Ni la figura de Andrés Manuel López Obrador pudo evitar que las desmedidas ambiciones de sus ‘corcholatas’ por sucederlo en Palacio Nacional estén a un paso de fracturar a Morena y con ello poner en riesgo su sucesión en 2024.
Bien dicen que el poder iguala.
Y sí, la lucha por el poder, incluso en la era de la 4T, terminó por convertir al Movimiento Regeneración Nacional en la gran víctima, como el PRI y el PAN lo padecieron, de aquellos que buscan recibir de AMLO la banda presidencial el 1 de diciembre del próximo año.
Lo que se verá en los próximos días demostrará si el lopezobradorismo es un gigante con pies de barro o realmente es una columna indestructible a pesar del rompimiento de dos de sus más grandes referentes a nivel nacional, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, desde la fundación del partido marrón en el ya lejano julio de 2014.
La anunciada e inminente ruptura de Ebrard Casaubón será la gran prueba del ácido para Morena.
Desde la semana que recién concluye, el excanciller de México se lanzó con todo en contra del proceso interno que entrará a su última fase para designar o el o la candidata presidencial del Movimiento para los comicios del próximo año.
Ebrard quemó ya sus naves.
Y es que, las acusaciones del “Carnal Marcelo” no fueron menores, pues aseguró –sin presentar pruebas de por medio– que Claudia Sheinbaum, quien es la aspirante que encabeza las encuestas desde hace más de un año, no solo ha utilizado “masivamente” a la Secretaría del Bienestar, sino que, también ha organizado brigadas para difundir que es ella la elegida del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Justo un día antes del sorteo de las encuestas del pasado viernes con el que Morena elegirá a su abanderado o abanderada presidencial, Ebrard pidió a la dirigencia del partido, frenar el acarreo y la propaganda que ha sido parte de la campaña de Claudia Sheinbaum.
“Nunca habíamos visto tanto acarreo, tanta paga de encuestas falsas, no había visto una campaña negra incluso contra mi familia”, acusó Marcelo frente a los medios de comunicación.
Incluso, la representante de Ebrard se negó a firmar de conformidad con el sorteo de las encuestadoras a cargo del proceso.
Marcelo Ebrard logró su cometido: voltear todos los reflectores hacia él y encender aún más la ya de por sí caliente interna de Morena.
Tras esto, muchos interpretaron las palabras de Ebrard Casaubón como su declaratoria de renuncia a Morena para sumarse a Movimiento Ciudadano y ser su candidato a la Presidencia de la República en los próximos comicios.
Para otros, el movimiento del exjefe de gobierno del Distrito Federal –hoy Ciudad de México– fue planeado desde hace tiempo con López Obrador para dividir el voto opositor y así beneficiar a Sheinbaum Pardo y evitar así que las posibilidades de Xóchitl Gálvez y del Frente Amplio por México para recuperar el poder sigan creciendo.
En una entrevista con El País, Marcelo Ebrard dejó claro que no renunciará a Morena y tampoco se sumará a MC, ya que, precisó de forma contundente, ganará la encuesta para convertirse en el candidato de Morena a la presidencia de México siempre y cuando se le permita “a la gente tomar la decisión”.
“Hay mucha gente en el equipo de Claudia que cree que lo más cómodo para ellos sería que yo me fuera a Movimiento Ciudadano porque les darían dos ventajas. Una de ellas es reducir sustancialmente la competencia interna (…) Y la otra es que las simpatías que tengo no se irían al frente opuesto, sino a otro partido”, declaró el exsecretario de Relaciones Exteriores al diario español.
Pero, Marcelo Ebrard no es el único que ya anticipó una ruptura con Morena si la balanza se carga a favor de Claudia Sheinbaum, ya que Ricardo Monreal seguirá los pasos del excanciller.
Entre ambos existe un pacto para descarrilar a la exjefa de la CDMX.
Monreal Ávila ya demostró lo mucho que puede afectar a Sheinbaum Pardo y a Morena si opera en contra de la 4T como lo hizo en la elección intermedia del 2021 cuando logró que la oposición ganara la mitad de las alcaldías de Ciudad de México cuando tres años antes había pintado toda la capital del país de guinda.
La ruptura en Morena es más que inminente y ni la figura de López Obrador ha logrado mantener unido a su movimiento y a sus corcholatas.
Una duda ronda en el aire poblano.
¿Si así están las cosas a nivel nacional en Morena qué va a pasar en Puebla en donde la disputa entre aspirantes es cada día más violenta y encarnecida?
Sin alguien que llame a la mesura y a la unidad en la entidad poblana, el morenismo local se aproxima a un escenario aún peor del que se vive entre los aspirantes presidenciales.
Alejandro Armenta y Julio Huerta pueden seguir la misma ruta de Ebrard y Monreal en caso de que se imponga a Nacho Mier como el candidato en Puebla.
¿La caída del gigante con pies de barro o el temple del inquebrantable tótem a prueba de fisura?
Ya lo veremos.
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