Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
En medio de un desaseo inusitado por parte del rector más corrupto en la historia de la universidad, este miércoles dará inicio de manera formal el proceso para elegir al futuro director general de la BUAP en sustitución del infame Alfonso Esparza.
El Consejo Universitario, acusado de espurio por caduco e ilegal, sesionará para aprobar la convocatoria de la elección del futuro rector que estará a cargo de la Universidad Autónoma de Puebla para el periodo 2021-2024.
Esto implica que con el documento que será votado y aprobado, como se prevé, estaremos a un mes de los comicios, a través del voto ponderado de las unidades académicas y administrativas, que definirán al relevo de Esparza Ortiz al frente de la máxima casa de estudios de la entidad.
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En el sprint final ya solo figuran dos corredoras: la Doctora Lilia Cedillo y la Maestra Guadalupe Grajales y Porras.
La primera luce con mayor ventaja, pero la carrera aún no está definida.
Tras el proceso intermedio del 6 de junio, en el que estuvo en juego la renovación de las 217 alcaldías y las 41 curules del Congreso del estado, la elección de la BUAP, sin duda, será el segundo acontecimiento de mayor relevancia en Puebla por el peso específico que tiene la universidad pública considerada como una de las mejores de todo el país.
Lo que está en juego no es menor.
Y es que, la Universidad Autónoma de Puebla representa uno de los cotos de poder más importantes en la entidad, pues su poderío económico es equiparable al político por todo lo que representa la institución para el estado.
Para ponerlo en cifras, la BUAP cuenta con cerca de 6 mil millones de pesos como presupuesto anual para una comunidad integrada por más de 120 mil integrantes, entre alumnos, maestros, directivos y administrativos.
La bolsa anual de la Benemérita de Puebla es casi igual a la que tiene el Ayuntamiento de la capital para sus 3 millones de habitantes.
Pero si las finanzas de la máxima casa de estudios no es un tema menor, su importancia en la sociedad es superlativa.
Así como la Volkswagen, la BUAP es uno de los referentes más importantes del estado, pues además de sus miles de alumnos de bachiller, licenciatura, maestría y doctorados, investigadores, miles de familia poblanas tienen vínculos con la universidad al tener al menos a un graduado o a un trabajador en la institución.
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No solo eso, las facultades de la Universidad Autónoma de Puebla se han convertido en centros económicos de los que dependen muchísimos hogares en la Angelópolis. Desde pequeños comerciantes hasta dueños de departamentos y pensiones para estudiantes.
Absolutamente todos en Puebla tienen algún vínculo con la BUAP.
Por todo lo anterior es que los últimos cuatro rectores de la máxima casa de estudios poblana, José Doger, Enrique Doger, Enrique Agüera y Alfonso Esparza, han perdido el piso al sentirse lo suficientemente poderosos utilizando de manera unipersonal a la universidad para sus perversos intereses.
No es de sorprenderse que los cuatro rectores antes citados terminaron con fortunas inmensas y de dudosa procedencia, y que, tras saquear a la BUAP, saltaron a la política, siendo Doger Guerrero el más exitoso gracias a sus dotes gansteriles para sobrevivir en el círculo rojo.
Por primera vez, la Benemérita de Puebla se encuentra ante un escenario histórico ante la inminente llegada de una mujer a la rectoría de la universidad.
Aunque Alfonso Esparza ha intentado, de manera desesperada y sin ningún éxito, influir en su proceso sucesorio, la realidad es que la familia universitaria ya le dio la espalda al pillo rector tras todos los escándalos de corrupción que protagonizó a lo largo de una década el frente de la Universidad Autónoma de Puebla.
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Este miércoles marcará el inicio de otro hecho que pasará a la historia de la entidad poblana, como lo hemos venido presenciando desde el 2019.
La llegada, al final, de una mujer a la rectoría de la BUAP comienza en la sesión del Consejo Universitario.
Atentos todos.
