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“Los tiempos en presumir relaciones en el primer cuadro nacional se acabaron”: Julio Huerta fulmina a Nacho Mier

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El temerario salto al vacío sin red de protección de Julio Huerta sí que movió el escenario político en Puebla y reconfiguró la sucesión en el estado.

Huerta Gómez la tiene clara: yo no tengo Plan B, nosotros vamos con todo a buscar y ganar la nominación para encabezar los comités de la Cuarta Transformación en el estado.

De sonrisa cálida y charla ligera, Julio no se ostenta ni como el heredero natural del barbosismo ni tampoco como el alfil del gobernador Sergio Salomón Céspedes. Mucho menos, el extitular de la Segob presume su cercanísima relación con Claudia Sheinbaum, la virtual candidata presidencial de Morena y quien será, de forma inminente, la primera mujer en llegar a Palacio Nacional.

La mesura y el trabajo discreto, lo sabe Julio Huerta, han sido sus mayores atributos durante este sexenio.

Y es que, Julio ha tenido una notable transformación en el último año. De ser el gran operador político de Miguel Barbosa, quien es el único en tener el antídoto para el morenovallismo, ese que ahora está replegado en los pies de Nacho Mier, pasó a convertirse en el caballo negro de la interna de Morena en Puebla.

De todas las estructuras electorales, la de Huerta Gómez es la única probada.

En el 2018 y en el 2019 comandó los esfuerzos de Barbosa para imponerse a Martha Erika Alonso y Enrique Cárdenas en sendos comicios. En el 2021, venció al fuego amigo de Nacho Mier y Fernando Manzanilla, quienes buscaron por todas las vías arrebatarle el control del estado al fallecido exgobernador con una legislatura local en su contra.

La revocación de mandato de Andrés Manuel López Obrador, en la que Puebla fue el segundo estado en aportar más votos en el referéndum del presidente, y la interna de Morena, en la que aplastaron al grupo de Mier Velazco, son otros ejemplos de su músculo político.

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Los resultan están a la vista de todos y son contundentes.

Lo hecho por Huerta no es menor, pues en tiempos convulsos, logró que los perfiles duros del barbosismo y el grupo compacto del Céspedes Peregrina convergieran en un mismo proyecto político para darle continuidad a los trabajos de la 4T en la entidad.

Julio Huerta sacudió el tablero en Puebla.

El multitudinario encuentro del pasado domingo es muestra de ello.

“Julio Huerta no tiene un Plan B, nosotros vamos por el Plan A, vamos con todo a buscar y ganar la nominación para encabezar los comités de la Cuarta Transformación en Puebla”, asegura firmemente el ahora aspirante a abanderar a Morena en las elecciones del 2024 en una entrevista exclusiva con El Incorrecto.

En la charla con este portal de noticias, Julio Huerta también fulmina a Nacho Mier y su estrategia de venderse como el morenista poblano más cercano al presidente, estrategia que el exsecretario de Gobernación califica como arcaica y de los viejos partidos políticos en Puebla.

“Yo creo que Morena está en la etapa de seguir construyendo juntos un mejor porvenir para los mexicanos y Puebla no puede ser la excepción. El método de la encuesta ha dado buenos beneficios, buenos dividendos político-electorales, lo que se debe de cuidar es que no haya manos entre quien decide el resultado de la encuesta y quien lo lleva a piso. Ya no pasó en el 2021 que tuvimos muchísimas malas experiencias en relación con la selección de candidatos”.

Julio no tiene reparo en señalar directamente a Carlos Evangelista, exdelegado del CEN de Morena en Puebla otro de los esbirros de Mier, por vender candidaturas en los comicios del 2021, imponer perfiles perdedores y hacerle mucho daño al lopezobradorismo en la entidad.

Lo mismo asegura de Fernando Manzanilla, el excuñado de Rafael Moreno Valle y coordinador de Nacho Mier, a quien califica como un “experto en el camuflaje y las estrategias oscuras”, que, a su decir, no le han traído ningún dividendo político.

“Del único que yo tengo la certeza que está participando de una manera abierta es Fernando Manzanilla. Sabemos que él es un experto en camuflajes y es un experto en las cuestiones de manejos grises y estrategias oscuras. Todos sabemos que no le han dado ningún dividendo, pero ahí que él se quede con su manera de ser y de pensar”.

En cuanto a la amenaza de que el morenovallismo infecte a Morena, Julio Huerta no se muestra preocupado del arribo de este grupúsculo que coquetea con el partido que fundó López Obrador, como el caso de Tony Gali o el propio Manzanilla, pues asegura que la clave está en cerrarle el paso de las candidaturas a los huérfanos que dejó el siniestro Moreno Valle.

“La regla dice que cualquiera que quiera afiliarse tiene la posibilidad de hacerlo, pero hay que ser cuidadosos en la selección de los perfiles para los cargos de elección popular, ahí está el asunto para no cometer viejos errores”.

Julio Huerta denota seguridad en sus dichos y en su mirada.

Algo sabe el coordinador de la campaña de Claudia Sheinbaum en Puebla.

Su estructura, sus nexos con la futura presidenta de México y su musculo político lo llevaron a rebasar por la izquierda a los otros aspirantes de Morena.

Por dónde más si no es por la izquierda.

Julio Huerta: Plan A o nada.

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