En los últimos 15 días que le quedan a la elección en Puebla, en la que todos los cargos de elección popular en la entidad serán renovados, se verá de todo.
Y es que, lo que está en juego no es menor.
El próximo 2 de junio, los poblanos votarán por que “siga la transformación y la historia” o por “corregir y mejorar el rumbo del estado”.
La madre de todas las batallas es simple: que siga la 4T o que regresa el PRIAN.
No hay, no existe una tercera vía por más que el partido esquirol, que se hace llamar Movimiento Ciudadano, jure que tiene opciones reales de ascender al poder en el país.
Ésta, la del 2024, es una elección de dos.
Así de sencillo.
La polarización que se ha vivido en los últimos seis años ya llegó al máximo y conforme se acerque el “Día D” será más notoria y peligrosa.
Desde Palacio Nacional, Andrés Manuel López Obrador, el gran estratega de Morena, fomentó a diario este escenario, en donde se siente cómodo y que supo aprovechar a la perfección para en tan solo cinco años pintar tres cuartas partes del territorio con los colores del Movimiento Regeneración Nacional, que él mismo fundó y sigue soportando.
Nadie mejor que el presidente de la República sabe que el partido en el poder parte con una poderosa ventaja al participar en una elección de mitades.
Sin embargo, el “día de campo” que pronosticó el tabasqueño en el primer semestre del 2023 se desdibujó ante el desencanto de las clases medias, que fue una de las claves que lo llevó a arrasar en los comicios de hace seis años, hacia su gobierno.
El ambiente radical que se vive en el país no es ajeno a Puebla y su proceso electoral.
A lo largo de 46 días de campaña local hemos visto de todo.
La guerra entre las dos megacoaliciones que pelean por el gobierno del estado ha sido cruenta, no ha dado treguas ni es un lugar para los débiles.
En la capital de la entidad, como se ha comentado ya en este mismo espacio, se vive el epicentro de la disputa por el poder en Puebla.
Omitiendo al debate entre los candidatos al gobierno, la elección por la presidencia municipal de la Angelópolis se ha convertido en la verdadera disputa que definirá no solo al próximo alcalde de la capital, sino, también al futuro sucesor de Sergio Salomón Céspedes en la titularidad del Ejecutivo local.
Alejandro Armenta y Eduardo Rivera lo saben bien.
La guerra entre Pepe Chedraui y Mario Riestra ha sido pasional, álgida y hasta agresiva.
A mí parecer, la contienda en la ciudad de Puebla tiene un tono más elevado que la propia por el gobierno del estado.
Tan solo basta revisar las redes sociales para dar cuenta de ello.
Las guerras sucias y campañas negras en contra de Chedraui Budib y de Riestra Piña han tocado hasta temas personales y familiares.
El lodo electoral, de forma desafortunada, ensució a los abanderados de Morena y del PAN sin remedio alguno.
Tampoco se puede dejar de lado que tanto Pepe como Mario han abonado a la tensión que se vive entre ambos, pero que esto también nos ha dejado una elección en la Angelópolis que será recordada por años.
Chedraui y Riestra cayeron en una pelea de barrio en donde el más fuerte se alzará con la victoria durante el primer domingo de junio.
A diferencia de la elección por el gobierno en donde todas las encuestas ponen –con diferentes ventajas, una muy amplias y otras más cerradas– a Alejandro Armenta encima de Eduardo Rivera, la elección por el Ayuntamiento de Puebla tiene diferentes proyecciones en las que no se puede dar, a la fecha, a un ganador claro.
La elección en la capital está que arde.
Y el fuego parece que arderá aún más conforme se acerque el 2 de junio.

Off the record
Uno de los principales errores que el bloque opositor sigue cometiendo en estas campañas es el de subir al ring electoral al gobernador Sergio Salomón Céspedes, quien, hoy por hoy, es uno de los baluartes más sólidos con los que cuenta Morena en Puebla.
Los diferentes candidatos de la alianza entre PAN, PRI, PRD y PSI deberían reenfocar sus ataques hacia los políticos de la 4T que no dieron resultados en sus encargos públicos.
Ejemplos hay muchos.
Ahí están los impresentables Nacho Mier, Carlos Evangelista, Eduardo Castillo, Saúl Huerta, Alejandro Carvajal, Miguel Ángel de la Rosa, Felipe Patjane, Pedro Tepole, y un largo etcétera.
Antes que centrarse en Céspedes Peregrina, quien cuenta con una aprobación ciudadana notable y es bien recibido en cualquier municipio que visite, la alianza “Mejor Rumbo para Puebla” podría revivir fracasos como los de Karina Pérez Popoca o Claudia Rivera en San Andrés Cholula y Puebla capital.
Insisto, es un craso error atacar al gobernador Sergio Salomón, a quien no quieren de enemigo y menos en un proceso electoral.