía del gobernador y el alcalde electo, pues él les pidió de manera personal enviar una terna de propuesta, que serían analizadas en su oficina y por él mismo para dar una futura recomendación.
La primera de estas ya llegó luego de que la mañana de este lunes se informó que Fernando Rosales será quien encabece los trabajos en la Secretaría de Seguridad Ciudadana en Puebla capital.
La designación de Rosales Solís, como era previsible, tuvo el visto bueno de García Harfuch.
El futuro titular de la SSC en la Angelópolis no es ningún improvisado, pues ya fue titular de la Dirección General de Atención a Delitos de Alto Impacto en 2011 cuando todavía era la Procuraduría General de Justicia.
Después fue fiscal de Investigación en Secuestros y Delitos de Alto Impacto (FISDAI), cuando la PGJ se convirtió en Fiscalía.
En 2018, la exgobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso lo designó como secretario de Seguridad Pública, cargo en el que estuvo 10 días por la muerte de la mandataria.
Currículum y cartas le sobran al futuro secretario de seguridad pública elegido por Pepe Chedraui y palomeado por Omar García Harfuch.
Lo mismo sucederá con el secretario estatal de Seguridad Pública.
Los nombres de la terna que Alejandro Armenta llevará a la Ciudad de México son, tal vez, el secreto mejor guardado de la transición que está a tres meses de concluir para dar paso a la administración 2024-2030.
La designación del secretario de Seguridad Pública del estado seguro será de los últimos que el gobernador electo hará público y llegará en la última tanda de nombramientos entre los que también destacan el próximo coordinador de Comunicación Social y Agenda Digital y los hombres y mujeres que integrarán a la poderosa Oficina del Gobernador.
Con su estilo personal, sus tiempos y formas, Armenta Mier –en mi opinión– prolongorá hasta la víspera de su rendición como gobernador constitucional la unción de su futuro secretario de Seguridad Pública para blindarlo y proteger la estrategia de seguridad que se diseñará desde la federación para Puebla.
Hay que recordar que fue el propio García Harfuch quien le pidió al gobernador electo reconsiderar su intención de impulsar un mando único en la entidad, la cual ya había sido avalada y secundada por Pepe Chedraui, al considerar que esta estrategia podía deslindar de responsabilidades a los municipios en la lucha contra la inseguridad y la delincuencia en el estado.
Por el plan de desarrollo de infraestructura y de comunicaciones que impulsará Claudia Sheinbaum en la primera mitad de su sexenio, Puebla será un estado prioritario para la federación y su seguridad aún más.
No hay mejor trabajo que el coordinado entre los tres órdenes de gobierno.
Un mando, sí, pero coordinado.
Todo indica que Puebla por fin recuperará la paz y tranquilidad que nos robaron durante el morenovallismo.
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