En su desesperación ante las nulas capacidades políticas y electorales de su mecenas, quien no logra despuntar como aspirante a candidato a gobernador de Morena en 2024, los intrascendentes voceros y marginales plumas de Ignacio Mier están desahogando sus frustraciones y miseria en contra de Olivia Salomón y Verónica Vélez, dos de las mujeres más talentosas e influyentes en el gabinete de Miguel Barbosa.
El ataque grupal en contra de la secretaria de Economía y de la Coordinadora de Comunicación Social y Agenda Digital del Gobierno del estado es comprensible desde la mezquindad de Mier Velazco, que ante su cada vez más decadente y estrepitoso proyecto político para ser una opción en la sucesión de Barbosa Huerta ha optado por atacar el centro neurálgico de su grupo compacto.
Para nadie es un secreto la injerencia y el peso específico que tanto Salomón Vivaldo como Vélez Macuil tienen en las decisiones que se toman en Casa Aguayo, pues lealtad incondicional y sus buenos resultados al frente de sus dependencias han sido baluartes que el mandatario poblano ha sabido reconocer en ambas mujeres.
Pero, de eso a que, como lo tergiversan los matraqueros y propagandistas de Mier, sean Olivia y Verónica las que tienen el poder de quitar y poner a secretarios del gabinete barbosista es una total mentira y una afirmación más que malintencionada.
Y es que, el gobernador Barbosa, aunque las plumas adictas a Moisés Ignacio no lo quieran ver, es el único que decide, dispone y ejecuta en su gobierno.
Solo existe una voz en la que el gobernador respalda sus decisiones y es la de su esposa, Doña Rosario Orozco.
Sobre Barbosa Huerta nadie influye. Nadie lo manipula. Nadie le malinforma.
Quienes hemos seguido de cerca el trabajo del mandatario poblano, desde que fue candidato en el 2018 y 2019, sabemos que si algo lo caracteriza es en su impecable control y recepción de información, que complementa con una memoria casi fotográfica.
Por eso es por lo que resulta casi imposible creer en las versiones que los propagandistas de Nacho Mier están intentando difundir sobre los rumores e intrigas que Olivia Salomón y Verónica Vélez le están contando al gobernador de Puebla.
Miguel Barbosa es de los escasos políticos que antes de dar una declaración, tomar una decisión o hacer un posicionamiento público primero se informa, recurre a la historia y confirma por diferentes fuentes los hechos.
¿Qué gobernador no cuenta con toda la información –bastante privilegiada y de primera mano– de todo lo que pasa en su gobierno y en su estado?
Exacto: ninguno.
Barbosa es un hombre meticuloso y adicto a la información. No por nada el siniestro Rafael Moreno Valle lo buscaba, por lo menos, dos veces a la semana para cruzar información con él, sabedor de que nadie en Puebla tenía mejor datos y radiografía de la política nacional como el exsenador de la República.
Sobra decir que Miguel Barbosa es un viejo lobo de mar y que para nada es un improvisado que se deja manipular por sus colaboradores por más leales y cercanos que sean.
Nadie que se deje guiar por chismes podría acceder a los cargos tan importantes que ha ostentado Barbosa Huerta.
Los ataques contra Olivia Salomón y Verónica Vélez no es más que otra estrategia de Mier Velazco para injuriar en contra del gobierno barbosista.
Lástima que los tres matraqueros que ocupó son de los más vil, ruin y desacredito de la prensa en Puebla.
Los tres nuevos Nigromantes de Mier Velazco no son más que tres pobres marginales sin veracidad ni influencia alguna que solo buscan cobrar venganza y desquitar sus frustraciones en contra de dos mujeres que han reivindicado el papel del género femenino en la administración pública.
Como nunca antes, la Secretaría de Economía en Puebla, a cargo de Salomón Vivaldo, ha empoderado a mujeres de todas las edades, clases sociales y municipios del estado.
No por nada, Olivia es una de la única mujer aspirante para abanderar a Morena en Puebla y cuyos números en las encuestas están creciendo a diario.
Mientras que Verónica Vélez, además de ser una reconocida periodista de Puebla, le ha cambiado el rostro a la comunicación social del gobierno alejado de las amenazas, persecuciones y hostigamientos que eran el pan de todos los días en el morenovallismo.
A Mier le urge mermar a Olivia Salomón y Verónica Vélez, pues sabe que sus limitaciones y sus carencias naturales lo limiten para competir con ellas dos.
Mier da pena ajena, al igual que sus voceritos.