El personaje de Dakota Johnson es tan contradictorio como el propio final de la cinta; tan ambivalente como lo es esta reseña, pues el gusto o defecto que encuentro en la película se adecua a los avances y retrocesos que ella misma propone.
¿Qué puso sobre la mesa Materialists de Celine Song?

Materialists es la segunda película de la directora coreana-canadiense Celine Song, tras Past lives, cinta que compitió por el Oscar en 2023 a Mejor filme del año. Dakota Johnson, Pedro Pascal y Chris Evans protagonizan una cinta de comedia romántica dentro de una sociedad consumista y capitalista, y por ello, bajo un contexto de prejuicios sobre la monogamia, el sexismo, las relaciones personales y el amor romántico.
Dakota Johnson interpreta a Lucy, una match-maker de Nueva York que se topa con su expareja y con un hombre que representa los altos estándares a los que puede aspirar una persona soltera. Y de eso trata la cinta, pero también es una ventana a un determinado tipo de juicios sobre las relaciones en el que cualquiera puede caer.

El personaje de Dakota Johnson es tan contradictorio como el propio final de la cinta; tan ambivalente como lo es esta reseña, pues el gusto o defecto que encuentro en la película se adecua a los avances y retrocesos que ella misma propone. Mientras se pone en entredicho el papel de la “superficialidad” en el gusto por la elección de parejas -de la cual creo yo hoy en día pocos se atreven a rechazar‑ se pierde terreno en la propia incapacidad de ver nuestras equivocaciones.
Creo que el cine está en los detalles, tal y como lo es en las relaciones, porque en ese microcosmos de diálogos y escenas, de gestos de los personajes y hasta de un enfoque de cámara, la narración y propuesta de la directora se concreta. En términos de la película de Song, las decisiones de Dakota son convicciones directas del corazón y el cerebro -que parecen actuar en unidad en el filme- porque el repudio que se ganó en Tik tok e Instagram por elegir “quedarse con el pobre” (como si nuestras decisiones de vida estuvieran limitadas al matrimonio con una persona) reflejan más los prejuicios que tenemos como sociedad sobre el amor y “el para siempre”, y que tenemos arraigados en lo más profundo, que cualquier otra cosa. Es más, rechazamos el actuar de la protagonista de Materialists como si negáramos nuestra naturaleza contradictoria; esto sin pretender justificar sus acciones.

En otros términos, convencernos de que actuamos sin mediación política y social es sumarnos al grupo numeroso de personas que censuraron al personaje de Lucy por preferir al pobre antes que al rico. Estos expertos del corazón parecen hablar en absolutismos, en claudicaciones dentro de las relaciones amorosas, como si conocieran el destino determinado por elegir una u otra opción. Al final no sabremos si Lucy escogió bien, pero al menos confirmamos que tuvo la oportunidad de decidir.
Por ello es relevante el contraste que la película propone. La cinta también nos habla de personajes que no pueden elegir y en su miedo por estar a la deriva se ven orillados a preferir la violencia y el maltrato de sus parejas antes que a la soledad. Recordemos al personaje de Sophie, una mujer de unos 40 años que le pesa su condición, sumado al conflicto de género que tiene que soportar por ser una “solterona”. Y en su desesperación elige una cita con un hombre que la acosa. La soledad de Sophie es impuesta, no la elije, tal vez el discurso popular de “elijo estar sola, me elijo a mí” sea una cruda ilusión. Pero Lucy sí puede decidir.

Si algo gana la cinta, aun cuando parece desinflarse por complacer al público, es que intenta decir que las relaciones son temas de elección, pero el conflicto surge no por tomarla, sino por hacernos conscientes de toda la cantidad de prejuicios, ideas, preconcepciones, política, historia, sociología, machismo que forja nuestras convicciones. Así como nosotros, el cine no está fuera de la historia, está hecho de carne y corazones, también de ideologías y de propaganda, está cargada de miedos y de felicidad, Materialists es aquella película que compele, que incomoda, que confunde también, pero que pone en el centro un tema que jamás va a morir, aunque no está exento de ser derrotado por cualquiera.
Es más, ¿valdría entonces hablar de los personajes masculinos y el dinero? ¿O es que esta empresa es una reflexión vaga y sin sentido? Porque esta película regresa a la discusión de temas que algunos consideran superfluas o sin importancia, como las citas, el “50/50”. Es un hecho que para un imaginario colectivo, que no lo es tanto, a los hombres los determina su cartera, les sigue dando poder, y no tenerlo lo rebaja; aún muchos no soportan ver a mujeres con mayor poder adquisitivo, “el hombre es el que tiene que prever”, ¿qué más dice la película sobre los hombres que no son un “unicornio” (en términos de la película)? Esa parte peligrosa de la masculinidad, porque está dentro de ella, los incels, la misoginia de la cual en cierto punto trata la película, quizá debería salir a flote.











