Se equivocan aquellos quienes quieren ver a la BUAP involucrada u operando en las elecciones sucesorias del 2024 en Puebla.
La máxima casa de estudios de la entidad por primera vez en muchos años dejó la política, el acarreo y lo electoral para retomar sus bases y sus fundamentos: la educación y la academia.
La Benemérita poblana también es parte de la nueva dinámica político-social que se vive en el estado, la cual está marcada por el respeto, la autonomía y la sana convivencia entre los órdenes de gobierno y las instituciones públicas como la universidad que dirige la Doctora Lilia Cedillo.
La rectora de la BUAP, de manera precisa, ha prohibido que su institución vuelva a politizarse como sucedió en las gestiones de los priistas José Doger, Enrique Doger, Enrique Agüera y Alfonso Esparza, quienes hasta afiliados al Revolucionario Institucional estaban.
El mensaje ha sido extensivo para sus más cercanos colaboradores, quienes tienen prohibido cualquier acercamiento, por mínimo que sea, con los aspirantes a un cargo de elección popular en los comicios venideros en los que estarán en juego de todos los cargos de elección popular y de mayoría relativa en el estado y a nivel federal.
Para nadie es un secreto que la Benemérita de Puebla y su comunidad universitaria, conformada por maestros, investigadores, alumnos, egresados y directivos, es un instrumento bastante apetitoso para aquellos oportunistas y parasitos, quienes ven a la máxima casa de estudios un botín listo para ser secuestrado para sus oscuros intereses.
Su pequeñez política y su limitado trabajo los tiene nublados e intentando corromper a la Universidad Autónoma de Puebla, que está blindado desde la rectoría y hasta el aula del campus regional más alejado del estado.
Sí, la BUAP está blindada.
Como lo mencioné al inicio de esta columna, la rectora Cedillo ha alejado a la BUAP de todos los intereses políticos y de las malas prácticas del pasado, que se distinguían por poner a la universidad al servicio del poder en turno, como así sucedió en el marismo y durante el deshonroso régimen morenovallista.
No solo eso, Cedillo Ramírez ha bloqueado cualquier esbozo de corrupción y ha comenzado a limpiar la casa que fue saqueada por sus antecesores de una forma escandalosa e infame.
Ahí está el método de las “factureras” con las que Esparza Ortiz sangró durante más de una década a la universidad y con el que se convirtió inmensamente millonario a tal grado de darse una vida de lujos en el extranjero, en donde está prófugo desde el año pasado tras dejar la rectoría de la Benemérita de Puebla.
Quien quiera ver a la BUAP como una universidad politizada o con intereses en algún de los aspirantes para suceder al gobernador Miguel Barbosa en el 2024 comete un grave error.
No por nada, el mandatario estatal salió en defensa de la máxima casa de estudios del estado en una de sus habituales mañaneras de esta semana.
El respaldo de Barbosa Huerta fue brutal.
“Con la rectora Lilia Cedillo hay un cambio de paradigma en lo que respecta a toda la nueva política universitaria que está instalando, manejando, nos lo explicó el día de su informe de actividades, yo (estoy) muy satisfecho y muy orgulloso de que esté pasando eso”.
El gobernador no escatimó en halagos hacia la Doctora Cedillo.
“Veamos el perfil de ella como rectora y como persona y hagamos las odiosas comparaciones con los otros rectores millonarios, fatuos y corruptos, ahí está el cambio de paradigma. Yo apoyaré a la rectora siempre”, fueron las contundentes palabras de Barbosa.
Reitero, la BUAP está blindada para cualquier mezquino que busque meterla en la dinamina de la lejana sucesión barbosista.
Que los mezquinos y oportunistas busquen en otro lado su botín político o electoral.
Ahí está la muy importante y trascendental Universidad Realística.
La BUAP no se toca.
La traición de Yolanda Gámez
El marginal G3 ya puede presumir una nueva adquisición de ‘peso’ para su paupérrima bancada antibarbosista en el Congreso del estado.
La diputada Yolanda Gámez, quien se dice representar al Distrito 21, con cabecera en Atlixco, y quien llegó al Legislativo local gracias al empuje del gobernador Miguel Barbosa, decidió sumarse al bloque de los malquerientes del residente de Casa Aguayo, que comanda en el Legislativo local Daniela Mier, la hija de Nachito Mier.
Con esto el irrisorio y vergonzante ya podrá inclinar la balanza en las votaciones en el pleno del Congreso o al menos eso creen los obnubilados que responden a los mezquinos intereses de Mier Velazco.
Los tres tristes tigres ya tienen una nueva integrante para dar pena ajena en el Legislativo poblano.
Tan solo basta recordarle a Yolanda Gámez que antes de sumarse al Bloque Amplio Obradorista cumpla con sus labores legislativos por los que fue votada como rendir su informe de labores, el cual, hay que destacarlo, ya se le había olvidado a pesar de ser una obligación constitucional.
¿Qué estará pensando la legisladora atlixquense para aliarse con personajes de infame memoria para los poblanos como David Méndez o Claudia Rivera Vivanco?
Que Atlixco la perdone.