Nadie puede negar que Arturo Rueda es el periodista más controvertido y, tal vez, el más temido de Puebla.
Con el director de Diario Cambio no existen medias tintas: o lo quieres o lo odias.
Rueda es un personaje multifacético.
También es de esos antihéroes que lo mismo puede escribir un análisis brillante que nadar en las cañerías.
Como uno de los periodistas de mayor influencia en la aldea, Arturo Rueda ha cometido excesos y se ha enfermado de poder.
Al final, un periodista termina adoptando ciertos rasgos y vicios de los hombres de poder.
Todo tiene que ver con el poder.
Durante cuatro años que formé parte de la redacción de Diario CAMBIO, Rueda se convirtió en mi mentor, amigo y guía. De su hombro aprendí lo mejor y lo peor del oficio.
Nuestra amistad, si así puede llamarse, ha tenido momentos bastantes violentos y otros de relativa calma.
En el 2015 cuando el escándalo de la presunta extorsión que el autor de la columna Tiempos de Nigromante cometió en contra de Jorge Estefan Chidiac a cambio de no publicar unas grabaciones telefónicas en las que supuestamente el entonces director de Bansefi habría enviado “unas maletas” a Emilio Gamboa como parte de un soborno; Osvaldo Macuil y este reportero fuimos los primeros en acuerpar a Arturo una vez que se hizo público el video en la casa del priista durante una rueda de prensa en el Restaurante La Tocinería en plenas campañas de la elección intermedia federal del sexenio de Peña Nieto.
Ese día, la redacción de CAMBIO era un funeral. El silencio era incómodo, el aire era bastante denso y la tensión se podía cortar con un cuchillo.
Desde nuestros escritorios vimos como la imagen de aquel periodista infranqueable se encogía y su reputación se iba por suelos.
Cada frase pronunciada por Rueda, con su tono gansteril, era peor y más comprometedora que la anterior.
Siete años después el fantasma de la extorsión sigue atormentando al director de Diario CAMBIO.
El periodismo vive, sin lugar a dudas, tiempos inciertos y violentos.
A través de su cuenta de Twitter, Arturo Rueda dio detalles del segundo round que ya inició contra Jorge Estefan Chidiac, quien logró que una segunda revisión a su denuncia en contra del periodista por el delito de extorsión.
Esta revisión aceptada por la Fiscalía General del Estado fue aceptada desde el 2017, pero Rueda asegura que el caso se reabrió a inicios de este año por pacto entre Gilberto Higuera y el propio Estefan Chidiac.
Al decir del periodista, “existe un contubernio de poder y un acto ilegal al reabrir una carpeta de una averiguación previa ya cerrada”, pero la realidad es que el caso contra el hoy coordinador de los diputados del PRI en el Congreso local jamás estuvo cerrado.
¿Qué fue lo que pasó?
En enero del 2016, la FGE determinó el no ejercicio de la acción penal luego de que Estefan no pudo acreditar el delito de extorsión por la “atipicidad” del mismo, pero eso no implicó que el caso estuviera cerrado, sino, todo lo contrario.
Al parecer, la defensa del priista no quitó el dedo del renglón desde hace cinco años cuando ganaron una segunda revisión a su caso y se puso aún más intenso cuando Arturo Rueda decidió atacar al legislador tricolor a finales de año en medio de la disputa de la aprobación del cobro del Derecho del Alumbrado Público (DAP).
Y es que, en una actitud de verdadero kamikaze, en buena medida motivado por su socio Ignacio Mier, quien fue uno de los principales opositores del DAP, Rueda se lanzó con todo contra Estefan a tal grado de tildarlo como “El Señor de los Moches” y exhibirlo, sin ninguna prueba, de sobornar a sus compañeros en el pleno para votar a favor del Derecho del Alumbrado Público.
Arturo Rueda se ha convertido en su propio enemigo.
Dentro de su locura y su genialidad, el director de Diario CAMBIO es capaz de arrastrarse él mismo al infierno.
Todo parece que la balanza está a punto de inclinarse a favor de Jorge Estefan Chidiac.
¿Rueda será el primer periodista de Puebla en ser encarcelado?
¿Al fin el priista podrá cobrar su venganza en contra del controvertido periodista?
¿Nacho Mier podrá rescatar a su socio?
El periodismo poblano, como a nivel nacional, está en plena deconstrucción.
Lo único claro es que Arturo Rueda está al borde de la cornisa.
La caída del mito.