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Revivir al morenovallismo: la gran infamia de Nacho Mier contra Morena

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En sus últimos meses de vida, Miguel Barbosa trazó una ruta para su sucesión, la cual estaba basada en la conformación de “una nueva clase política en Puebla”.

Candidatos y servidores públicos nuevos sin lo vicios del pasado.

De manera pública y en privado, el exgobernador precisaba que al estado le hacía falta y urgía un cambio generacional de sus hombres y mujeres de poder, pues la entidad se había estancado entre el melquiadismo, en donde nació el morenovallismo, y el marinismo.

En otras palabras: la política poblana estaba detenida en el tiempo desde hace 25 años.

Barbosa Huerta no estaba equivocado.

Y es que, en Puebla no existe una clase política nueva ni diferente a la que construyeron Manuel Bartlett, Melquiades Morales y Mario Marín.

Pasan los años y las caras sigue siendo las mismas.

Los mismos pillos, truhanes y hampones que quieren regresar al poder.

Reciclaje de cuadros y cambio de colores, es la única oferta que se tiene.

Por eso, Barbosa se dedicó en el 2022, su último año con vida, a formar nuevos perfiles políticos alejados de sus antecesores en el Ejecutivo local y de todos los “ismos” ya vistos.

Así nació la clase política barbosista, la cual está conformada por verdaderos cuadros de la izquierda poblana y otros nuevos políticos emanados de la sociedad civil como Olivia Salomón, el doctor José Antonio Martínez García o Ana Laura Altamirano.

Entre los nuevos políticos que nacieron en el barbosismo también destacan Julio Huerta, Sergio Salomón Céspedes, Gabriel Biestro, Roberto Solis, Vianey García, Andrés Villegas, Víctor Coreau Galeazzi, Leonor Vargas, Ariadna Ayala, Rosa Urtuzuástegui, Carlos Palafox, entre otros hombres y mujeres identificados con la izquierda y el lopezobradorismo.

Resulta una infamia rotunda que hoy se intente acabar por lo que tanto luchó la 4T en Puebla: lograr que la izquierda le arrebatara el poder el PRI y al PAN.

Revivir al morenovallismo no es más que un nuevo despropósito de Ignacio Mier en contra de Morena y de Andrés Manuel López Obrador.

Cómo olvidar que fue el siniestro Rafael Moreno Valle y sus cercanos los que orquestaron el peor fraude electoral en la historia de Puebla y que también fue el fallecido senador, quien promovió dos recursos de anticonstitucionalidad en contra de los proyecto de AMLO.

El periodista Ricardo Morales en su entrega de “Las Serpientes” del jueves adelantó en exclusiva que Mier Velazco está tanteando la posibilidad de que Antonio Gali sea su compañero de fórmula en el 2024. Al decir del atinado columnista, el expriista quiere que el exminigobernador vaya en la boleta a la presidencia municipal de Puebla, pero bajo los colores y siglas de Morena.

Por increíble que parezca, Nachito Mier busca que Tony Gali, heredero fugaz del morenovallismo, sea el candidato morenista a la alcaldía de la Angelópolis.

Un despropósito en contra del Movimiento lopezobradorista del tamaño del cinismo de Moisés Ignacio.

La presencia de Gali en la boleta electoral para el 2024 y su posible postulación a la alcaldía de Puebla, podría alterar todos los escenarios, pero para eso, primero Nacho Mier debe de alcanzar la candidatura a la gubernatura de Puebla y por cierto, dicen que el arribo de Gali a Morena, cuenta con el visto bueno del secretario de Gobernación, Adán Augusto López. Eso es lo que dicen”, precisó el también conductor del noticiero estelar de La Ke Buena.

Nacho Mier sumaría a otro morenovallista a su precampaña tras la adhesión de Fernando Manzanilla, quien es el punto de encuentro entre el diputado federal y exmandatario poblano aunque entre ambos ya existían acuerdos políticos desde el 2013 y millonarios negocios, a través de las “factureras” del legislador y su empresa estrella: Mizco Consultores.

Para nadie es un secreto la buena relación que Manzanilla Prieto mantiene con Gali Fayad, a tal grado que, en reiteradas ocasiones, el excuñado del sinietro Rafael Moreno Valle abogó por José Antonio ante Olga Sánchez Cordero y ante Julio Scherer para que desde la federación se detuvieran las investigaciones y las órdenes de aprehensiones en contra del exgobernador abiertas y otorgadas durante la administración barbosista.

También es de todos sabido que Fernando Manzanilla jamás se distanció de Moreno Valle y que su supuesta ruptura no era más que una retorcida estrategia para que su cuñado pudiera tener acercamientos con los enemigos del panista y así ir un paso adelante.

Manzanilla era el quintacolumnista en el morenismo poblano.

En su obsesión por hacerse de la candidatura de Morena al gobierno del estado, Nacho Mier es capaz de acordar con los políticos más infames que ejercieron el poder en Puebla y dilapidar todo lo que la izquierda construyó desde el 2018 en la entidad.

Por personajes sin escrúpulos, identidad o ideología política, como Ignacio Mier,  es que Miguel Barbosa urgió la creación de una clase política para que Morena pudiera repetir en el poder en el 2024, pero con cuadros sin los vicios del pasado ni ligas con el marinismo o el morenovallismo.

La voracidad de Mier da mucho de qué hablar y tendrán que ser los verdaderos hombres de la izquierda en Puebla quienes le cierran el paso al expriista, quien está basando todas sus aspiraciones en las ignominiosas ‘vacas sagradas’ de Mario Marín o Moreno Valle.

Una duda queda flotando.

¿Cómo logrará Nacho Mier que Morena en Puebla avale las candidaturas de Fernando Manzanilla o Tony Gali si no tiene el control del Comité Estatal o del Consejo Político local?

Mier Velazco olvida que, de estos dos órganos, controlados por el barbosismo, saldrán las convocatorias, mecanismos y ternas que serán medidas en las encuestas para definir las principales candidaturas del Movimiento Regeneración Nacional.

Tanto que AMLO ha luchado contra los conservadores y los “fifís” para que sea su supuesto “tapado” en Puebla (cuento que solo se creen sus propagandistas y porristas) el que esté reviviendo a estos personajes no gratos para el presidente de la República.

El peor enemigo de Morena, claro está, se llama Moisés Ignacio Mier Velazco.

Vaya infamia.


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