Niegan aumento al pasaje: Sergio Salomón no se dobla ante los transportistas
El eterno problema del pésimo transporte público en Puebla es una novela que se repite cada vez seis años y que se seguirá repitiendo hasta que los concesionarios entiendan que el servicio que ofrecen es de una calidad paupérrima, que sus vehículos son verdaderas chatarras inservibles y que no pueden exigir un aumento al pasaje sin una renovación real.
Como parte de los muchos rituales que se presenta en el periodo de transición entre la administración estatal saliente y la entrante siempre aparece la sombra de un nuevo “tarifazo” al transporte público de la entidad.
Primero, los transportistas comienzan al esparcir el rumor de un aumento a la tarifa de camiones y combis de ruta. Después, activan la estrategia de ruedas de prensa, comunicados y pintas de las unidades para exigir el incremento al pasaje.
Por último, toman las calles para desquiciar a los automovilistas, usuarios y a los gobiernos, municipales y estatal.
Es un manual perfecto de chantaje.
Las pretensiones actuales de los líderes transportistas de la entidad están fuera de toda sensatez.
Y es que, los concesionarios, quienes han fracasado con la eterna promesa de modernizar y mejorar las unidades del transporte público, de la atención de sus choferes y la implementació de equipos de seguridad funcionales en sus vehículos, ahora pretenden que el gobierno del estado apruebe el aumento del más del 100 por ciento al pasaje, al pasar de los 8.50 pesos que se cobran en la actualidad a 19 pesos.
Fue a finales de 2019 cuando la administración de Miguel Barbosa autorizó un aumento de 6 a 8.5 pesos a cambio los transportistas se comprometieron a modernizar sus unidades y equiparlas con sistemas de videovigilancia para prevenir accidentes, lo que no ocurrió en la mayoría de los casos.
Es más, en casi todas la concesiones de ruta se hizo una burda pantomima y un montaje de esta supuesta modernización, que terminó en responsabilidades administrativas y penales en contra de Guillermo Aréchiga, por supuestos actos de corrupción y desvío de recursos públicos a su paso por la secretaría de Movilidad y Transporte.
¿Con qué ahora los transportistas ahora chantajean de nueva cuenta al gobierno de Sergio Salomón Céspedes para aprobar de una vez y antes del inicio de la administración de Alejandro Armenta el nuevo “tarifazo” de más del doble?
La jugada de los concesionarios, nada ilusos, es que Céspedes Peregrina asuma el costo político del aumento a la tarifa del transporte público antes de irse a México a su nueva encomienda en el Instituto Nacional de Migración y no se aplace hasta que Armenta Mier asuma como gobernador de Puebla y, en consecuencia, las negociaciones se aplacen por –al menos– un semestre más.
Para entender un poco de lo delicado que resultaría un “tarifazo” desproporcionado en Puebla, como lo plantean los transportistas, solo basta recordar que esta fue la gota que derramó el vaso en la relación entre Rafael Moreno Valle y Tony Gali en las últimas semanas del minigobierno del segundo, pues el difunto exmandatario le exigió a su sucesor el aumento al pasaje del transporte público para evitar que su esposa Martha Erika Alonso no asumiera el costo políitico al inicio de su gobierno.
Gali se negó de manera rotunda a avalar el incremnto a las tarifas, lo que provocó la furia de Moreno Valle a tal grado que ambos casi llegan a los golpes. Las diferencias entre uno y otro duraron hasta la muerte de Rafael en la navidad del 2018.
Hacen bien el gobernador Sergio Salomón y –de manera segura– lo hará también Alejandro Armenta a no doblarse ante los chantajes de los transportistas que pretenden otro “tarifazo” sin dar nada a cambio.
Y nada es nada.
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Hasta que las unidades del transporte público no se modernicen ni se equipen, además de mejorar el pésimo servicio que ofrecen, el gobierno del estado no debe ni puede aprobar un aumento a las tarifas del transporte público.
Puebla tiene uno de los peores servicios a nivel nacional.
Eso está a la vista de todos.
Un gramo de recato y decencia, señores transportistas.