Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
La decadencia de un periodista siempre es notoria.
Desde los aldeanos hasta los nacionales.
No hay forma de ocultarla por más intentos que se hagan.
Ver: El ‘Artista’ Gali y el sobrino Albizuri en serios aprietos
El Vendedor de silencio, novela de Enrique Serna galardonada con el premio Xavier Villaurrutia 2019, en la que se hace una escalofriante radiografía del oficio periodístico y vida privada del icónico Carlos Denegri, es una descripción perfecta del ciclo natural por el que atraviesa cualquier reportero. Desde el ascenso a la cima hasta el descenso al infierno.
Encumbrado como el periodista más influyente del siglo XX y el más cercano al ex presidente poblano Gustavo Díaz Ordaz, Carlos Denegri, “el mejor y más vil de los reporteros”, al decir de Julio Scherer, se caracterizó por la institucionalización del “chayo”, antes de que se hiciera tan famoso como ahora, por ejercer el periodismo del chantaje, por capitalizar la extorsión para silenciar la verdad, el de las mentiras y las calumnias, y el de la lambisconería al mejor postor del momento.
Tras décadas de vender halagos y silencios que lo llevaron a amasar una fortuna escandalosa, Denegri descendió al infierno en buena medida por su alcoholismo, misoginia y adicción por las mujeres y el sexo. Con la llegada de Luis Echeverría a la presidencia de la República y el ascenso de Scherer en el legendario Periódico Excélsior, el reportero estrella del rotativo más influyente del país en la década de los setentas tuvo una dolorosa decadencia periodística.
“Un periodista sin tribuna era un lastimoso gritón afónico”, desnuda Enrique Serna a la esencia de los representantes de los medios de comunicación.
Esta frase bien podría aplicar a cualquier periodista en decadencia.
A nivel nacional, Carlos Loret de Mola dibuja a la perfección el ocaso de un periodista que fue referente y que ahora está entrampado en una batalla legal a consecuencia de sus excesos como el segundo micrófono más importante de Televisa por más de dos décadas.
En la aldea estamos presenciando el declive de quien fuera por muchos años uno de los periodistas más influyentes, precisos y rigurosos.
Rodolfo Ruiz está en plena decadencia.
El director de e-consulta ya no es ni la sombra del talentoso reportero que cuentan fue.
Y es que, Ruiz Rodríguez ya perdió toda sensatez, reputación y credibilidad tras ser corrido por el hoy gobernador Miguel Barbosa, a la sazón candidato de Morena en la elección extraordinaria del 2019, como su asesor de redes sociales por traidor y por ineficiente.
Ver: La Operación Jaguar: Ríos Piter a dignificar la Udlap
Tras su abrupta salida del primer círculo barbosista al que algún día perteneció, Rodolfo “Ruín” se ha convertido en el golpeador de oficio del mandatario poblano, de quien no se ha cansado de calumniar, inventar historias y mentiras que nadie cree.
Exhibido como desleal y como inoperante, el malversado periodista, como bien lo define Mario Alberto Mejía, ha puesto su pluma y su medio a disposición de los odiadores de Barbosa Huerta, esos que son capaces de inventar cualquier infamia con tal de dañar la imagen del mandatario poblano.
Cegado por su odio y por los contratos millonarios perdidos, el autor de la columna La Corte de los Milagros va dando palos de ciego en sus entregas, que a lo largo de tres años no han podido acertar un solo golpe certero que haya hecho tambalear al gobernador Barbosa.
Lo peor de todo es que la decadencia de ‘Candyman’ Ruiz ya ha contagiado a sus malintencionados reporteros, como el mentiroso Héctor Llorame, quien no tiene ningún empacho en falsear datos y descontextualizar declaraciones, y hasta a su portal e-consulta, que ya no es referencia obligada.
La última gran calumnia de Rodolfo Ruiz retrata a la perfección el declive por el que atraviesa el periodista malversado.
El asesor político doblado a columnista aseguró que el gobernador Miguel Barbosa se refirió al hoy rector de la Udlap, Armando Ríos Piter, de una manera bastante soez y agresiva en una reunión con el director del acuario Michin, Rodrigo Álvarez Cordero, quien es compadre del exsenador de la República.
Si Rodolfo “Ruín” tuviera un poco de oficio y de rigurosidad al escribir su columna hubiera confirmado los dichos de sus fuentes, que lo hacen cometer errores que dan pena ajena, pues a Miguel Barbosa y Ríos Piter los une una añeja amistad desde sus tiempos en el PRD y que se hizo aún más fuerte durante la LXIII Legislatura del Congreso de la Unión cuando ambos compartieron escaños en el Senado.
El director de e-consulta está tan perdido que desconoce que el gobernador poblano le tiene una gran estima y confianza, como a pocos, al “Jaguar” Ríos Piter.
Ruiz Rodríguez ya perdió cualquier pudor para mentir de manera descarada y burda.
Alguien que conoce muy bien los chantajes de ‘Candyman’ Ruiz sabe que cada golpe en su columna tiene el objetivo de conseguir un contrato para su consultoría política patito e ineficaz, Contracorriente, o para encarecer su convenio con su portal de noticias.
Una verdadero Fichero Político (Enrique Serna, dixit).
¿Qué es de un periodista sin reputación, credibilidad ni fuentes certeras?
Exacto: nada.
Ver: Los poblanos convocados al destape de Ebrard
La decadencia de Rodolfo Ruiz es evidente y sonora.
También penosa y ridícula.
“No pedía mucho, carajo, sólo que lo dejaran prostituirse a su modo”. Pobre Carlos Denegri aldeano.