Historia en la CDH: una mujer será la ombudsperson en Puebla por primera vez
Desde su creación en 1992 y el nombramiento de su primer titular un año después en la persona de León Dumit Espinal, la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Puebla ha sido una simple oficialía de partes irrelevante e inútil, que solo ha engrosado el gasto público y el derroche de los impuestos de todos los poblanos.
En sus 32 años de creación, la CDH y sus ombudsman no han dictado una sola recomendación, informe o promovido denuncias penales en contra de los muchos atropellos que se han presentado a lo largo de estas más de tres décadas en la entidad.
Casos en los que la Comisión de Derechos Humanos en Puebla pudo mostrar independencia y que en realidad es un órgano independiente, vivo, ciudadano y alejado del poder en turno sobran.
Tal vez el caso más representativo en el estado fue la masacre que se vivió en San Bernardino Chalchihuapan durante el cuarto año del gobierno de Rafael Moreno Valle cuando pobladores fueron reprimidos salvajemente, mutilados y detenidos por manifestarse en contra del retiro del Registro Civil de su comunidad en 2014.
Ver más de «Historias de un joven reportero»: Niegan aumento al pasaje: Sergio Salomón no se dobla ante los transportistas
En esa oportunidad, el servillismo de Adolfo López Badillo hacia el Moreno Valle pesó más que la naturaleza propia de la CDH, que tiene la única misión de defender al pueblo.
El infame ombudsman carnal morenovallista no solo guardó un silencio atroz desde la Comisión por el caso Chalchihuapan y la muerte del menor José Luis Tehuatlie, quien murió por el impacto directo de una lata de gas lacrimógeno disparado de manera dolosa y criminal por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública, a cargo en ese entonces del impresentable Facundo Rosas, que destrozó su pequeño cráneo.
López Badillo también validó la estúpida teoría de la onda expansiva de un cohetón lanzado por los propios pobladores de San Bernardino como causal de la muerte del menor, la cual fue probada con las famosas cabezas de marrano de la Fiscalía, de Víctor Carrancá, y avalada por el difunto Luis Maldonado, creador de la frase “piedras de gran calibre” para justificar el salvajismo con el actuó la policía de Moreno Valle.
El titular de la CDH no emitió una sola recomendación y condenó su suerte cuando la Comisión Nacional de Derechos Humanos confirmó que el gobierno morenovallista se manchó las manos de sangre por su intolerancia y complejos en contra de cualquier persona de escasos recursos.
Sin temor a equivocarme, la imagen de la Comisión de Derechos Humanos en Puebla es de las peores calificadas en la entidad por su inoperancia, nulo apoyo a los ciudadanos, servillismo y falta de ética y valores.
Y es que, la CDH Puebla recibe año con año millones de pesos que se van directo a la basura.
Engrosar la burocracia dorada.
Solo eso.
Para el 2025, la Comisión tiene proyectado recibir 80 millones de pesos en el Paquete Fiscal del estado, recursos que bien se podrían aplicar en otros rubros que sí funcionen y que sí den resultados a favor de las garantías y derechos humanos de los poblanos.
A pesar de todo esto, hoy, en plena renovación de la titularidad de la CDH, existe un poco de esperanza, pues la designación de la próxima ombudsperson será histórica, ya que por primera vez en la historia de Puebla una mujer estará a cargo de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Sí, “ombudsperson” y nunca más, “ombudsman”.
El techo de cristal una vez más se romperá en la entidad poblana.
Quién mejor que un perfil femenino para dignificar a este órgano garante de los derechos humanos, recuperar la confianza de los ciudadanos y mostrarse –al fin– como un ente autónomo e independiente.
¿No es acaso esa una de las causas del movimiento feminista?
La mujer que se perfila para asumir la titular de la Comisión es Rosa Isela Sánchez, quien ha labrado con muchísimo esfuerzo una destacada trayectoria a favor de los derechos humanos, la defensoría pública y la abogacía.
De acuerdo con perfil bastante completo realizado por el periodista Álvaro Ramírez, Sánchez Soya estudió “la licenciatura en Derecho por la Universidad del Valle de México, campus Puebla, ella continuó con maestrías en Litigación de Juicios Orales, hizo diplomados sobre la violencia de género y ahora mismo es maestrante en Derechos Humanos.
Pero sobre todo, Rosa Isela es, como cientos de miles de mujeres poblanas y mexicanas, una profesional que ha buscado abrirse paso en un mundo que, predominantemente, es de hombres.
A ella le ha tocado la tan lamentable experiencia de que le acusen, por supuesto falsamente y con rabiosa misoginia, que sus logros son producto de sus relaciones personales, familiares o de amistades”.
Cierto como lo es, la futura ombudsperson poblana ha sido objeto a lo largo de esta semana de ataques misóginos y machistas que intentan frenar, sin ningún éxito, su futura designación por el pleno del Congreso del estado, que ya terminó este miércoles la etapa de entrevistas en Comisiones.
El humo blanco pronto saldrá de la sede del Poder Legislativo poblano, que también es presidido por otra mujer de una sola pieza, Laura Artemisa Sánchez.
La promesa del gobernador electo Alejandro Armenta de convertir a su sexenio en el sexenio de las mujeres es una consigna ineludible.
A la CDH le llegó también su cita con la historia.
Ver más de «Historias de un joven reportero»: