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Alejandro Armenta: la tierra es de quien la trabaja
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Corrían los días de la contienda interna de Morena, en la que casi todos en Puebla se creyeron la mentira de que Nacho Mier era el “legislador más cercano a AMLO” y por lo tanto sería el candidato del partido lopezobradorista al gobierno del estado, cuando una persona que conoce a Alejandro Armenta desde hace más de 30 años me dijo la siguiente afirmación.
“Armenta va a ser gobernador de Puebla, porque la candidatura de Morena la tiene en la bolsa. Nacho (Mier) tiene el defecto de todos los aspirantes: solo llega a los mítines que le organizan a dar su discurso y se va; mientras que Alejandro lleva años recorriendo todo el estado, además de que saluda de mano, así se tarde una o dos horas, a todas las personas que van a sus reuniones”.
Una anécdota más para dibujar la cercanía natural que Alejandro Armenta tiene con la gente, la cual es su mayor virtud y la misma que lo catapultó a hoy ser el titular del Ejecutivo poblano y el candidato más votado en la historia del estado.
Era la primera fiesta por el inicio de la temporada del Mole de Caderas en Tehuacán en el sexenio de Rafael Moreno Valle. El ritual de dicha festividad marca que el mandatario en turno, además de cumplir con el folclórico protocolo, debe bailar con el chivo a sacrificar para que la época tan importante del Valle de Tehuacán sea próspera y rica para todos los vecinos de la región.
En su inmensa soberbia y el asco que le provocaba la gente humilde y sus tradiciones, Moreno Valle se negó a bailar, durante seis años, con el animal alimentado solo por cubos de sal que es el ingrediente principal del platillo estrella de la segunda ciudad más importante de Puebla, por el simple hecho de no oler ni tocar al mamífero.
Otros exgobernadores son los clásicos personajes que se dan “baños de pueblo”, pero en cuanto se suben a sus lujosas camionetas se friegan las manos con gel antibacterial, se cambian sus camisas de diseñador por otras, se perfuman al tiempo de quitarse la máscara de “humildes”.
Ver al gobernador Armenta con una pala, un machete o una podadora, como sucedió este martes en la ciudad de Puebla, para muchos podría resultar sorprendente, inusual y hasta un poco “forzado”, pero la realidad es que el mandatario poblano está acostumbrado a encabezar este tipo de faenas y trabajos de tierra.
Armenta Mier, a diferencia de otros exgobernadores que solo encabezaban inauguraciones en la capital, actos “fifís” con empresarios o asistían exclusivamente a reuniones con la alta sociedad poblana o en la Ciudad de México, sabe que el cariño, el respeto y el respaldo de la gente se gana gastándose las suelas y empolvándose los zapatos, llenándose las manos de callos y asoleándose mientras saluda de mano a todas las personas que se le acercan a él.
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Insisto, las faenas que el gobernador ha encabezado en diferentes municipios y colonias de la Angelópolis no son obra del ingenio de algún asesor que busque mostrar al mandatario como una persona cercana a la gente o una estrategia de comunicación política.
No, los trabajos comunitarios en los que Alejandro Armenta lo mismo corta maleza con un machete o una podadora, pinta bardas con broca o rodillo o siembra arboles con pala y tijeras representa la esencia y la personalidad del gobernador de Puebla.
Y es que para saber mandar, hay que primer saber hacer.
Tal ha sido el éxito de las faenas que el mandatario poblano ha venido realizado en la ciudad de Puebla y en otros municipios que cada vez son más los alcaldes que están buscando llevar a sus localidades este programa de embellecimiento y recuperación de los espacios públicos del gobierno del estado.
Sí, Alejandro Armenta no es un gobernador de escritorio ni tiene miedo de ensuciarse las manos ni de caminar las calles, esas que lleva años recorriendo, de la entidad ante el temor de recibir un grito o un reproche.
El dinamismo que Armenta Mier le ha impregnado a su administración ya ha puesto nervioso a más de una autoridad, quienes solo están acostumbrados a despachar por una hora máximo, tener comidas privadas con empresarios, constructores u oportunistas y dejar sus zapatos italianos intactos.
El derrotero marcado por el gobernador está claro: la tierra es y será de quien la trabaja.
La frase célebre del movimiento revolucionario de “El Cuadillo del Sur”, Emiliano Zapata Salazar, encaja a la perfección con la hiperactividad que se le nota al gobernador Armenta, quien lo mismo signa convenios con otros estados y mandatarios, que acude a reuniones en la Ciudad de México, atiende a empresarios o desgasta sus zapatos y se lastima las manos con el trabajo comunitario en las colonias populares de la capital y el interior del estado.
Volver a las calles será la eterna consigna de la administración de Alejandro Armenta.
El eterno regreso a la tierra.
Y sí, como lo marca ese principio de la Revolución Mexicana: la tierra es de quien la trabaja.
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